Bilbao - “A un niño no se le ocurriría llevarse unas sumas o unas restas a la playa para practicar”. Lo dice Yolanda Vicente, experta del Colegio de Psicología de Bizkaia, para subrayar la capacidad que tienen los más pequeños para “desconectar de manera natural, centrándose en el presente y viviendo lo que les está pasando con todos los sentidos, aunque sea tirarse por el tobogán”. Una habilidad que “todos tenemos que recuperar”.

Segundo día de vacaciones y sigues dándole vueltas a la última reunión de trabajo. ¿Es normal o hay que hacérselo mirar?

-Es normalísimo y les pasa a muchas personas. Si acabas de llegar, ni tan mal. Hay quienes todavía están así al quinto día. Pero que sea normal no significa que no tengamos que aprender a quitárnoslo de encima para poder disfrutar del momento en el que estamos.

¿Cómo conseguir resetear?

-Una opción puede ser darse un tiempo, 10 o 15 minutos, durante el cual me voy a agobiar y preocupar a tope sobre todas las cosas pendiente que he dejado. Me pongo una alarma y, una vez que suena, se acabó. A veces también puedo resolverlo a través de alguien. Igual hay algo pendiente y puedo hacer una llamada y decir: Encárgate de esto y lo hablamos a la vuelta de las vacaciones.

¿El smartphone, que posibilita trasladar la oficina a primera línea de playa, es nuestro peor enemigo?

-Sí, porque al final nos llevamos la oficina a cuestas. Lo adecuado sería tomarnos vacaciones también de los dispositivos electrónicos. Si no puede ser, aconsejo dedicar un tiempo a primera o última hora del día a conectarse, revisar el correo o atender a esas cuestiones de trabajo ineludibles. El resto del tiempo desconecto y a disfrutar.

¿Descubrir en una velada que tu pareja está respondiendo un mail del trabajo es motivo de disputa?

-Hay cosas a las que no puedo desatender, pero a veces ese no desatender a obligaciones laborales no me deja disfrutar de lo que estoy viviendo en el presente. Igual no puedo evitar atender a esa llamada o e-mail de trabajo, pero seguro que puedo hacerlo en otro momento y en ese ratito estar a esa cena o a esa velada romántica.

¿Es necesario convencerse de que nadie es imprescindible?

-Tenemos que quitarnos esa idea de encima para poder marcharnos y disfrutar. Los autónomos lo tienen más difícil. Tienen que quitarse el sentimiento de culpa por no trabajar, porque pueden pensar que en esa semana igual están perdiendo clientes. Si no van con el planteamiento de que desconectar unos días es sano física, psicológica y emocionalmente, probablemente hasta les haga más daño.

¿Es bueno partir las vacaciones? ¿Cuál es el periodo mínimo necesario para desconectar?

-Las diferencias individuales, familiares o profesionales son tan dispares que los estudios no arrojan datos concluyentes sobre la duración idónea del periodo vacacional. Hay personas que desconectan desde el primer día y otras que necesitan que pasen diez. Lo que está claro es que hay que descansar y tomar una distancia de la rutina diaria. Yo diría que lo adecuado es, al menos, dos semanas para desconectar.

¿Estar un mes entero de vacaciones hace más dura la vuelta?

-A veces nos cuesta volver aunque hayamos estado fuera una semana. Otras veces lo difícil es estar todo el año esperando a que llegue ese mes. A otros, en cambio, les funciona fenomenal. Dicen: Trabajo todo el año y ese mes me hago un viajazo.

Hay gente que corre estresada hasta para reservar una tumbona.

-Nos cuesta quitarnos las prisas. En vez de disfrutar del trayecto, de lo que pasa cada momento, estás ya pensando en el momento siguiente.

Hay vida después del verano. También se puede disfrutar en los fines de semana, los puentes... ¿no?

-Es importante reflexionar sobre lo que cada uno necesita para recargar o disfrutar y darnos permiso para hacerlo todo el año. Deseamos que lleguen las vacaciones para descansar o disfrutar de los amigos como si solo pudiéramos hacerlo en ese periodo. Si el resto del año buscamos huequitos para hacer lo que nos apetezca, no tendremos tanta necesidad de que lleguen las vacaciones.

Cuando uno tiene tareas pendientes y se permite un disfrute le pueden asaltar los remordimientos...

-Decía Sócrates que los ratos de ocio son la mejor de las adquisiciones. Tenemos que darnos permiso para disfrutar recuperando lo esencial: deleitarnos con ver un paisaje, tomar un café, escuchar el mar... Leonardo da Vinci decía hace 500 años: De vez en cuando desaparece, tómate un pequeño descanso, para que cuando vuelvas a tu trabajo tu juicio sea más acertado.