Getxo - El faro de La Galea apunta directamente hacia un restaurante. La Autoridad Portuaria sacará a concurso este mes la concesión para que esta instalación getxotarra albergue un local de uso hostelero, que, previsiblemente, estará operativo el próximo año. Asimismo, el organismo público medita que el faro de Matxitxako, en Bermeo, pueda convertirse en un hotel.
El faro sobre el acantilado de Punta Galea continuará funcionando como tal, pero dará un giro a su utilidad con la creación de un restaurante y de un parking en unos 1.600 metros cuadrados de superficie. “El objetivo es, por un lado, intentar rentabilizar los faros, conservarlos y, asimismo, acercarlos a la sociedad, proporcionando con ello una oferta turística única y singular. Asimismo, queremos incentivar y dinamizar el tejido empresarial relacionado con el ámbito hostelero y gastronómico”, aseveró ayer Asier Atutxa, presidente de la Autoridad Portuaria. No obstante, de los cuatro faros que existen en Bizkaia (Getxo, Bermeo, Lekeitio y Gorliz) solo los de Punta Galea y Matxitxako son susceptibles de adoptar este perfil para el ocio y el disfrute. El faro de Santa Catalina está cedido al Ayuntamiento de Lekeitio y el de Gorliz tiene escasa superficie para tener opción de acoger esta alternativa. De momento, es el de Punta Galea el primero que sale a concurso para adjudicar una concesión por un plazo máximo inicial de 25 años. Tres candidatos ya han mostrado su interés en optar a la explotación del negocio, y, al parecer, entre ellos se encuentran propietarios de otros establecimientos de la propia localidad getxotarra.
Así, la superficie objeto de concesión incluye la zona asociada al complejo edificatorio del faro de La Galea, de tres cuerpos rectangulares de una sola planta, desplazados entre sí, una vez deducidos los espacios correspondientes a la torre del faro y los necesarios para sus equipos técnicos, que no formarán parte de los aspectos sacados a concurso público; así como la zona exterior y parking, un complejo que requiere de una obra de rehabilitación integral por parte del concesionario, además de su posterior acondicionamiento al uso pretendido. En este sentido, la conversión del faro en establecimiento hostelero requeriría de una inversión que ronda el millón y medio de euros.
Los criterios para la selección del responsable del restaurante se vinculan a cuatro aspectos principales, relativos al proyecto de las obras a realizar (en el propio edificio y en la zona exterior, equipamientos e interiorismo), a la explotación en sí (modelo de explotación y compromisos de recursos humanos), a las inversiones comprometidas y al estudio económico-financiero de la concesión.
En el caso de Matxitxako, las gestiones están más retrasadas y aún se está valorando la posibilidad de que la instalación pueda acoger un hotel. Será a lo largo del año próximo cuando las cuestiones se vayan aclarando, pero es muy probable que en Bermeo se pueda dormir mirando al mar. La ubicación de un local hotelero en este punto serviría también para aprovechar la proximidad del observatorio de cetáceos y el tirón turístico de la Reserva de Urdaibai.
El ‘OK’ del Estado Puertos del Estado, el organismo público encargado de la política portuaria del gobierno español, dio el visto bueno el pasado año a que los faros pudieran albergar otros usos. De hecho, algunos del Estado se convertirán seguro en hoteles. Por ejemplo, el faro de Híguer, situado en Hondarribia, ya está siendo rehabilitado para ello.
En Getxo, históricamente, han funcionado tres faros. El primero, proyectado por el ingeniero Antonio Etxanobe, fue construido sobre los restos del fuerte. Pero a menudo quedaba tapado por la niebla por estar demasiado alto. El segundo se construyó a 600 metros al norte del primero. En este caso, la niebla que subía del mar lo tapaba con frecuencia. Por ese motivo, se colocó una señal sonora y cada cinco minutos estallaba un explosivo. Pero este sistema era caro y, además, fallaba con asiduidad. Por eso, en 1927 se ordenó colocar otra bocina. La estructura se electrificó en 1933 y ese mismo año la tierra comenzó a resquebrajarse donde se encontraba la torre. En 1941 los desprendimientos eran cada vez mayores y en vista del riesgo de que el faro cayera, sacaron a la familia del guarda de allí y comenzaron a diseñar el faro definitivo. Se inauguró en 1950, a 180 metros detrás del anterior.