Bilbao - La Asociación benéfica La Gota del Leche Bilbao rescató su memoria del pasado. Ana María Rodríguez fue la niña más gorda de mayo de 1955 en el histórico edificio bilbaino tras un mes de intensa crianza. Ella no lo recuerda, claro. Tenía un mes. Pero es uno de los ejemplos vivos de quienes se criaron en un lugar emblemático de la ciudad. Pintora de buena mano y con inquietudes artísticas, recorre la evolución de las madres de entonces a hoy. Con sus pros y sus contras.
¿Qué le contó su madre de aquellos días?
-Nos pesaban una vez al mes y abríamos la boca que era una bendición. Me contaron que mis padres eran amigos del doctor Lubet, que metía miedo a las madres diciéndoles que si comían muchas grasas los niños salían cabezones.
¿Qué siente al pisar el hotel Indautxu, donde antaño...?
-Es una de las pocas casas antiguas que quedan en Bilbao y yo soy una amante de los edificios históricos y de las fotografías en blanco y negro de Bilbao; así que, emoción.
¿Echa de menos alguno de ellos?
-¡Uy!, muchas cosas. El kiosco de El Arenal y su forja de hierro, el casino de Artxanda, los copones de la plaza Moyúa, las placas que adornaban a Don Diego... ¿Dónde estará todo eso?
¿Qué siente al oír que han robado las huchas de La Gota de Leche?
-No te puedes poner en la piel de quien roba las huchas. O tienen un desorden o mucha necesidad.
Entremos en materia. Su madre...
-Era de la época en que las madres no podían ir a los bautizos porque todavía estaban en cuarentena.
¡Un año entero de lactancia!
-Piense que muchas mujeres no iban a trabajar y que la lactancia se usaba como un anticonceptivo natural. Tampoco había yogures, ni potitos, ni nada semejante.
Usted hubiese recurrido también a una institución así...
-No había demasiados pediatras así que... ¡supongo que sí!
Han mejorado las cosas.
-¿Usted cree?
Hay más recursos, las vacunas para los niños... ¿Qué siente cuando escucha a algunas madres del siglo XXI que evitan la vacunación?
-Que tenemos la experiencia de miles de años sin ella y con tasas de mortandad infantil terribles.
Las madres de hoy se quejan de falta de tiempo.
-Por eso le decía... Hoy en día es un sinvivir, con esos horarios tremendos que solo te dan tres meses. Hay que insistir e insistir en la conciliación laboral y familiar.
Y en el papel del hombre, supongo.
-La mujer actual tiene que trabajar para realizarse, sí; pero para pagar el piso, tiene que atender la casa, a los hijos, que tampoco saben aburrirse... Son mujeres comodín, que valen para todo.
Del hombre le hablaba.
-Me va a perdonar, pero casi siempre que un niño tiene un accidente estaba con el padre. Dicen que hay que darle tiempo al hombre para que se adecúe al nuevo rol.
Pero...
-En una generación la mujer se ha adecuado a trabajar en casa y fuera. Nos dijeron que podíamos acceder a todo y no es verdad. Y me temo que en bastantes ocasiones detrás de esa mujer comodín hay un hombre comodón.
la ‘niña más gorda de mayo’ de 1955 en la gota de leche