Karrantza- Para dar con la primera mención escrita a Karrantza hay que retrotraerse “al siglo VIII, en una crónica del rey Alfonso III que habla sobre una repoblación en la zona que efectuó su abuelo”. En aquel documento el valle recibía el nombre de Carrantia, el mismo con el que ha bautizado a su empresa Sergio Fernández, que explica por qué lo ha elegido para acompañarle en la aventura en la que se ha embarcado. Una vuelta a los orígenes, “la esencia de nuestra tierra” guiando a los visitantes a través de los secretos del valle en rutas a través de la naturaleza y las formas de vida asociadas.
Técnico forestal y con un grado superior en gestión de recursos paisajísticos, Sergio Fernández es por encima de todo un enamorado del valle que compagina su trabajo en el parketxea de Armañon con las salidas que planifica durante los fines de semana Desde ese mirador privilegiado sobre Karrantza, que se encuentra a pocos metros de la entrada de la cueva de Pozalagua, esbozaba itinerarios para turistas activos que le pedían consejo. “La gente me preguntaba por recorridos de senderismo por Karrantza”, cuenta.
Y él, que tenía todas las respuestas fruto de horas y horas de caminatas, decidió servírselas en bandeja a quienes se acercan al municipio más grande de Bizkaia, “un universo por descubrir y promocionar dentro del turismo natural que ahora mismo se divulga más en otras zonas, como Pirineos, Picos de Europa o Extremadura”.
Las explicaciones de Sergio Fernández no se circunscriben a kilómetros cuadrados, desniveles o metros de altitud de las dificultades montañosas que sortean. La idiosincrasia de Karrantza se ha labrado a base del trabajo callado de agricultores y ganaderos o los empleados de la cantera que dio lugar al descubrimiento casual de la cueva de Pozalagua y la fábrica de dolomitas del barrio de Ambasaguas, reconvertida en museo. “Hablo acerca de todo lo que está en contacto con la naturaleza: pastoreo, carbón, etc. Manifestaciones del mundo rural que se están perdiendo”, subraya.
Propone una serie de itinerarios entre los cuales pueden elegir los visitantes de acuerdo a sus planes y forma física. Un paseo ligero de dos horas, perfecto para personas que acuden solas o en pareja, se asoma a la ventana del Relux, “una abertura en la roca que enmarca la salida del río Carranza hacia el Asón y de éste al mar”. Recorridos de unas tres horas de duración pensados para las familias se adentran en el hayal del Balgerri, “el más extenso de Bizkaia, saliendo desde Lanzasagudas, el último concejo donde habitó el oso en Karrantza” para terminar abriéndose paso entre brezos y argomas “donde se obtiene una de las mieles más puras que se pueden encontrar”. Hasta seis horas se pueden extender las marchas de entre ocho y doce kilómetros que recompensan el esfuerzo de una dificultad más alta con “disfrutar del balcón más impresionante del parque natural de Armañon, y continuar por otra vertiente de la montaña para conocer un antiguo yacimiento de dolomía”.
La distancia del recorrido por los montes de Ordunte se extiende hasta los 17 kilómetros que tardan en completarse ocho horas en el trazado más exigente de los que ha dibujado el guía. Se alcanza la cima de Enkarterri “en el monte Zalama, que se eleva a 1.336 metros, donde puede observarse una de las pocas turberas de tipo cobertor que existen; si el tiempo lo permite podremos admirar unas vistas inmejorables de los territorios que aquí se abrazan: Bizkaia, Burgos y Cantabria”. El regreso se emprende “caminando por una zona de pastos de altura a los que se sube el ganado en verano”.
Recorridos a la carta Además, también se ofrecen rutas en todo terreno e itinerarios a la carta. “En la web www.carrantia.com se puede completar un formulario. Después enviamos una propuesta de trayecto en base a las respuestas”, detalla el guía, que anuncia su “disponibilidad completa durante los meses de julio y agosto”. Karrantza espera a los turistas más activos.