El hospital-asilo San José es una de las instituciones más arraigadas en la localidad de Mungia. Este año, la Fundación cumple 100 años al servicio de los mungiarras y recoge su historia en un libro con el que podemos pasear a través de la historia de sus edificios, los usuarios, el servicio de los trabajadores y, en definitiva, la crónica histórica de la localidad a lo largo de estos años.
Historia de la Fundación hospital-asilo San José de Mungia 1906-2016, es fruto del trabajo de investigación del vecino de Mungia José Etxegarai Arostegi. Este Doctor en Sociología e Historia y profesor universitario ya jubilado, ha realizado una exhaustiva labor de documentación para poder determinar la crónica de este emblema de Mungia.
El libro cuenta que en 1905, Juan José Elorduigoitia, vecino de Mungia que se marchó a Buenos Aires a trabajar, donó 100.000 pesetas con el fin de construir un hospital-asilo en Mungia. Desde 1906 y durante tres años, se llevó a cabo la edificación de un pabellón. Sin embargo, y ante la falta de recursos suficientes para el mantenimiento y funcionamiento de este centro como hospital-asilo, el edificio se cedió con carácter provisional al colegio dirigido por frailes y más tarde a las escuelas públicas para que no tuviesen que pagar alquiler.
El optimismo por la bonanza económica de 1925, y estando el edificio liberado de la ocupación de las escuelas, hizo pensar a los regidores del Ayuntamiento que podría ponerse en marcha el hospital-asilo y correr con sus gastos de financiación. De esta forma, el 1 de octubre de 1926 se instaló a los asilados en el pabellón.
Diez años después, y en plena contienda civil, las autoridades del Gobierno vasco requirieron evacuar el edificio para su ocupación inmediata por los gudaris. Así, los usuarios del asilo tuvieron que hallar refugio en Larrauri, los caseríos cercanos o volver a sus casas. En junio de 1937, el asilo fue destruido a causa de un incendio provocado y tras la liberación de Mungia los asilados ocuparon una finca en el municipio, en el sector urbano de Arispetxu. Esta finca de propiedad particular con casa y pabellón, fue abandonada por el propietario por miedo a represalias al liberarse el pueblo. La ocupación de la casa Alzaga-Etxea por el hospital-asilo, “fue sin pago de renta o merced alguna”. No obstante, el Palacio Alzaga, o casa Lecusais, fue comprada por un vecino del municipio, el cual requirió a la Junta del asilo que desalojara el inmueble.
Con los sucesivos ingresos de asilados entre los años 1939-1945, y el alojamiento de estos en varios edificios como el Palacio Alzaga y la casa-habitación del capellán, la situación se iba haciendo imposible de mantener y la Junta del Patronato y el Ayuntamiento se plantearon la construcción de un nuevo edificio para albergue de los asilados. En 1947 adquirieron una casa y una huerta adyacentes y durante los siguientes años acondicionaron el lugar. Tras acometer reparaciones y reformas, esta última casa fue la sede hasta el 22 de mayo de 2002, año en que los asilados fueron trasladados a la entonces recién erigida residencia San José Etxe Alai, ubicada en la misma calle Elorduigoitia y ocupando los terrenos del primitivo hospital-asilo San José.
FILÁNTROPO Juan José Elorduigoitia Elorduy fue el responsable de idear el hospital-asilo y propiciar su construcción. Este mungiarra nació el 20 de octubre de 1841 siendo el décimo hermano de una numerosa familia. Viajó a Buenos Aires a probar suerte en noviembre de 1862, con tan solo 21 años. Como él mismo dejó escrito en un documento fechado en 1898, “al poco tiempo me coloqué en una casa de comercio como empleado”.
En Argentina contrajo matrimonio con María Erramusque con la que tuvo 6 hijos. Se desconoce durante cuánto tiempo permaneció siendo empleado de comercio. Sus familiares testimonian que se dedicó a negocios relacionados con el abastecimiento de carne vacuna y lanar para los mataderos, y compra y venta de cereales, frutos del país y demás productos. Años después fue consignatario.
Las fechas de los espléndidos donativos que realizó son lo suficientemente indicativos de la prosperidad de sus negocios. A través de la investigación realizada para elaborar este libro sobre la historia del hospital-asilo, se han recabado datos sobre la mayoría de los donativos realizados por Elorduigoitia. Entre otros, figuran 27.000 pesetas para costear el cementerio de Bertices; 132.000 pesetas para la construcción y obras del asilo-hospital; ofrendas de 1.500 pesetas a cada uno de los ayuntamientos limítrofes de Mungia; y muchas donaciones para los vecinos del barrio Atxuri, y personas necesitadas. Tras flaquearle la salud durante algunos años Elorduigoitia falleció en 1910.
Mungia NO OLVIDA El pasado 4 de abril se celebró en Mungia una recepción a los familiares de Elorduigoitia. Además de los descendientes de los hermanos de este benefactor que permanecieron establecidos en Atxuri y Bilbao, una descendiente directa de Elorduigoitia voló desde Argentina para ver el pueblo natal de su antepasado. El alcalde de Mungia, Ager Izagirre, destacó que el filántropo jamás se olvidó de sus raíces y su pueblo, y que, igualmente, el pueblo nunca lo ha olvidado a él como reflejan los honores y distinciones que la localidad ha tenido hacia su persona.
En 1901, por ejemplo, le dieron su apellido a una calle de Mungia; y en 1905 el Ayuntamiento acordó declararle hijo predilecto. Del mismo modo le fue asignado un panteón en el cementerio de Berteiz. Al fin y al cabo, Elorduigoitia siempre se preocupó por sus vecinos y estos siguen honrándole años después.