Bilbao - Aunque tenga un nombre de pila de origen griego, Damaris, y un apellido, Pan, de raíces gallegas, ella es nacida y criada en Mallabia hace 32 años. Desde hace nueve vive en Bilbao, donde comparte un estudio con otros compañeros de profesión, y le posibilita estar más cerca de la Facultad de Bellas Artes de la UPV, donde imparte clases de pintura. Durante este mes se puede ver su obra en la sala de exposiciones de las Juntas Generales de Bizkaia en la capital vizcaina. Se trata de una muestra conjunta que comparte con Claudia Rebeca Lorenzo, otra joven pintora con una gran proyección. La exposición se titula Bisbita Platense.

¿A qué se debe ese título tan curioso?

-Bisbita platense es el nombre de un pájaro, aunque está mal escrito. El nombre correcto es Bisbita pratense, pero por error lo escribí platense y me gustó la idea vinculada a la plata. Así que lo dejé.

¿Pero por qué un pájaro?

-La idea viene de un proyecto que estoy haciendo que consiste en escribir nombres de pájaro en la mano y luego colocarla en diferentes puntos de la naturaleza, haciendo que la mano interprete un poco al pájaro y a la vez parece que ha cazado un pájaro. Es un juego muy ingenuo.

Relacionado con la naturaleza.

-Sí, sí. Tanto Claudia como yo trabajamos motivos naturales. En la exposición se da eso en común, la representación de la naturaleza.

¿Cómo surgió la exposición?

-Hace tiempo, como unos tres años, Fito Ramírez-Escudero, el director del Departamento de Pintura de la UPV, me comentó para hacer una exposición en las Juntas Generales de Bizkaia, pero había que hacerla con otra persona y en ese momento no se me ocurría con quién podía hacer a gusto este trabajo. El año pasado conocí a Claudia en una exposición y a partir de ese momento comenzamos a trabajar de forma conjunta.

¿Cómo está divida la exposición?

-En la primera parte del catálogo están mis obras y luego hay unos textos, que son un punto de transición para la obra de Claudia.

¿En qué disciplina del arte se encuentra más cómoda?

-Yo lo que hago, sobre todo, es pintura, dibujo y escritura. Antes hacía más escultura, pero ahora escribo mucho.

¿Escritura?

-Sí. Me gusta mucho mezclar la escritura con la pintura.

¿Es la primera vez que expone?

-No. Yo siempre he hecho colecciones colectivas en diferentes proyectos.

¿Le gustaría exponer de forma individual?

-Sí, pero más adelante. Ahora tengo que seguir trabajando. Además no tengo tanta obra. Al llenar un espacio te das cuenta de lo difícil que es llegar a exponer.

¿Cómo ve el futuro profesional?

-Me gustaría seguir manteniendo las dos facetas que desarrollo, la de dar clase en la Universidad y la de seguir pintando en el taller.

¿De qué imparte clases?

-De pintura en segundo y tercero del Grado de Bellas Artes y este año he empezado a dar clase en el máster de pintura y en el máster de Increarte, que está más vinculado al pensamiento. Por otra parte, a finales del año pasado terminé el doctorado.

¿Sobre que versó la tesis?

-Tiene un título grandilocuente.

¿Cómo se tituló?

-Lo bueno. Lo bello. Lo berdadero. Desvíos y anomalías.

¿Verdadero con b?

-Sí. Ese es un guiño que hago a las desvíos y anomalías que supone toda obra artística. Lo escribí así porque hice una pintada en la calle en la que puse las tres bes. Me gustó y esa fue la portada de la tesis. A partir de ahí se estructuró el índice y se analizaron esos tres aspectos de la filosofía en base al arte.

¿Cuál es su objetivo, entonces?

-Revisar desde la perspectiva del arte la triada del Platón, que son los valores de lo bueno, lo bello y lo verdadero.

Por lo que se ve, trata de buscar la relación entre filosofía y arte.

-Es que yo creo que es lo mismo. El arte es filosofía. Analizando diferentes obras artísticas puedes relacionarlo con el pensamiento de algunos filósofos. También planteo hasta qué punto una obra puede ser arte.

Son cuestiones profundas.

-Sí, quizás sí, pero también las trato con mucho humor e ironía. Eso se puede ver en la parte experimental de la tesis en la que presento un vídeo.

¿De qué va el vídeo?

-Dos personas entran en una casa ajena, hacen allí una acción y se marchan, pero dejan una fotografía de la acción. Cuando llegan las personas que viven en la casa y ven la fotografía lo pueden recibir como un acto artístico y como una violación de la intimidad. Con este vídeo se desarrollan algunas reflexiones en torno a ese tema.