‘Litri’, una vida unida a la fuerza de la sokatira
José Antonio Goirigolzarri se sumó con 16 años a Gaztedi y hoy día es su tirador más veterano El atleta ha sido testigo y protagonista de los numerosos títulos cosechados por el club de Laukiz
L. Gondra
Laukiz - Era algo cantado. Su vida estaba abocada a este deporte. De una manera irremediable y rotunda. Tiene cuerda, tierra y tensión grabadas en su mapa genético. Los cuarenta años que lleva practicando esta disciplina avalan esta máxima. Y es que, hablar de sokatira, es hablar de José Antonio Goirigolzarri, más conocido como Litri, un mote que heredó de su aita. Y de su familia le viene también la pasión por esta disciplina que aúna fuerza y trabajo en equipo: su tío, sus hermanos, sus primos, practicaban sokatira y él fue sintiendo cómo por sus venas corría esa potente y ancestral adrenalina.
Tenía apenas 16 años cuando se sumó a las filas de Gaztedi Taldea, de Laukiz. Y allí ha competido siempre, hasta convertirse hoy día en el tirador más veterano del club. “Llevo siendo el más veterano muchos años...”, dice riendo Litri, que además está en la directiva de esta agrupación deportiva.
Litri ha sido testigo y protagonista de los muchos títulos que ha atesorado Gaztedi a lo largo de estos años. “Han sido veintitantos títulos ganados en campeonatos del mundo o europeos. Y a eso hay que unirle un montón de medallas de plata y bronce”, explica orgulloso. “Es una satisfacción personal”, añade. Mucho ha llovido desde que tuvo lugar su primera tirada, allá por el año 76, en Igorre. Hoy, José Antonio mira hacia atrás y tiene claro todo lo que le ha aportado y le aporta la sokatira. “Me ha dado muchas cosas: me ha dado confianza, me ha fortalecido, me ha quitado miedos y vergüenzas...”, explica. “Y los campeonatos me han llevado a muchas partes del mundo, por Europa, EE.UU., Sudáfrica...”, destaca.
Nació en Gatika, pero su trayectoria vital ha transcurrido pegada a la vecina Laukiz. Fue allí donde creció y descubrió el tacto áspero de la soga rasgándole las manos y la tensión brutal de las piernas tratando de ganar terreno. Así pues, la sokatira ha sido y es la eterna compañera de José Antonio, que es bombero de profesión. “Para mí, Gaztedi lo es todo”, explica. “Pero también he sacrificado mucho”, narra, recordando las duras dietas y las sesiones de deporte en plenas vacaciones familiares para mantener con rigor el peso indispensable para la categoría correspondiente.
Vivencias A lo largo de tantos años uno atesora mil y un vivencias. Y se le encienden los ojos cuando recuerda aquella tirada eterna, rompepiernas, que tuvo lugar en el mundial del 96, en Slagharen, Holanda. Gaztedi se batió el cobre contra un equipo irlandés en una semifinal devastadora. “Fueron 56 minutos hacia un lado y 13 hacia el otro lado”, narra. “Perdimos. Pero los irlandeses no pudieron presentarse a la final de las lesiones que les quedaron”, resalta. “Nosotros peleamos por el tercer puesto y nos lo llevamos”, explica satisfecho. “Eso sí: nuestras lumbares acabaron por los suelos. Al día siguiente no podíamos caminar derechos”, añade.
Y tampoco tiene para olvidar el primer campeonato internacional de goma, que se disputó en Fadura, en Getxo, y en el que a lo largo de una jornada maratoniana Gaztedi compitió en tres categorías seguidas. En 560 y en 600 ganaron, mientras que en 640 se hicieron con el bronce. “Nos llevamos títulos, pero acabamos reventados”, narra, recordando aquellos dedos de los pies que quedaron en carne viva. Litri confiesa que este año tenía intención de dejar la competición. Pero finalmente la balanza se inclinó por este deporte. Por la sokatira. Por Gaztedi.