Trapagaran - Una vez que el núcleo urbano de Trapaga-Causo desapareciera del mapa hace unos años con la construcción de la Supersur, el pequeño barrio de Elguero pasó a ocupar un lugar notorio en la categoría de los pequeños enclaves habitados con los que aún cuenta Trapagaran, el municipio de las minas y los molinos. Con apenas un centenar de vecinos diseminados en una docena de casas familiares y varios bloques de viviendas, Elguero es un diminuto oasis urbano rodeado por los restos de las grandes empresas que a lo largo del siglo XX se asentaron en el municipio, como la Babcock -aún lucen majestuosos los eucaliptos de la valla perimetral de la empresa de Bienes y equipos-, la Aurrerá, la General Eléctrica -con su escuela de aprendices hoy tapiada- o la cementera de Galindo junto a la línea C2 de Renfe.
Un paisaje industrial en cuyo centro se ubica esta barriada amadrinada por la Virgen de Begoña que llegó a contar con cuatro establecimientos hosteleros y de restauración y un hostal que aún resiste, y que era un auténtico paraíso para los niños. “Para los que hemos nacido en Elguero o hemos vivido nuestra infancia entre sus calles, es posible que haya sido fácil salir de allí pero imposible olvidarlo”, resume Javier Conejo, un joven elguerotarra al que tan solo el matrimonio pudo mover de este singular peñasco bordeado de carreteras y por la trinchera del tren.
Nostalgia “Hace quince años que me casé y me fui a vivir a Sestao, pero aún conservo una huerta, con lo que siempre que puedo me acerco a mi barrio”, reseña este trabajador del Ayuntamiento sestaoarra que en las fiestas de la virgen de agosto y tras comprobar que la nostalgia por la historia del barrio no era cosa exclusiva suya, decidió abrir un perfil público en Facebook.No has vivido en Elguero si no... es el sugerente nombre con el que bautizó el perfil “con el fin de que la gente que por una causa u otra haya conocido Elguero pueda aportar sus vivencias en nuestro barrio. Al principio era más una cuestión de comentarios de gente que había nacido o vivido en Elguero, pero pronto le día un giro y empecé a adjuntar fotografías antiguas mías y otras que me iban prestando y que permitían a la gente del barrio verse en distintas facetas de la vida”, señala Javier quien con este proyecto pretende homenajear a su barrio y a una forma de vida y de relación que se ha perdido en los grandes núcleos urbanos. “En Elguero la amistad y la solidaridad están en la calle. Yo a mis hijos, que tienen 10 años, cuando viene al barrio solo les pido tres cosas: que tengan cuidado con los coches, que no salgan del barrio y que si tiene algún problema, una caída o una herida, llamen a la primera puerta que tengan cerca que allí le atenderán”, apunta Javier.
Fiestas del barrio, grupos de danzas, partidos de fútbol y gente, mucha gente, forman parte de un álbum virtual que se ha ido conformando con la participación activa de más de sesenta amigos del barrio -Elguero no llega a los cien vecinos hoy día- que han compartido instantáneas de su vida generando curiosas situaciones “como la de algún vecino que ha visto a sus padres en fotos que el no tenía porque sus padres estaban invitados en un acto de otra familia”, reseña Javier quien cifra en cerca de 350 las fotografías subidas a la red junto con varios vídeos que muestran el paso del tiempo.
Hoy día, a pesar de la crisis industrial de las empresas de la zona, que ha dado al traste con casi toda la hostelería, Elguero sigue creando su historia al peculiar ritmo de un pequeño barrio del que nadie quiere marcharse. “Gracias a la labor que en las últimas décadas ha desarrollado la asociación de vecinos se ha ido logrando avances que animan a los residentes a no pensar en dejar Elguero donde la tranquilidad y la buena vecindad son valores muy apreciados”, resume Javier Conejo que, como visitante asiduo de su barrio, ha visto como los autobuses escolares y el de línea que une Trapagaran y Sestao ya suben al centro del barrio, evitando bajar hasta Galindo o se haya creado una acera para mejorar el acceso peatonal al barrio o semáforos para cruzar las carreteras.