Zierbena - El zierbanato Juan Carlos Mendikote lleva varios semanas azorado ante la perspectiva de tener que pasar en breve por el quirófano para operarse de sus maltrechas rodillas. Pero su preocupación no es tanto por la operación en sí, que evidentemente la tiene, si no más bien porque la intervención le alejará durante una temporada de su manada de pastores alemanes que con tanto mimo y esfuerzo lleva adelante desde su conocido y reconocido criadero de Itxasondo ubicado entre los barrios de Valle y el Puerto de Zierbena. “Esto es la obra de mi vida. Una vida dedicada a un hobby, una pasión: el pastor alemán”, confiesa este afable galipo que nació y aún sigue viviendo en el barrio de El Puerto de Zierbena y que puede presumir de haber criado a una campeona del mundo, un campeón europeo y a cerca de una veintena de campeones estatales.
“A lo largo de estos 25 años el criadero Itxasondo se ha ganado a pulso la reputación y el reconocimiento que ahora mismo tiene en el mundo de la cría y adiestramiento del pastor alemán”, reseña. Una labor en la que no está solo ya que cuenta con la inestimable ayuda de Irantzu Santarén, auxiliar de veterinaria y adiestradora canina, que como Mendikote es una apasionada de esta raza originaria de Alemania, que se remonta a finales del siglo XIX. El capitán de caballería Maximilian Von Stephanitz fue el promotor en el desarrollo de esta raza al estudiar y analizar minuciosamente sus características, inteligencia y capacidad de obediencia: aunque inicialmente se creó para el pastoreo en la actualidad el pastor alemán es una de las razas más apreciadas en perros de trabajo.
“Nosotros criamos pastores alemanes de belleza pero estos animales, cuando entran en competición tiene que desarrollar aptitudes de trabajo, de obediencia, de defensa y ataque que son la base de esta raza que pasa por ser una de las más equilibradas lo que la permite entrar en nuestros hogares con absoluta tranquilidad”, asegura Irantzu que tiene en su casa habitualmente tres perros. “Cada poco tiempo suelo llevarme a casa, donde tengo una hembra adulta, a algunos cachorros para que aprendan a socializar”, señala esta cuidadora que desde hace casi una década abandonó la villa de Bilbao para establecerse en el cercano barrio zierbanato de Kardeo cuyas abundantes campas le sirven de ring para que los pastores vayan ejercitando sus facultades.
Milagro Sin embargo esta imagen de tiernos cachorros correteando por el prado no es si no un leve respiro en una actividad exigente al máximo no solo porque exige una gran dedicación si no porque como señala Mendikote, “lograr un campeón es casi un milagro porque la competencia a nivel estatal, europeo y mundial es muy importante. En los últimos años los chinos han irrumpido con mucha fuerza y ya han conseguido su primer sieger (campeón) nacido en China”, destaca Mendikote mientras se deja zalamear por uno de sus dos machos de cría, Xano, un ejemplar de tres años y una altura de cruz de 66 centímetros -rayano con la excelencia de los estándares oficiales de cría- , junto a Indie, poseedor de una gran línea genética, garantiza la calidad del ADN del sufijo Itxasondo. “El sufijo se lo dan a cualquiera. Lo importante es sacar campeones”, resuelve Juan Carlos quien recuerda que todo empezó hace más de 25 años con una hembra. “A partir e ahí se desató este hobby que lo es todo para mí”, señala este jubilado de Petronor -más de 25 años en el área de tanques y casi diez en la zona de carga- que no duda en reconocer que su familia, mujer y dos hijos, “piensa que estoy pirado”.
Desde luego, como el mismo razona, “ser criador exige que sientas pasión por ello porque es muy sacrificado. Los perros comen y defecan todos los días por lo que la atención debe ser constante. A ello se suma la atención sanitaria y toda la burocracia que lleva aparejado el mundo de la competición. Nosotros no tenemos un tío rico en América y tanto el mantenimiento como la asistencia a monográficas o competiciones tenemos que asumirlos nosotros. Y eso no es barato”. Claro que como dice el refrán “sarna con gusto no pica” y, aunque mortifica, la satisfacción de lograr una de las líneas de genética más importantes en el mundo dentro de esta raza ayuda a superar las adversidades y dificultades.
“Es muy complicado hacer a un campeón, hay muchas exigencias. En principio, cuando crías un cachorro tiene que tener una buena genética, buen carácter, líneas de sangre, y si es macho pensar en la reproducción, son muchos requisitos para pasar, ya que un perro que muestre señales de anomalía en cualquiera de estas características corre el riesgo de ser descalificado”, señala Mendikote que hace una semana asistió al parto de su última camada, cinco bolas negras que portan genes de pastor alemán de campeonato, genes de Itxasondo, cuna de campeones.