Gernika-Lumo - Es consabido que el nivel del mar asciende dos milímetros al año en la costa vasca, mientras que la temperatura del agua también se verá incrementada para finales del presente siglo hasta en tres grados. Existen estudios que avalan ambas circunstancias. El cambio climático está detrás de una tendencia ante la que el ser humano debe demostrar su capacidad de adaptación, especialmente si sus poblaciones están ubicadas en las cercanías del mar. El centro oceanográfico Azti ha advertido de los efectos nocivos que supondrá el fenómeno en Urdaibai y, por ende, en Bizkaia. La pérdida de biodiversidad será la principal consecuencia, con importantes modificaciones en algunos ecosistemas como las marismas, que retrocederán hacia el interior del estuario, o las playas, que son los puntos más vulnerables.
Ha sido Guillem Chust, investigador de cambio climático en océanos y costas de Azti, el experto que recientemente ha esquematizado los efectos del cambio climático en la Reserva de la Biosfera. “Aparte de los cambios en algunos ecosistemas estuáricos como marismas y praderas marinas”, cuya migración “hacia el interior del estuario -como respuesta natural al ascenso del nivel del mar- se verá impedida en muchos casos por barreras fijas artificiales y naturales”. Habrá otros impactos de calado, por ejemplo, en Ibarrangelu, la playa de Laida, que “al situarse en la zona exterior del estuario, donde la velocidad de la corriente de mareas aumentaría en el futuro, es uno de los arenales más vulnerables”. Diferente será el comportamiento del otro arenal de la localidad. “Al conservar parte del sistema y vegetación dunar originales, se prevé que Laga “sea una de las menos afectadas en toda la costa de Bizkaia en términos de erosión”, explica en una entrevista publicada recientemente en el portal itsasnet.com.
El nivel del mar en el Golfo de Bizkaia podría llegar a incrementarse “en torno al medio metro respecto a principios de siglo” -una circunstancia verificada por múltiples tipos de medidas como mareógrafos, satélites y registro paleoecológico-, así como alcanzar un calentamiento del agua que “puede ser 1,5 a 3,5 grados a finales de siglo, con consecuencias en el desplazamiento de las poblaciones de especies y potencial entrada de especies invasoras”, señalan desde Azti, al tiempo que inciden en que Urdaibai podría perder biodiversidad. La ecuación es sencilla. “El ascenso del nivel del mar producirá una respuesta de las comunidades actuales migrando hacia el interior y eso podría reducir la extensión que actualmente ocupan”, repercutiendo en profundos cambios “en la abundancia y composición de las especies de macroalgas, peces y del plancton en estuarios” entre otros factores.
Por el contrarío, el impacto sería menor en las zonas urbanizadas situadas frente a la costa, incluso en toda la CAV. Si bien “las implicaciones de un ascenso de medio metro en el nivel medio del mar supondría para la nuestra costa un retroceso de entre el 34% y el 100% de la anchura actual de las playas, una afección a unas 250 hectáreas del litoral -de las cuales el 45% son zonas urbanizables- y una intensificación de daños por oleaje extremo”, las afecciones en estos espacios colonizados por el humano no sería tan severa. A excepción, eso sí, “de eventos puntuales en zonas concretas como espigones o paseos marítimos”.
“El aspecto que sí puede cambiar el paisaje litoral es la pérdida de algunas de las playas confinadas natural o artificialmente”, cita Chust.
Tomar medidas de adaptación es preciso, y uno de los ejemplos es “evitar las barreras artificiales en los arenales” o “proteger y favorecer las zonas naturales limitando la urbanización”, así como “restaurar las zonas degradadas, aumentando la capacidad de adaptación natural a los cambios”. Algunas de estas propuestas comienzan ya a ser aplicadas. Y es que Urdaibai ha iniciado su defensa, especialmente con la recuperación de zonas de marismas o naturalizando espacios ganados al mar por el hombre. Es el caso del proyecto de restauración y puesta en valor del estuario superior pilotado por el Patronato de Urdaibai, que prevé generar áreas inundadas permanentemente en un buen número de hectáreas -en Murueta, Baldatika u Oleta, entre otras- eliminando las munas presentes. Ese plan, sin embargo, no ha sido ejecutado en su totalidad.