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José Antonio Zalbidea, apasionado del tiro con carabina

Desde hace ocho años impulsa un campeonato de tiro con carabina en Barrika

José Antonio Zalbidea, apasionado del tiro con carabinaCarlos Zárate

Carlos Zárate

Barrika - Adrenalina por dar en el blanco. Frialdad y precisión. Disparos suaves y certeros. El Field Target es una disciplina cada vez más en auge, no solo para los amantes de las armas o el mundo de la caza, sino también para aquellos que buscan una actividad con un aspecto social destacado. “Es una afición, son los compañeros, el monte, las carabinas y la técnica, la competición, los viajes, las comidas y las risas, la preparación y el entrenamiento, la concentración y el relax...”, proclama José Antonio Zaldibea (Barrika, 1964), miembro de la asociación de Field Target de Euskadi y, desde hace ocho años, impulsor del campeonato de esta modalidad de tiro con carabina de aire comprimido al aire libre en Barrika.

“Siempre me han gustado las armas y el tiro pero, sobre todo, lo que más me atrae de esta disciplina es la sensación que sientes cuando das en el blanco, ese sonido inconfundible”, relata sobre su idilio con esta afición que empezó hace nueve años. “Acudí al Open de Euskadi de Field Target, que es una de las mejores competiciones de Europa, y me encantó. Luego me asocié al club”, recuerda.

La distancia entre el éxito y el fracaso en esta modalidad deportiva está separada por apenas unos milímetros. Originalmente creado por cazadores ingleses con el objetivo de mejorar su entrenamiento fuera de la temporada de caza, lo que se emplea para hacer blancos son dianas metálicas -con forma de ratas, liebres o pájaros- que simulan una situación de caza. “Únicamente abates el objeto si das en la denominada Kill Zone -un orificio circular que ronda entre los dos y cuatro centímetros-, por eso suena diferente”, explica Zalbidea. En las competiciones, una diana abatida es un punto. Sin embargo, los piques entre amigos fomentan aún más la competitividad. “Solemos apostar y el que pierde paga el pintxo-pote y, a veces, no llegamos ni a disparar las armas. Nos lo pasamos muy bien charlando”, bromea Zaldidea.

Para practicar esta disciplina no hace falta cumplir ningún tipo de requisito técnico o cualidades, tal y como asegura José Antonio. “Todo el mundo puede practicar Field Target. Jóvenes y mayores, hombres y mujeres e incluso personas con algún tipo de discapacidad. Es una actividad abierta a todo el mundo”, destaca orgulloso. Únicamente hay que tener en cuenta una serie de requerimientos, en cuanto a los equipos y las normas a cumplir, entre los que destaca la seguridad. “Es fundamental. Siempre hay que buscar que sea una actividad segura”, proclama. Sobre todo, porque el Field Target cuenta con una gran cantidad de jóvenes aficionados. “Impartimos cursos a niños que empiezan desde los 7 y 8 años, siempre con su tutor legal como acompañante”, subraya.

En este sentido, una de las normativas principales es ir apuntando con el arma al suelo en todo momento y solo se puede levantar cuando se está en la posición de disparo, “de lo contrario es expulsión automática”, desvela José Antonio. Además, tampoco se permite llevar el arma cargada hasta no estar en dicha posición. “Si se cumplen los parámetros de seguridad marcados las armas no tienen mayor riesgo. Es más la fama que tienen”, opina Zalbidea, quien considera igual de peligroso un vehículo. “Un coche también puede ser peligroso, todo depende del grado de responsabilidad de cada conductor”, agrega.

Armas Al igual que en otras disciplinas, para iniciarse en el Field Target no es necesario contar con un valioso equipamiento. “Todos hemos empezado con una simple chimbera. Luego es como todo, una vez que vas adquiriendo experiencia quieres mejorar el equipo”, sostiene José Antonio. Por ejemplo, una carabina neumática y balines se pueden adquirir por unos 150 euros, aunque luego habría que añadirle un sistema telescópico. “Una vez que quieres mejorar el equipo puedes adquirir carabinas buenas a partir de 800-1.000 euros”, indica. Este tipo de armas tiene una potencia máxima regulada por ley de 24,2 julios y la munición oscila entre los 4,5 y los 6,5 milímetros. Aunque, generalmente, las dianas suelen estar puestas a una distancia de entre 7 y 50 metros, las carabinas de aire comprimido permiten alcanzar objetivos a 300 metros, siempre y cuando se calculen bien los parámetros de distancia y viento. “Un balín de 4,5 milímetros, con medio gramo de peso, va a una velocidad de 250 metros por segundo”, asegura. “Con que haya un poco de aire es suficiente para desviar un disparo unos centímetros”, concluye.