hACE hoy justamente una semana, Ondiz Lekubarri, Ane Hernández y Garazi Martin tocaron el cielo en Donostia. Estas jóvenes de Santurtzi, Portugalete y Sestao respectivamente, vencieron la bandera de La Concha junto a sus compañeras de la Batelerak, la embarcación pasaitarra de San Juan. Cerraron así una campaña de ensueño en la que también se hicieron con la Liga Euskotren. “Ha sido una grandísima temporada”, reconocen estas tres remeras de Ezkerraldea.

Para Ane y Garazi, esta es su segundo triunfo en la Bandera de La Concha, mientras que para Ondiz es el primero. ”He disfrutado más este triunfo porque el año pasado estuve como en una nube cuando ganamos”, reconoce Garazi, de 27 años y nutricionista especializada en temas deportivos. La ventaja de dos segundos que tenían sobre Hibaika -trainera patroneada por la santurtziarra Aiala Uribelarrea- daba un escaso margen a las sanjuandarras. “Sabíamos que si nos despistábamos, podíamos perder”, explica Garazi.

Por todo ello, la semana previa a la disputa de la segunda y definitiva jornada de la bandera donostiarra fue un periodo de mucho trabajo y nervios. “Fue una semana bastante complicada. Yo soñaba con la regata. En unos sueños ganábamos la bandera, en algunas pesadillas la perdíamos.... Una locura”, describe Ondiz que, a sus 22 años, ha logrado su primera bandera de La Concha y, en su vida diaria cursa la carrera de Fisioterapia.

Al fin, llegó el día D y en los momentos previos a la regata, que comenzó a las 11.00 horas, los nervios se acrecentaban. Encima, San Juan bogaba por la calle 1, la que, en principio, era la menos propicia para remar. “Juan Mari Etxabe nos engañó, nos dijo que había cambiado el viento... Y le creímos. Eso nos sirvió para tener un poco más de confianza si cabe”, señalan. Pese a todo, el nerviosismo, esa tensión previa a las citas importantes seguía en sus cuerpos. “Siempre hay algo de nervios en los momentos previos a competir, pero el pasado domingo yo estaba nerviosa incluso en los primeros momentos de la regata, ya remando. Eso es algo raro en mí”, reconoce Ane.

Y es que La Concha es diferente al resto de banderas. “Normalmente, cuando estás remando no escuchas a la gente animar, pero el segundo día la oíamos”, describe Ane. Palada a palada fueron cubriendo la regata y Zumaia, a quienes aventajaban en 3 segundos, se puso ligeramente por delante de San Juan, pero una ola todo lo cambió. “Cuando cogimos la ola buena sentí que la bandera era nuestra. Sabía que sería muy largo, pero no se nos podía escapar”, explica Ondiz. Así fue, ganaron la tanda y se llevaron la bandera para la alegría de toda la tripulación y la entregada afición sanjuandarra. “Al llegar, nos quitamos un gran peso de encima, disfrutamos mucho, muchísimo”, señala Garazi, quien, durante el invierno entrena en la escuela de remo municipal de Sestao junto a Ane.

Cada una de las remeras celebró el triunfo a su manera, pero Ondiz tuvo un inconveniente en mitad de la celebración: tenía que hacer el control antidoping. “Para poder subir al barco a la celebración y la recogida de la bandera, tuvo que acompañarme el médico”, recuerda la santurtziarra entre risas. Más tarde llegó el recibimiento de la afición en la rampa de La Concha. “La afición de San Juan es impresionante, siempre están con nosotras y con la trainera masculina. En Pasaia el deporte rey es el remo”, indica Ane. Allí llegaron las felicitaciones de familiares y amigos y, también, los momentos más especiales. “Para mí, el momento más emocionante fue cuando abracé a mi aita y me dijo que ya le había igualado a Conchas ganadas, que ahora le tenía que superar”, rememora Ondiz, cuyo padre ganó este título en 1982 con Kaiku.

una pequeña familia El hecho de tener que competir con una trainera guipuzcoana hace que estas tres remeras de Ezkerraldea tengan que trasladarse de junio a septiembre a Pasaia. “En verano creamos una pequeña familia, todas nos apoyamos a todas”, indica Garazi. Ahora, ha llegado septiembre y les ha tocado volver a cada una a sus casas. “Se les echa un poco de menos”, señala Ondiz, quien ayer fue homenajeada por el Ayuntamiento de Santurtzi y que hoy hará el saque de honor en San Jorge junto al ciclista Omar Fraile en los prolegómenos del Santurtzi-Getxo de Tercera División.

Todas ellas, llevan los colores de San Juan con orgullo y agradecimiento. “San Juan nos lo ha dado todo. En este club somos todos iguales, tanto la trainera masculina como la femenina”, pone en relieve Ane. Por ello, la fiesta y el recibimiento que la afición sanjuandarra les hizo en Pasaia a su vuelta a la localidad fue multitudinario. “Era impresionante, precioso. Estábamos alucinando, yo miraba y me preguntaba cómo podía caber tanta gente en una plaza tan pequeña”, reconoce Ondiz, quien la temporada pasada bogó en la trainera femenina de Orio, otra de las mecas del remo. “Creo que en Pasaia se vive el remo aún más que en Orio. El otro día en La Concha estaba casi todo el pueblo”, indica la santurtziarra.

premio al trabajo Esta Bandera de La Concha premia el trabajo incansable que realizan a lo largo del año entrenando seis días a la semana. Una rutina que Ondiz lleva viviendo desde los diez años años, cuando tomó el testigo a una familia llena de remeros. En el caso de Garazi, su flechazo con el mundo del remo llegó, precisamente, cuando fue por vez primera a ver La Concha como aficionada. “Aquel día me convencí de que quería remar y dedicarme a esto”, recuerda Garazi. Con su deseo, la sestaoarra también animó a Ane a que probase en el mundo arraunlari. “Entramos las dos juntas en la escuela municipal de Sestao y hasta hoy, ahí seguimos”, explica Ane, que ha estudiado Pedagogía y Magisterio.

El remo les supone sacrificios, pero todo eso queda satisfecho con creces con las vivencias y triunfos que cosechan. “La próxima temporada vamos a entrenar duro con la intención de igualar o mejorar lo que hemos hechos este año”, explican. Ondiz, Garazi y Ane tienen ambición y muchas ganas de seguir triunfando, ese espíritu es el que les ha hecho vivir una temporada, llena de triunfos, un año de color de rosa.