Viajar es un placer, las personas con inquietudes siempre quieren conocer bellos rincones, disfrutar con sus gentes, su cultura, su gastronomía. Viajar es enriquecedor y muy positivo. No obstante, no hace falta irse muy lejos para hacerlo. No hay ni que coger un avión. Viajar también es conocer todo lo maravilloso que existe en el entorno de uno mismo ya que, en muchas ocasiones, se pueden visitar tierras e historias lejanas y sin embargo, no conocer todo lo bueno que existe a menos de una hora de casa.
Euskadi está llena de estos parajes, es un gozada perderse por esta tierra y disfrutar de su cultura, de su historia, de sus gentes y como no, de su paisaje. Uno de estos tesoros euskaldunes es el Gorbea y los pueblos que lo rodean. El destino turístico Gorbeia comprende una parte de Araba y otra de Bizkaia y está formado por varios municipios. Por un lado se encuentra la comarca o Cuadrilla de Zuia Estribaciones de Gorbeia en la que se encuadran Aramaio, Arratzua-Ubarrundia, Legutio, Urkabustaiz, Zigotia y Zuia. Por otro lado, en la vertiente vizcaina de la comarca de Arratia-Nerbioi, se ubican Arakaldo, Arantzazu, Artea, Areatza, Bedia, Galdakao, Otxandio, Orozko, Ubide y Zeanuri.
En la segunda edición de Gorbeia Ezagutu 2015, empresarios turísticos de ambas vertientes de Gorbeia visitaron dos de los pueblos de la parte norte de la cima: Areatza y Zeanuri, para conocer de primera mano sus atractivos y poder así promocionarlos entre sus respectivos clientes. La jornada fue posible gracias a la Asociación de Desarrollo Rural Gorbeialde (por la parte vizcaina) y la Cuadrilla de Zuia Estribaciones de Gorbeia (por la alavesa), las cuales trabajan de forma conjunta para impulsar el turismo en todo el área del parque natural, en un ejemplo de colaboración entre instituciones de distintos territorios.
La visita comenzó en Areatza. Allí el guía Asier Álvarez mostró algunas de las casas y edificios con más historia del municipio. Comenzó su visita explicando el origen del nombre de Areatza, que viene del tipo de tierra arenosa sobre la que se levanta. También que en sus comienzos el pueblo estaba separado por dos barrios y una muralla de la que queda algún vestigio dentro del batzoki. Asier hizo que la visita fuera amena y divertida, sin dejar de lado todo el conocimiento de Areatza, que es mucho. Después de visitar la iglesia, que data de 1344 y el curioso Palacio de Cortazar, cuya pared exterior tiene pinturas del siglo XVIII, la visita terminó en el ayuntamiento, antiguo colegio que sorprende por sus grandes dimensiones. Entre otros puntos de interés, el grupo se dirigió al Parketxe. Allí la encargada de la visita mostró todo lo que se puede encontrar en el Parque Natural de Gorbeia desde su punto más bajo hasta el más alto.
El Parketxe es una especie de museo natural, un lugar en el que conocer todos los secretos del parque en lo que a riquezas naturales se refiere, como pueden ser animales, plantas o ríos. Gorbeia cuenta con una fauna y una flora mucho más rica de lo que se puede imaginar. En este espacio ubicado en la plaza central de Areatza se pueden ver cuernos de ciervos, plantas autóctonas, tronos de árboles y fotos y sonidos de todos los animales que hacen de este parque su hogar.
A pesar del calor, los asistentes disfrutaron mucho aunque aun quedaban regalos para los sentidos. El siguiente lugar visitado es casi mágico, uno de esos destinos que nunca se olvidan: el molino de Olabarri, situado en Zeanuri y rehabilitado por Fermín Pujana, hijo del último molinero profesional del valle de Arratia, Benigno Pujana. En 1995, Fermín se empeñó en recuperar aquello que tanto trabajo le costó a su padre. Así, cumplió su sueño de rehabilitarlo. Durante la visita, mostró todos y cada uno de los elementos del antiguo molino e incluso lo puso a funcionar, resultando una experiencia absolutamente maravillosa la fuerza del agua haciendo mover las piezas y los rodamientos hasta la piedra que machaca el grano. Además de piezas como una balanza de 1764, Fermín cuenta con maquetas espectaculares que causan admiración hacia su creador.
Un sueño hecho realidad La visita se acercó finalmente al complejo Cabañas en los Árboles, un lugar también singular. Los responsables dieron la oportunidad de conocer una de estas cabañas, Txantxan Gorria. Cuentan con otras tres y en octubre van a construir otras cuatro. La idea es darle una vuelta al alojamiento habitual, y lo han conseguido, ya que gracias a este proyecto se puede dormir en una casa-árbol, un deseo que puede hacerse realidad a 17 metros de altura, no apto para personas con vértigo. La sensación una vez arriba es tan agradable como las vistas. Una cama redonda en la habitación, la chimenea y una pequeña terracita animan a preguntar a la responsable por la ocupación que, asegura, es muy alta, por lo que hay que llamar con meses de antelación. Es por eso que ya están proyectadas otras cuatro cabañas. De cuatro en cuatro todos los asistentes disfrutaron de esa experiencia y más de uno aseguró volver como un visitante más.
Rodeados completamente por árboles, hierba y el color verde por doquier se encuentran también las casas cíngaras dentro del complejo, un alojamiento más familiar que recuerda los típicos carros de un circo ambulante, muy coloridos, de madera como las casas-árbol y con todo lo necesario para estar tan cómodo como en un hotel. Las casas de los árboles también cuentan con comodidades: todas tienen agua para la ducha y las cuatro poseen calefacción de bioetanol, muy eficiente. Finalmente, la visita terminó en la mesa para disfrutar de un picnic en Saldropo. Los asistentes pudieron así degustar y alabar los productos típicos de la zona de Arratia para poder promocionarlos cuando tengan oportunidad de hacerlo. Si alguien tiene dudas sobre su siguiente escapada que no lo dude, viajar a Gorbeia es una experiencia única.