El verano es una época idónea para cocinar y comer al aire libre. Por eso, la mayoría de certámenes gastronómicos se celebran en estas fechas. Uno de estos concursos ineludibles para los amantes de la buena comida es el tradicional Rabu Txapelketa de Urduliz, un evento con solera que este año ha cumplido su 49 edición. “Hemos contado con más de sesenta cazuelas y más de 600 personas apuntadas en sus respectivas cuadrillas”, destacó ayer Álvaro Uriarte, miembro de Txori Alai Elkartea, sociedad organizadora del evento. Su popularidad es tal que hasta Urduliz se desplazan habitualmente cuadrillas procedentes de diferentes rincones de Bizkaia como Mungia, Algorta, Sopela, Armintza, Berango, Laukiz, Bilbao... “Tenemos unos participantes muy fieles y nunca faltan a la cita”, afirmó satisfecho Uriarte.

Desde primera hora de la mañana, cada cuadrilla fue montando su carpa en la campa junto a la iglesia de Andra Mari de Urduliz para tener todo a punto y poder empezar a calentar los fogones. Sin embargo, como la experiencia es un grado, uno de los más madrugadores fue Iñaki Madariaga, quien ya estaba al pie del cañón a las 6.30 horas pese a que el concurso empezaba a las 9.00 horas. “Se tiene que cocinar suavemente y por eso he venido pronto para empezar a pochar las verduras con tiempo”, desvela este experto de las cazuelas que lleva más de tres décadas cocinando. Iñaki se alzó con el premio de rabú el año pasado y en esta edición ha revalidado el primer puesto. Sin duda, es toda una referencia en los fogones. “Llevo muchos años cocinando y el año pasado gané el premio de guisado en Meñaka y también en Larrauri y Armintza”, explicó. Para Iñaki, el secreto está en “escoger bien el género y cocinar con tranquilidad”.

Otro cocinero con experiencia es Luis Zalakain, que con 64 años lleva participando en este concurso desde su inicio. “Venía aquí cuando todavía era un campo de fútbol. Mi tío y mi padre fueron los impulsores de este concurso”, señaló este vecino de Urduliz “de toda la vida”. Su misión ayer no era tarea fácil. Responsable de cinco cazuelas para alimentar a toda la cuadrilla Hor Konpon -unas cuarenta personas-, Luis se afanó desde primera hora para mimar el guisado y preparar el menú. “De primero hemos tenido unas chistorras y chorizo. Luego el primer plato, marmitako, y de segundo, el rabú. De postre tenemos tarta San Marcos”, indicó. Sin duda, con hambre no se quedaron y consiguieron el objetivo de disfrutar en familia y con amigos de una jornada muy sabrosa en la que el tiempo acompañó.