GETXO - Una estancia en Londres con apenas 16 años les unió profundamente pese a conocerse de toda la vida. Sin embargo, aquella experiencia en la capital inglesa cambió su percepción de la moda, abriéndoles los ojos ante un nuevo mundo que jamás olvidarían. Pese a todo, como las cosas no surgen siempre cuando uno quiere, una vez finalizada su etapa en Inglaterra, las getxotarras Maika Borao y Begoña Mentxaka regresaron a casa para continuar con sus vidas alejadas de su verdadera pasión. “En aquella época las mujeres estudiaban principalmente Secretariado o Magisterio. No había las posibilidades que hay ahora para estudiar moda”, rememora Maika. Por eso, y porque nunca es tarde si la dicha es buena, estas dos amigas se lanzaron hace año y medio a construir un proyecto con el que soñaban desde que coincidieron en la ciudad del Támesis: hacer tocados por encargo.

Bien en forma de pamela, sombrero, platos -los que van sujetos en la frente-, turbantes?, Begoña y Maika diseñan y ejecutan creaciones artesanales con un sello exclusivo. “Cada tocado es único y no hay ninguno igual. Algunas veces nos piden en base a referencias de otros cambiando los colores, pero siempre son diferentes porque los hacemos a mano”, subrayan.

Pese a que los tocados han estado presentes a lo largo de siglos de historia, fue a partir del siglo XX cuando experimentaron cambios profundos. En el caso de estas dos getxotarras, la boda de la hija de Maika fue el punto de inflexión que hizo aflorar su sueño. “Me encargué de hacerle el tocado a mi hija y a la gente le gustó. A partir de ahí empezamos a pensar en comprar materiales y diseñar más”, recuerda Maika. Desde entonces, sus diseños fueron adquiriendo notoriedad a través del boca a boca y lo que empezó siendo una creación para su hija se trasladó a otras bodas. Precisamente por eso el proyecto se llama Los tocados de mamá.

Actualmente, a través de publicaciones y blogs especializados en bodas han llegado a tener encargos de Italia. “Vieron los tocados de la boda de mi hija en Internet y nos encargaron 150 coronas, pero no pudimos hacer frente a la petición porque trabajamos en casa, manualmente, y era imposible”, relata Maika.

VENTAS Pese a todo, en el año y medio que llevan en marcha han vendido más de sesenta tocados y tienen más de cien creaciones. “Hacemos colecciones en invierno para tenerlas listas antes de mayo, que es cuando empiezan las bodas”, describen. A la hora de diseñar tienen en cuenta “el color del vestido” y luego comienzan con el proceso creativo. “Nos inspiramos en muchas cosas y trasladamos a los tocados todo lo que nos viene a la cabeza”, explican. Donde tienen un importante nicho de mercado es en Madrid. “Es donde más vendemos porque allí hay más atrevimiento para los tocados. En Bilbao somos más clásicos y nos gustan más pequeños”, sostienen.

Una vez que el boca a boca está consolidando su proyecto ahora trabajan en seguir dándole forma. Actualmente piensan en crear una página web donde mostrar sus diseños. Asimismo, tampoco cierran las puertas a otro tipo de creaciones e incluso se atreven con el diseño de alpargatas y zapatos estilo bailarinas. “Siempre he customizado mis bailarinas y ahora lo hacemos para el resto de la gente”, afirma Begoña.

Su imaginación no tiene límites ni tampoco barreras. Disfrutan con cada paso que dan y, por el momento, se lo toman como una afición. “También pensamos en añadir diseños a camisetas”, concluyen, sin parar de dar rienda suelta a su imaginación. El sueño de Londres se ha hecho realidad.