CUANDO entrenaba cerca de Lekeitio siempre se acercaban a un caserío donde le tenían preparado un reconstituyente: “un barreño lleno de leche”, recordó Fausto Iza, el ciclista de Igorre que fue profesional entre 1956 y 1961. Café y coñac ayudaban a entrar en calor, en los avituallamientos no había rastro de barritas energéticas y, sin coche propio ni posibilidad de pagarse un billete de avión, no era raro que se desplazara en bicicleta a la línea de salida de las competiciones. “Llegué a pedalear hasta Asturias, participar en una carrera y volver a casa de la misma forma”, rememoró. Ayer ese ciclismo épico preservado en imágenes en blanco y negro regresó en color gracias a la Sociedad Ciclista Balmasedana, organizadora de la primera marcha retro de Enkarterri.
Setenta personas se inscribieron en total sumando las modalidades corta y larga, de 50 y 100 kilómetros respectivamente, que atravesaron lugares emblemáticos como los altos de San Cosme, en Gordexola, y Beci, la Vía Verde de los Montes de Hierro, la Casa de Juntas de Abellaneda o los hornos mineros de calcinación de Sopuerta. Además, se rindió un emotivo homenaje a figuras del ciclismo vasco mayores de 80 años: el propio Fausto Iza, Antonio Ferraz, nacido en Güeñes; Antón Barrutia, natural de Iurreta; Oscar Elguezabal, de Muxika y Felipe Alberdi, de Amorebieta. También se acercó a Balmaseda el encartado Gregorio San Miguel, que en 1968 se enfundó el maillot amarillo de líder del Tour de Francia. Todos ellos animaron a los ciclistas en el momento de la salida en un casco histórico teñido de rojiblanco y ambiente festivo con ocasión de la final de Copa.
Solo se admitieron bicicletas anteriores a 1987 con los cables de freno fuera de la cinta del manillar, palancas de cambios en el cuadro y pedales con rastrales. En cuanto a la vestimenta, regresaron las equipaciones de lana o a imagen de formaciones míticas del ciclismo añejo. Los cicloturistas recuperaron fuerzas en avituallamientos a la antigua usanza, con productos elaborados en la tierra. “Les esperaban chorizos a la sidra cocinados en putxeras”, describió Tomás Amezaga. El que fuera mecánico de Euskaltel Euskadi, que toma parte desde hace tres años en marchas vintage, ha sido uno de los artífices de que la Retrobike Enkarterri se celebrara. “Al venir de una prueba similar en Italia pensé que en la comarca tenemos paisajes tan bonitos o más”, apuntó. La Sociedad Ciclista Balmasedana enseguida se contagió de su entusiasmo, prestando su colaboración en las labores organizativas.
Nombres ilustres Amezaga, ataviado con un maillot del equipo Kas de 1967 regalo del exciclista Gabriel Mascaró, fue el más veterano de los corredores. En el pelotón se pudo ver, además, a un lehendakari Juan José Ibarretxe camuflado tras sus gafas de sol y casco o los exciclistas Iñaki Gastón, Enrique Aja, Gorka Gerrikagoitia e Igor González de Galdeano. Acostumbrado a rodar por Enkarterri en la Vuelta al País Vasco, pero “fijándome siempre en la rueda del que iba delante”, González de Galdeano disfrutó de la marcha en una bicicleta “de 1985, cuando corría en cadete juvenil que cuido mucho porque es difícil reemplazar las piezas que se rompen”.
Alberto Faricle calzó unas botas de 1971 que pertenecieron a la leyenda Eddy Merckx adquiridas a través de Internet para el museo ciclista que posee en Soria en el que guarda cerca de 200 equipaciones de distintas épocas. “Este modelo de zapatilla solo se fabricó para Merckx y Luis Ocaña. Poniéndolas me siento como so reviviera los viejos tiempos”, explicó. Junto con su compañero Marco Castelli realizó un viaje relámpago a Balmaseda solo para completar la Retrobike. Ni siquiera pudieron quedarse a ver el partido del Athletic, ya que “el domingo -hoy- entramos a trabajar a las siete de la mañana”. Alberto Fornicle organiza, además otra marcha, La histórica, que hace tres semanas reunió a 300 cicloturistas, entre ellos “antiguas figuras como Perico Delgado y Txetxu Rubiera” e integra el calendario de marchas retro en el conjunto del Estado, al igual que la Retrobike encartada.
En Balmaseda se animaron también cinco mujeres. Isabel Huertas acudió contenta a que la organización sellara la credencial que acreditaba que había finalizado la marcha en una bicicleta de 1976. “¡Como los peregrinos del Camino de Santiago!”, exclamó. De broche final, un hamaiketako previo a la comida de hermandad que tuvo lugar en el frontón municipal. Iñaki Hoyos lo regó con vino bebido directamente de la bota, como mandan los cánones. Para una ocasión tan señalada se puso por primera vez la camiseta del Athletic que su hijo le regaló “hace 13 años”. “Conozco gente que no ha podido venir porque ha ido a Barcelona, aunque aquí fiesta no nos falta. Seguro que el próximo año estamos más”, confió.