Plentzia - La bodega submarina de Plentzia ha añadido un nuevo tesoro al fondo del mar. Desde ayer y durante un año, una barrica con botellas de txakoli estará envejeciendo al vaivén del movimiento del agua a 15 metros de profundidad, junto a los vinos que comercializa esta bodega única, los tintos de la marca Crusoe Treasure -que alcanzan los 185 euros-.

El afán investigador de la empresa Bajoelagua Factory, que instaló este almacén en las profundidades de la bahía plentziarra, ha llevado a dar un paso más y a analizar qué efecto tiene el mar en los vinos blancos, y más en concreto, en el txakoli, “que presenta más acidez que cualquier otro blanco y que los vinos tintos”, indicó ayer el enólogo de la bodega submarina, Antonio Palacios. Por lo tanto, ahí puede radicar la mayor diferencia en el proceso de maduración en el agua entre el txakoli y el resto de bebidas.

El caldo que es seña de identidad de Euskadi experimentará cambios a lo largo de los próximos 365 días junto a las botellas de tinto Graciano, Mazuelo y Tempranillo, de La Rioja (Crusoe Treasure Classic) y de Tempranillo, de Peñaranda de Duero (Crusoe Treasure Passion) que habitan en el fondo del mar. El mecer de las olas y todo lo que supone estar sumergido produce en el vino diferentes variaciones. “Hay un cambio al estar en el agua y se puede demostrar científicamente. No solo en el paladar, hay datos físico-químicos, por ejemplo, del olor, que son diferentes al del vino de tierra”, señaló Ana Riera, la bióloga de este proyecto. Así, entre otras modificaciones, se reduce la acidez, cambia el color, se suaviza el sabor y los sabores frutales y de vainilla se hacen más presentes.

Esta empresa inició sus estudios en octubre de 2009, sumergiendo bebidas de 27 bodegas diferentes y pertenecientes a 14 denominaciones de origen españolas. En estos años, también se han realizado pruebas con cava y cerveza; ahora es el txakoli el que testará este peculiar modus vivendi. “Se trata de un nuevo proyecto de I+D”, puntualizó Borja Saracho, gerente de Bajoelagua Factory.

La otra parte de esta iniciativa pionera de la bodega submarina es la que tiene que ver con el ecosistema marino, porque estas cosechas acuáticas dan vida a un ecosistema propio y todo ello es sujeto de estudio. A día de hoy, los vinos conviven con más de 1.500 especies diferentes (tapaconas, rascacio, poderrama, bellotas de mar, esponjas, estrellas de mar, quisquilla...). - M. Hernández