El mercadillo de Dos de Mayo aspira a convertirse en mención obligatoria en todas las guías turísticas que persigan trazar una descripción fiel de la realidad de Bilbao. En una década de vida, aproximadamente, el señalado evento ha conseguido erigirse con un nombre propio en el calendario anual, a través de su fuerte apuesta por encumbrar Bilbao La Vieja como un barrio artístico alternativo. En ese tiempo, los mercados celebrados el primer sábado de cada mes en la calle que da nombre al rastro muestran su voluntad por apoyar una filosofía de regeneración social mediante la promoción del comercio local.

Ainara Arkotxa Sarralde y Ainhoa Hernández Lejonagoitia, integrantes de la Asociación Dos de Mayo -en la que se agrupan las tiendas Cultto, Ataköntu y Traka Barraka-, llevan tres años organizando el rastro que hoy, 2 de mayo, celebra su gran fiesta. “Este año coincide en fecha con el nombre del mercadillo, por lo que hemos aprovechado para programar más actividades de las habituales”, detallan. Desde las 10.00 de la mañana hasta las 20.00 de la tarde, la calle Dos de Mayo acogerá numerosas actividades que se mezclarán con los puestos en los que los visitante podrán encontrar -literalmente- de todo. Por segundo año, además, el rastro se propagará también a la calle Lamana, en sintonía con su intención de expandirse.

“El mercado fue una iniciativa impulsada por los comercios de los barrios, para que jóvenes diseñadores que están empezando pudiesen implantar sus locales, talleres y tiendas en la calle Dos de Mayo”, relata Ainhoa sobre los comienzos de la iniciativa, que está empezando a dar sus frutos. En el mercadillo hay 72 puestos, pero tienen 400 solicitudes en espera, por lo que deben realizar una escrupulosa selección de candidaturas. “Es una pena, porque quedan muchas propuestas interesantes fuera. Pero la gente que vende en el mercadillo lo hace anualmente, es uno de los requisitos del Ayuntamiento”, especifican.

Desde camisetas a un euro hasta collares artesanos con diseños exclusivos. O incluso reliquias sacadas del desván de los abuelos. Plantas, discos, libros o bolsos. Y de todos los precios. El rastro ha demostrado ser una buena oportunidad para aquellos que comienzan, “vendiendo en diferentes mercados vas dando nombre a la marca y haciendo producto”, asegura Ainhoa. “Es un mercadillo muy ecléctico, tanto en los puestos como en el público que viene”, indica, por su parte, Ainara. A pesar de reconocer que la tendencia ha sido de atraer a personas jóvenes, explican que cada vez se acercan más familias.

En esta tesitura, la comparación con otros mercadillos que se celebran a nivel europeo es inevitable: “Nos han puesto como el Portobello de Bilbao”, admiten. “Ahora lo hipster está de moda y vende mucho; no nos parece mal, pero en este mercadillo hay de todo. No es solo de modernos con gafas de pasta”, indican queriendo desligarse de etiquetas. Lo que no esconden es su anhelo por convertirse en ejemplo: “Todas las ciudades tiene como su rastro, nosotros aspiramos a ser el mercadillo de referencia en Bilbao”.

No en vano, al calor del rastro de Dos de Mayo, Bilbao ha percibido un aumento de mercados en la ciudad, como el Open Your Ganbara de Zorrotzaurre o The Sunday Market. “Cada uno tiene sus puntos diferentes, más que rastros estos son mercadillos de artesanía, manualidades... Pero está bien que la gente se acostumbre y que no le extrañe comprar algo de segunda mano o pagar por algo que es más exclusivo”, considera Ainara. “El Dos de Mayo es el primero que empezó como mercadillo de segunda mano”, puntualiza.

Un trampolín para los jóvenes Como en todos los primeros sábados de cada mes desde hace una década -con más incidencia en mayo-, hoy Bilbao La Vieja será tomada por hordas de transeúntes que pondrán ambiente en el barrio. Una realidad que contrasta con su día a día. “Es algo en lo que todos los comercios coinciden: durante el mercado viene muchísima gente, pero un miércoles normal aquí no hay casi nadie”, confiesan las organizadoras, conscientes de que es difícil competir con núcleos comerciales como el del Casco Viejo o el de Indautxu. Sin embargo, se muestran positivas, puesto que en cierta forma el trabajo realizado ha servido para dignificar una de las zonas más estigmatizadas de la ciudad: “Está empezando a venir gente que no vendría nunca a este barrio, tanto de otras partes de Bilbao como de pueblos de Bizkaia”, señala Ainara.

En ese sentido, aseguran que esta iniciativa mensual “ayuda” a regenerar la actividad comercial. “En los últimos años se ha visto que se han instalado varios comercios aquí; es una manera de darse a conocer para la gente que trabaja en la línea de lo alternativo, de lo joven, del diseño... Es algo diferente a lo que se ofrece en el Casco Viejo”, opinan, “donde están abriendo un tipo de comercios más orientados al turismo”. En palabras de Ainhoa, aquellos que buscan una oportunidad para abrir un taller en el que trabajar y poder vender sus artículos tratan de asentarse en la calle Dos de Mayo. “Parece que funciona el efecto llamada. Hay muchos locales que se comparten entre diferentes personas que hacen cositas diferentes”, añade.

De la misma forma, el rastro ha funcionado como trampolín para muchos jóvenes. Es el caso de Naiara Usabiaga, una de las propietarias de Arizona Vintage Clothing, quien comenzó vendiendo su ropa de segunda mano en el mercadillo Dos de Mayo y tras dar el salto a varios festivales estatales consiguió abrir una tienda en la calle Del Víctor. Otro ejemplo de ascensión es la marca Pedrusco. “Empezaron en este rastro y ahora van a un montón de ellos; han expuesto incluso con Helena Rohner en Madrid”, narra Ainara con cierto orgullo. “A nosotras nos hace ilusión, nos sentimos parte de ello”, admite.

No es para menos. El rastro ubicado en Bilbao La Vieja lo organiza la Asociación Dos de Mayo autofinanciándose. “El Ayuntamiento apoya moralmente la iniciativa y le gusta. Pero no deja de ser el centro de Bilbao y suele haber algunas pegas logísticas”, comenta Ainara. Las calles estrechas y en cuesta, el tráfico, así como el ruido, constituyen las mayores preocupaciones a la hora de poner a punto el mercado, que se establece en coordinación con la oficina de uso de Espacio Público.

Por el momento, el mercadillo abarca una sola calle -que se amplía a dos en el mes especial de mayo-, aunque la idea es seguir creciendo. ¿Ampliarlo a todo Bilbao La Vieja? “¡Ojalá, sería la leche! Por ahora nos conformamos con Lamana, General Castillo... Las calles que cruzan con Dos de Mayo”, muestra Ainhoa, antes de enfatizar su certeza de que en dicho caso conseguirían llenar todas las calles. “Hay demanda y podríamos hacerlo, pero las instituciones tendrían que involucrarse un poco más”, añade.