Barakaldo - Como el Ave Fénix que resurge de sus cenizas, el siempre apreciado carrejo de bolos a katxete del barrio barakaldarra de Gorostiza se apresta -después de casi 15 años de parón- a retomar su laureada historia en este juego endémico del Valle de Somorrostro.
Será el próximo día 28 de junio -con la celebración de la 27ª edición del Torneo Interpueblos-, cuando la bola de Guayacán volverá a golpear con fuerza los bolos de encina con los que se juega esta modalidad de pasabolo que aún pervive en Barakaldo, Trapagaran, Ortuella, Abanto-Zierbena y Zierbena, y que pudiera sumar, más pronto que tarde, al santurtziarra carrejo de Kabiezes.
Ayer fue un día especial en este aventurado camino en pos de mantener la presencia de este juego en el término municipal de Barakaldo -donde actualmente solo funciona el carrejo de El Regato-, ya que se procedió a la instalación del tocón de roble del país sobre el que se posan los bolos de encina. Un tocón que fue preparado con esmero y mimo por el también vecino de Gorostiza, Julián Larrea. “En Gorostiza siempre ha habido una gran afición en torno al bolo a katxete que ahora intentamos recuperar”, señalaba ayer Pedro Maza, el portavoz del club de Bolos a Katxete Gorostiza 33, quien destaca que el 33 es “un homenaje a los 33 vecinos que en 1945 fundaron la sociedad de bolos a katxete y adquirieron el terreno donde su ubica el carrejo”.
Secular No obstante, la práctica del Bolo a Katxete en Gorostiza “es muy anterior en el tiempo”, tal como relata el cronista Javier Leiva, a la sazón presidente de la sociedad de Bolos a Katxete del carrejo zierbanato de La Arena. “Se tiene constancia escrita de su práctica en este carrejo de Barakaldo desde 1898, aunque en 1981 - el día que se hizo el homenaje al bolari Matías Gorostiza- se le preguntó desde cuándo se jugaba allí a los bolos, y respondió que él vio jugar a su abuelo y éste le contó que ya había visto jugar al suyo, y así sucesivamente. Si tenemos en cuenta que Matías contaba con 83 años, situamos los bolos a katxete, como mínimo, a inicios del siglo XIX”, apunta Leiva.
Un poso histórico que ha pesado en el ánimo de un amplio grupo de aficionados capitaneados por el bolari Jose Ángel Fernández Canta, quien confía en que “para San Isidro, la hierba ya esté en condiciones y podamos empezar a jugar a nivel de sociedad, para ir perfilando los bolaris que nos representarán en el interpueblos que se celebrará en junio con participación de hombres y mujeres de las once sociedades históricas”.
Hasta entonces, aún quedan importantes retos para esta joven sociedad bolari, como la instalación de las tomas de agua y electricidad “para lo cual ya hemos solicitado el apoyo del Ayuntamiento, aunque aún no hemos tenido respuesta por su parte”, señala Pedro Mazas, quien agradece la colaboración que hasta ahora ha prestado el IMD barakaldarra “con la aportación de materiales para la reconstrucción de la zona de tire”. No obstante, el portavoz y secretario de la sociedad espera una mayor implicación del consistorio fabril en la recuperación de este deporte autóctono. “No podemos olvidar que Gorostiza fue el carrejo que acogió el primer campeonato de Euskadi en 1981”. Por cierto, en esa cita, el entorchado se lo llevó el uriostarra Ino Zamarripa.