LA madre Teresa de Calcuta usó la voz del pueblo para explicarlo mejor que nadie: cuando no puedas correr, trota; cuando no puedas trotar, camina; cuando no puedas caminar, usa el bastón, pero nunca te detengas. Pararse es correr, correr el riesgo de que se olviden las razones que impulsaron la marcha, que provocaron que los corazones se acelerasen tras un sueño que, año tras año -y van 19...- mantiene viva la llama. Korrika nació en defensa del euskera y casi dos décadas después mantiene viva la llama de esa trepidante antorcha.
Quienes calzan esas zapatillas vuelcan todo el amor posible en ese empeño y no es difícil comprenderles, sea uno euskaldun o no. Al fin y al cabo, el idioma del corazón es universal: solo se necesita sensibilidad para entenderle. Uno quisiera sumarse a esa revolución del euskera desde estas letras, pero no sé hasta qué punto al escribir uno puede ser revolucionario. Por lo pronto, está trabajando con un idioma, que es una tradición, sobre otro idioma, otra tradición. Es la gran paradoja de este artículo.
Intentaré, por tanto, acercar la buena nueva de la presentación en sociedad de Korrika 2015 desde el orgullo. No en vano, DEIA se suma al patrocinio de esta larga marcha con el dorsal de la ilusión. La ceremonia de puesta de largo tuvo lugar en la Alhóndiga de Bilbao y en los ojos de Edurne Brouard, una de las amatxus de esa criatura se intuía casi el mismo brillo que hace dos décadas. A la par que el actor y director de teatro Galder Pérez y la periodista Ane Zabala presentaban la nueva edición, la pintora Udane Juaristi recreaba, en tiempo real, el colorista cartel de esta edición. Antes de que comenzase la presentación, el presidente del Athletic, Josu Urrutia, se saludaba con José Ángel Iribar bajo la pantalla inclinada sobre la que iban a proyectarse las imágenes de la tarde. Testigos de cuanto les cuento fueron Juan Mari Aburto, la consejera de Cultura, Cristina Uriarte, Josune Ariztondo, Ana Castro, Edu Barinaga; dos de los sostenes de la korrika, Mertxe Mujika, corazón de AEK, y Asier Amondo, Sabin Anuzita, Nekane Alonso, Maite Iturbe, Patxi Bastarrika, Tasio Erkizia, Idoia Mendia, Alfonso Gil, Ander Agirrezabal, Aitor Aranguren, quien ha participado en los diez últimos años en la korrika, Ainara Ugarte, Izaskun Herrera, Mikel Etxebarria, Aitor Bilbao, Javier Olabarria, Idoia Azkarate y una legión de gente dispuesta a portar el fuego.
Entre los presente se habló del trazado, de una carrera que comenzará en Urepele y finalizará en Bilbao, y que lleva por lema este año un juego de palabras: Euskahaldun, tras ser homenajeada en la Azoka de Durango. La canción de Korrika 2015, Denok Korrikara, está basada en otra precendente, Sautrela, con música del grupo Oskorri y letra del poeta bilbaino Gabriel Aresti. Es todo un recreo para los sentidos, al decir los presentes, entre los que se encontraban el escritor Kirmen Uribe, quien cruzó un saludo conAsier Arbaiz; Julen Arrandiaga, Ekain Pagola, Maialen Iriarte, Ana Odriozola, Ana Urrutia, Idoia Martin, Josu Sagardin, Gorka Barruetabeña, María Deogracia, el presidente de la Asocación de Periodistas Vascos, Txuskan Coterón, Jagoba Preciado, Koldo Maizkurrena, Miren Sagarra, Aintzane Erdozain, Nekane González, Izaskun Igartua, Yolanda Díez, Maitane Goikoetxea y un buen número de gente que a duras penas entró en el juego de los presentadores. Ambos pidieron a los presentes que realizasen una serie de ejrcicios de calentamiento primero y que corriesen tras ellos, antorcha en ristre, después. No les hicieron mucho caso, me temo que por la proverbial timidez que habita en la tierra vasca.
Con todo, la tarde destiló el licor de la ilusión que embriaga de alegría a los corazones más propensos. Los curiosos que se daban de bruces con la presentación seguían de cerca la puesta de largo. La tarde se lanzó hacia la desembocadura de la noche. Y sí, uno juraría que Edurne tenía los ojos húmedos.