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La Orquesta Sinfónica de Euskadi y Joaquín Achúcarro comparten el Euskalduna en la conmemoración del Año Usandizaga

La Orquesta Sinfónica de Euskadi y Joaquín Achúcarro comparten el Euskalduna en la conmemoración del Año UsandizagaJosé Mari Martínez

ENMARCADO todo en el quinto programa de su temporada de abono, que lleva por sentido nombre el de Tipos de romanticismo, la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE) invocó anoche al dios de la inspiración para la conmemoración del Año Usandizaga, el siempre esperado regreso del pianista Joaquín Achúcarro a Bilbao y la irrupción, al frente de la orquesta, de Josep Caballé-Domenech, director de la Colorado Springs Philharmonic y la Staatskapelle Halle y colaborador habitual de la OSE, un hombre con brío en sus manos. Fueron tres fuerzas de la naturaleza musical desencadenándose en el Palacio Euskalduna. Todo un espectáculo...

La Obertura sinfónica sobre un tema de canto llano de José María Usandizaga (siete minutos vibrantes y emotivos...) fue la partitura escogida para dar inicio a esta sucesión de conciertos que recuerdan el Año Usandizaga y que ya se han escuchado en el Kursaal y el Teatro Principal de Gasteiz. El compositor y pianista donostiarra de entresiglos (XIX y XX) tuvo, no obstante, lazos con Bilbao. No en vano, el Teatro Campos acogió el estreno de su primer trabajo lírico, Mendi-Mendiyan (1910), un 21 de mayo del siguiente año.

Los programas de mano anuncian que en el marco del centenario de quien es considerado, junto a Jesús Guridi, el padre de la ópera vasca, la Orquesta de Euskadi acometerá en marzo el reestreno, en versión concierto, de La Llama, ópera inconclusa del compositor que contará con un importante elenco de solistas encabezado por Ainhoa Arteta, bajo la dirección de Juan José Ocón. Serán días intensos...

Los de ayer también lo fueron. No en vano, el Palacio Euskalduna vivió el reencuentro entre dos grandes de la música (tres, si se considera como tal a la Orquesta Sinfónica de Euskadi...), con la aparición en escena de Joaquín Achúcarro. El bilbaino universal fue recibido en el Palacio Euskalduna como si fuese una estrella del rock. Sin los cuernos del diablo, por supuesto.

Achúcarro interpretó el Concierto para piano y orquesta en la menor de Edvard Grieg, un compositor noruego con el que el intérprete bilbaino de Arbolantxa emparenta a través de su bisabuelo, entregándose como si actuase por primera vez en su vida. La pasión es el ingrediente secreto de los inmortales...

entregados Hubo bises y mucha ilusión. Los abonados disfrutaron con todo el programa, rematado con la Sinfonía número 3 en la menor, opus 44 de Sergei Rachmaninov, la más rusa de sus obras, al decir de los entendidos.Entregados a tan altura de miras, a tanta armonía, siguieron de cerca el concierto el recientemente nombrado director general de la OSE, Oriol Roch, Emma Jiménez, mujer de Joaquín, pianista de altos vuelos, y eterna compañera del maestro; Jon Ortuzar, la decana de Ciencia y Tecnología de la UPV/EHU, Esther Domínguez; el pianista vasco Rubén Fernández Aguirre, Begoña Ruiz de Erentzun, espíritu cantarín de ABAO Txiki, Begoña Artabe, José Luis del Olmo; el hijo de Joaquín, Ramón Achúcarro, Jesús Fernández Urbina, Ana Salinas, Teresa Querejazu, José Ramón Bilbao, Chus Uriarte, Ignacio Muguruza, Fátima Calvo, Charo Intxausti, Maite Solana, Emilia Arias, Guillermo Calleja, Fernando Muguruza, Juan Carlos Fernández, Mari Carmen Olabarria, José Luis Bergara, Itziar Odriozola, Mari Carmen Urrutia, Carmen Alonso, Carlos Bengoetxea, Maite González, Carmen de las Heras, José Manuel Zalbidea, José Ramón Zarate y un sinfín de melómanos empedernidos.

No por nada la OSE calificó este concierto como un reencuentro. La orquesta ha ido de la mano de Achúcarro en su primera gira a Suramérica o en la grabación de un monográfico sobre Ravel. Días atrás, el maestro impartió una clase magistral a estudiantes de Musikene, dentro de la programación del Aula Jordá Gela, en la sede de la Orquesta en Miramón. Ambos corazones guardan una hermosa sintonía.