LOS héroes no llevan capa ni antifaz. De hecho, pueden ir, curiosamente, a pecho descubierto. Y tampoco tienen una edad determinada. Pueden alcanzar, incluso, casi los 80 años. Los héroes son valientes y generosos y ponen su vida en peligro por salvar la de otros. Joseba Larrañaga es un héroe. Este vecino de Las Arenas, natural de Ondarroa, impidió que un hombre se ahogara en la playa de Ereaga. Él estaba nadando una mañana del pasado octubre, como hace tantas otras cuando el tiempo lo permite, y vio cómo una persona tenía problemas para volver a la orilla, así que fue a por él, y no sin dificultades, consiguió sacarle del agua, tan feroz a veces. Pero esta batalla no es la primera que gana Joseba al mar, porque hace unos treinta años ya salvó a una joven de 14 años de morir ahogada.
Como héroe fue recibido ayer por el alcalde getxotarra, Imanol Landa, que quiso darle las gracias por su solidaridad y entregarle, a modo de detalle, un libro de la historia de Getxo y varias ilustraciones de lugares emblemáticos del municipio. “Yo soy buen nadador, así que tenía que ayudar a ese hombre”, comentaba ayer a este periódico este jubilado, que el pasado martes cumplió 79 años.
Los hechos acaecieron el 19 de octubre cuando una niña que jugaba en el arenal de Ereaga se le escapó una pelota al agua y el mar quiso quedársela. Por ello, con su fuerza y, con la colaboración del viento, empezó a llevarla más y más adentro. El padre de la pequeña fue a recuperar la bola, pero desistió en su intento cuando vio que no podía; pero entonces ya estaba muy alejado de la orilla y, por mucho que lo intentaba, no conseguía acercarse a ella. Estaba cansado y asustado y empezó a gritar. Entonces Joseba se percató de la situación porque oyó el socorro desesperado. “En la playa había mucha gente, pero él y yo éramos los únicos que estábamos en el agua. Yo iba nadando a lo marino, es decir, con la cabeza bajo el agua y al sacarla de lado una de las veces para respirar me pareció oír que el hombre pedía auxilio”, describe Joseba. No se lo pensó. Se dirigió hacia él y al alcanzarle le pidió una cosa: “Por favor, estate tranquilo, por tu bien y por el mío. Te voy a sacar de aquí”. Como pudo, Joseba cargó con él. “Intenté llevarle con una mano, pero no podía, así que le coloqué una mano en la espalda y otra en el trasero y lo iba sujetando como si llevara una bandeja, por lo que solo nadaba con los pies. Tardé cuarenta minutos en alcanzar la orilla”, evoca Joseba. La víctima iba callada y su piel se tornaba entre el color blanco y el morado?
Incertidumbre Mientras tanto, la angustia se apoderaba de la mujer de Joseba, Victoria Eugenia Sáez, en la arena. El temor invadía su cuerpo y pedía colaboración para que quien pudiera ayudara a su esposo. Finalmente, en el último tramo de ese recorrido eterno, una chica pudo arrimar el hombro y el desenlace fue el mejor que se podía esperar. Porque además, coincidió que había un médico en la playa, que atendió en primer lugar al hombre, de 54 años, que casi se ahoga, y después comprobó que su salvador estaba bien. “En tiempos tan convulsos como los que vivimos en nuestra sociedad, comportamientos como este nos recuerdan que todavía hay personas que muestran, en cualquier momento, su bondad y solidaridad”, destacó ayer el alcalde getxotarra. “Mi marido ha sido el ángel de la guarda de ese hombre”, admitía Victoria. Y realmente, Joseba es un protector. “Yo me siento más seguro en el agua que en la tierra”, asegura. Hace unos treinta años, Joseba ya salvó la vida de una joven, esta vez en el arenal de Sopela. “Mi mujer me dijo que había mucho murmullo en una zona de la playa, así que me acerqué y estaban hablando de que el mar se había llevado a una niña. Me metí y buceé tres veces, a la cuarta vez que me sumergí vi los pelos alborotados de la niña, que estaba hundiéndose. Fui hacía allí, la cogí y la saqué a unas peñas. Le apreté el estómago, le di unas tortas en la cara para que espabilara y volvió en sí. Estuvimos una hora en las peñas, hasta que ya se encontró bien y regresamos”, recuerda este héroe sin capa ni antifaz.