Bilbao - Construido en 1888 como la residencia del industrial vizcaino Víctor Chávarri y su hermano Benigno, desde 1943 es la sede de la Subdelegación del Gobierno en Bizkaia. El imponente Palacio Chávarri, de estilo ecléctico, se alza orgulloso de esa singularidad que le ha permitido mantener su aspecto prácticamente invariable desde que fue erigido.

Susana, como descendiente de la familia Chávarri, ¿qué supone para usted que este libro vea la luz?

-SUSANA CHÁVARRI: Me hace mucha ilusión, es bueno que los bilbainos conozcan lo que se ha hecho en una ciudad que tuvo su momento de esplendor y sigue teniéndolo.

¿Qué deberían saber los bilbainos sobre el Palacio de los Chávarri?

-ÁLVARO CHAPA: Quiénes fueron los impulsores y los móviles que les llevaron a arriesgar parte de su dinero en un edificio que es emblemático. Fue el resultado de una riqueza económica, de un espíritu emprendedor y de varias circunstancias personales que hicieron que se construyera. Se tomaron decisiones arriesgadas en una época en la que hubo un gran desarrollo industrial y urbanístico.

La decisión de los hermanos Chávarri de ubicar su residencia en la plaza Elíptica, ¿tuvo algo que ver con que la burguesía quisiera instalarse en el centro de la ciudad?

-A. C.: Los hermanos Chávarri eran portugalujos y la burguesía ya estaba en la ciudad. En 1890, después de la última guerra carlista, Bilbao comenzó a tener un auge industrial y decidieron trasladarse. En aquellos años, el Campo Volantín, zona de mansiones, estaba completo y lo único que quedaba por construir era el Ensanche. Los Chávarri pensaron en el futuro y acertaron.

Víctor Chávarri fue un hombre influyente en la actividad económica vizcaina del siglo XIX. ¿Qué destacarían de su personalidad?

-A. C.: Fue un visionario, imaginó cómo podía ser el futuro industrial y ejerciendo su influencia en política, ayudó a transformar Bilbao de una ciudad de provincias a la ciudad que es ahora gracias al impulso definitivo del boom de las minas.

El Palacio Chávarri lo firmó el arquitecto Atanasio de Anduiza, pero fue ideado por el belga Paul Hankar.

-A. C.: Víctor Chávarri convenció a Atanasio de Anduiza, que era su suegro, para que lo firmase porque en aquel entonces los arquitectos extranjeros no podían. El palacio es la unión de dos edificios del mismo estilo: la primera parte la diseñó Paul Hankar y la segunda un colega suyo. Anduiza lo que hizo fue poner su firma, pero creemos que no tuvo nada que ver.

El palacio fue remodelado entre 1943 y 1947, cuando pasó a convertirse en sede del Gobierno Civil de Bizkaia. ¿Qué transformación se llevó a cabo para adaptar el edificio?

-A. C.: Eran tres viviendas -de los dos hermanos Chávarri y otro más- y, por lo tanto, estaban tabicadas. Cuando lo compró el Estado, los eliminaron y unificaron las plantas de arriba, aunque no las de abajo, donde se conserva la parte histórica. La escalera de caracol la puso Eugenio María de Aginaga, quien llevó a cabo la reforma, con una intervención lo menos dolorosa posible. Por fuera no sufrió nada, se cambió alguna puerta, pero siempre siguiendo el estilo arquitectónico. El 80% del edificio se ha conservado.

-S. C.: Incluyendo la decoración. Lo que faltan son los muebles.

-A. C.: El empaque y el abolengo de la casa se ha mantenido.

El hecho de que Bilbao no posea muchos edificios eclécticos, ¿se suma a su importancia?

-A. C.: Sí, claro. Edificios importantes del siglo XIX son el Palacio Foral, el Palacio Olabarri y el chalé de la familia Allende en Indautxu; no hay más. Por lo tanto, el Palacio Chávarri es una joya. Y, al pertenecer al Estado, parece que así se mantendrá; además, las nuevas leyes de patrimonio histórico protegen estos edificios.

-S. C.: Su arquitectura es especialmente original, no hay muchos más ejemplos de neoflamenco.

-A. C.: En el País Vasco no hay ninguno más. Solo un pequeño detalle decorativo en una casa de Gernika.

¿Influye en su conservación el hecho de que las administraciones se ocupen de estos edificios?

-A. C.: Los grandes edificios que exigen un gran mantenimiento suelen ser de las administraciones o de las grandes corporaciones. Si lo comprara un promotor inmobiliario lo destrozaría. En este caso, que haya administraciones tenedoras de edificios históricos parece que está funcionando.

-S. C.: También es bueno que lo abran para darlos a conocer a los bilbainos a través de las visitas guiadas que se organizan.