LAS últimas tendencias de los historiadores hablan de una visión injusta en torno a la figura de María Antonieta pero la verdad es que había un porqué. No por nada, cuentan que en pleno germen de la Revolución Francesa, cuando el pueblo, a falta de harina y trigo para preparar pan, fue a Versalles a encararse con ella, esta le respondió con altanería: “Que coman pasteles”, dicen que dijo, lo que, con toda lógica, enojó a un pueblo que ya la llamaba Madame Déficit. La cineasta Sofía Coppola describió su vida de otra manera. En el biopic de su vida narró cómo, bajo todo su lujo, fue una joven protegida, asustada y confundida, rodeada de pérfidos detractores, falsos aduladores y cómo fue abriéndose paso por puro instinto, por mucho que el affaire del collar de diamantes acrecentase su leyenda negra.

En esa reina, en la María Antonieta de Coppola se inspiraron Maite Fuentes y Marta Bengochea para darle un hermoso envoltorio a la inauguración de la joyería Frida (proviene de la joyería Jolben de Vitoria, con 32 años de tradición a sus espaldas...) que ayer tuvo lugar en el número 20 de Máximo Agirre, con una modelo caracterizada como la legendaria reina por obra y gracia de Yolanda Aberasturi, asomándose por el escaparate. Hubo en la puesta de largo diamantes y pasteles como en la vida de María Antonieta, amén de colecciones de prestigiosas firmas como Gucci, Carrera & Carrera o Porsche o una colección propia titulada Embajadores de nuestra tierra, en la que se reproducen, en plata maciza, figuras como la baldosa de Bilbao, Mari Jaia, las sardinas o Puppy. Asistieron a la cita Miren y José Luis Bengochea, Jon Andoni Zarate, Jorge Aio, Olga Zulueta, Carmela Regúlez, Rocío Hidalgo, Alexandra Alonso, Idoia Múgica, Sergio Etxebarria, Javier Díaz, de Mobei, Marilú Vitoria, Marian López, Idoia y Arantsazu Gutiérrez, Julio Alegría y un sinfín de gente entusiasta de una joyería de puertas abiertas, muy alejada de la imagen de búnker que gastan los clásicos.