DA igual a la hora que se recorran sus senderos, el monte Serantes de Santurtzi tiene siempre movimiento. A primera, corriendo hacia la cima. Un hamaiketako en la zona de Los Llanos. Un tranquilo paseo hasta el fuerte por la tarde.... Los santurtziarras han integrado el monte en su día y subir por sus laderas forma parte del día a día de muchas personas del municipio, y de pueblos vecinos. Como una tradición, muchos suben al Serantes cada mañana. Y eso por no hablar de jornadas tan señaladas como la de la romería de Cornites -el lunes de Pascua- o nochevieja, donde el trajín por los senderos es aún mayor. Muchos conocen sus senderos, sus distintas formas de llegar hasta lo más alto. Pero son pocos, muy pocos, los que conocen los entresijos de esta montaña. Santurtzi descubre ahora -a quienes así lo deseen-, la flora, fauna, historia y leyendas que conviven en este pico de 451 metros de altitud.

Mayores y pequeños del municipio han subido al menos una vez a disfrutar de la naturaleza del Serantes. Todos destacan una cosa, sus inmejorables vistas de El Abra. El fácil acceso y su cercanía al núcleo de población son dos fuertes que desde el Ayuntamiento han querido aprovechar para ampliar su oferta turística, hasta ahora más basada en lo relacionado con la mar.

Así, desde el Área de Turismo se han puesto en marcha unas visitas que aúnan el deporte con la naturaleza y el conocimiento. Deporte porque se sube caminando desde el puerto pesquero, lo que puede significar entre dos y tres horas de excursión. Naturaleza y conocimiento porque de la mano de dos dinamizadores culturales se descubren nuevas plantas y anfibios a la vez que se aprende algo de historia.

Los guías en este viaje son Amaia Quesada e Unai Martínez, que encabezarán las salidas turísticas gracias al Plan de Empleo local. Con ellos se irán descubriendo las actuaciones que ha desarrollado Aranzadi en los últimos años con el apoyo del Ayuntamiento. Por ese motivo la primera parada se realiza en Los Llanos. Allí se pueden observar tres puntos de interés. La pila de maderas muertas es la primera. “En los bosques, el 40% de la madera está muerta. Esto genera microcoecosistemas muy importantes para aves como el pico picapinos o reptiles como la lagartija roquera, el escarabajo...”, explica Quesada al grupo de visitantes. “Desde Europa se incentiva la creación de estos espacios por las ventajas que genera al medio ambiente”, apunta.

La visita continúa escasamente un metro más arriba. Unos terrenos vallados señalan la próxima explicación, también con el sello de Aranzadi. “Nos apoyamos en el material que ha construido Aranzadi a través del Ayuntamiento de Santurtzi para convertir al Serantes en un lugar educativo y explicar tanto las amenazas como las fortalezas que presenta el monte”, aclara la guía en relación a las excursiones.

El vallado protege las charcas de anfibios e insectos acuáticos construidas con el objetivo de mejorar la población de estas especies en Santurtzi. “Los anfibios son indicadores de calidad y necesitan dos medios para vivir, el acuático y el terrestre. Cuando hay presencia de anfibios significa que hay un medio ambiente sano. Cada vez desaparecen más porque los veranos son más secos. Este tipo de espacios ayudan a aumentar exponencialmente el número de anfibios”, explica la guía. En los últimos veinte años se han extinguido 150 especies pero en Santurtzi ya existen la rana verde común, el tritón jaspeado, el sapo común...

Entre los insectos presentes en el Serantes destacan la libélula y el caballito del diablo; dos especies que, según los guías, se confunden a menudo. Las diferencias, en las excursiones guiadas.

Patrimonio

Diversos grupos de escolares ya han comenzado a recibir estas explicaciones de la mano del Ayuntamiento, pero las visitas estarán en marcha hasta final de año, con todo tipo de personas. Por ese motivo, el sendero a seguir en la travesía se escoge en función de los excursionistas y su estado físico. “Intentamos combinar el camino por pista con los atajos por el monte, que es el camino más natural”, explica Martínez. “Pero siempre amoldamos la marcha y el camino en función del grupo”, tranquiliza.

El camino lleva hasta el siguiente punto de interés, el Fuerte. “La visita tiene una importante carga histórica gracias a las construcciones fortificadas que posee, que están todas incluidas en la lista roja del patrimonio”, desvela el guía. El Mazo es una de las primeras construcciones del monte, creado a finales del siglo XIX como defensa ante la amenaza de una guerra con Estados Unidos.

Pero la más conocida en Santurtzi -y visible desde casi cualquier lugar del municipio-, es el Fuerte. Levantado aproximadamente en 1880, se utilizó durante las Guerras Carlistas hasta que el Ayuntamiento marinero se hace con él y en 1962 se convierte en patrimonio municipal. Ahora, se pueden observar los avances en el proyecto del Ayuntamiento de convertir las instalaciones en un centro de interpretación de la naturaleza.

La última estructura reseñable está en lo más alto. Con las mejores vistas. Se trata de La Atalaya, “la más antigua de todas, ya que data de 1868”. “Desde allí se tenía un control total de todo El Abra”, indica.

Las visitas esconden muchos más secretos y leyendas, como las de misteriosas grutas en las que se han encontrado hasta lavadoras. Pero esas, mejor conocerlas in situ.