LA obligación de todas las administraciones es velar por el patrimonio y cuidarlo. De la misma manera que es obligación rescatar del olvido aquellos personajes que, a pesar de su interés, no han sido justamente valorados. Con esta declaración de intenciones abrió ayer el alcalde de Trapagaran, Xabier Cuéllar su alocución durante la presentación de tres pinturas que el Ayuntamiento ha adquirido recientemente a la casa de subastas Ansorena de Madrid relacionadas con el insigne periodista, escritor y pintor, Luis de Castresana.

Se trata de dos cuadros del galardonado escritor nacido en Ugarte en 1925 y un retrato del propio Castresana pintado por Waldo Aguiar. Según explicó el primer edil durante la presentación, “me produce mucha pena cuando voy a reuniones al Ayuntamiento de Ortuella y tienen cuadros de Iker Mugarra, una promesa de la pintura que poco a poco se está labrando una importante carrera artística; o cuando voy a reuniones al Ayuntamiento de Abanto y me encuentro con murales y cuadros excelentes de Bañales, y, sin embargo, aquí en Trapagaran solo tenemos un cuadro de Ismael Fidalgo. Creo que tenemos que cuidar estos pequeños detalles como hemos hecho ahora con estos cuadros”.

Las obras, adquiridas por 1.700 euros, pasarán a formar parte tras la restauración de sus marcos del patrimonio municipal y quedarán expuestas en el Palacio Olaso al alcance de toda la ciudadanía. Luis de Castresana fue un artista que cultivó el periodismo, la literatura y la pintura que nació en el barrio de Ugarte en 1925 y falleció en Bilbao en 1986. Su féretro descansa en una tumba del cementerio de La Arboleda adornada con una estatua del escultor Nestor Basterretxea.

‘El otro árbol de Gernika’ A lo largo de su carrera alternó las tres artes, aunque fue sin lugar a dudas en la escritura donde adquirió una mayor relevancia. Su libro más famoso, El otro árbol de Guenica le convirtió en Premio Nacional de Literatura en 1967. Además de este galardón, obtuvo el Premio Fastenrath de la Real Academia Española por su obra Catalina de Erauso, la monja alférez y fue finalista del Premio Planeta con su libro Retrato de una bruja. Como recoge Jose Luis Robertson en su obra Luis de Castresana, el escritor olvidado, el escritor cursó Humanidades en Bruselas y Amsterdam y ejerció como corresponsal de prensa en varios países europeos.

En 1950 publicó su primera novela Nosotros, los leprosos y en 1964 ganó el Premio Selecciones de Lengua Española por la obra La frontera del hombre. Asimismo, en 1967 recibió el Premio Cervantes por El otro árbol de Guernica, cuya temática gira en torno al drama de los niños vascos evacuados por la Guerra Civil que el mismo vivió ya que en fue evacuado en 1936 y repatriado en 1939.

Pintura En 1973 comenzó a pintar al óleo “y con el óleo me fui enamorando absoluta y totalmente de la pintura, convirtiéndola para siempre en mi otra mitad expresiva”, apuntó el escritor, quien se dedicó a la pintura, especialmente tras el fallecimiento de su mujer, llegando a protagonizar algunas exposiciones en la capital vizcaína. Como señaló José Luis Robertson, el artista trapagarandarra tuvo un acercamiento a la pintura cuando su mujer cayó enferma, “llegando a regalar muchas de aquellas primeras obras a las amigas que acudían a visitarla”. Sin embargo, fue tras la muerte de esta cuando se dedicó con más pasión a esta afición.

Aprovechando la ocasión, el alcalde, que estuvo acompañado también por Ricardo Santamaría, del Centro Trueba, anunció que próximamente se instalará en La Reineta una placa con un artículo periodístico de Luis de Castresana de principios de los años 80 en el que mencionaba como en este barrio de la localidad minera se encontraba el mejor Balcón de Bizkaia en referencia a las excelentes vistas.