Perseverancia y determinación, lo único que necesitas para triunfar". Es la máxima, escrita en letras negras sobre una pared de intenso color rojo, que da la bienvenida a los alumnos del club Tatami4all al entrar en el gimnasio donde aprenden, entrenan y practican senshido yawara, un arte marcial moderno y polivalente creado en 2004 por Álvaro Orellana y que combina boxeo, técnicas de pierna, defensa personal, suelo y manejo de armas.

Y frente a esa pared y a esa emblemática frase, la joven de 27 años de Arrigorriaga, Itsasne Jauregui, se enfundó, el pasado 25 de enero, el cinturón negro de esta exigente disciplina, convirtiéndose así en la primera mujer vizcaina en lograr este importante mérito. "Lo ha conseguido porque no se ha rendido nunca. Y eso es fundamental para alcanzar las metas y objetivos que te propongas", afirma con rotundidad y satisfacción Álvaro Orellana.

Del ballet a las artes marciales

La constancia, esfuerzo y disciplina no es algo nuevo para Itsasne Jauregi. Prácticamente forman parte de su carácter y de su forma de ser puesto que desde los 3 a los 19 años se entregó en cuerpo y alma a la danza. "Requería muchas horas de dedicación para mantener el nivel y ya no me era posible, así que decidí dejarlo", recuerda.

Una vez cerrada esa etapa que define como una de las más bonitas de su vida, se propuso seguir haciendo deporte. "Pero no quería hacer algo tradicional o de moda como el aeróbic o el spining, quería sudar y al mismo tiempo necesitaba marcarme retos y objetivos para sentirme motivada", explica. Después de informarse y barajar distintas opciones le hablaron del senshido yawara. "Decidí probarlo porque siempre me he sentido atraída por el aspecto más inmaterial y filosófico de la vida y las artes marciales inciden en ese aspecto", subraya.

Y la experiencia, poco a poco, le enganchó aunque al principio tuvo que hacer frente a miedos e inseguridades. "Los primeros días estaba muy nerviosa porque nunca había tenido contacto con las artes marciales. Me costó mucho soltarme y sentirme cómoda. Había pasado de la delicadeza del ballet a una disciplina en la que te tienen que pegar y tienes que dar golpes. No fue fácil pero tenía ilusión y ganas. Además soy cabezota y responsable y cuando me decido a hacer algo no lo dejo a las primeras de cambio".

Evolución física y mental

Y desde entonces su trayectoria ha ido in crescendo, no solo a nivel técnico sino también mental. "He evolucionado mucho de cabeza, en la manera de ver las cosas y la vida. Por ejemplo, yo antes era muy rencorosa. La rabia me comía por dentro. Aquí te enseñan a desechar la basura, a ver el pasado como un aprendizaje y no cómo algo que te tenga que afectar. También he aprendido a ser fuerte, a luchar y ser positiva", asegura.

Han pasado siete años desde su inicio en el senshido yawara y su evolución física también ha sido sorprendente. "Aprender las técnicas de piernas fue lo más fácil porque al haber hecho ballet tenía elasticidad y equilibrio. Lo que más me costó fue coger fuerza en los brazos y adaptarme a la postura corporal del boxeo ya que por instinto me ponía erguida", comenta como anécdota.

Tras horas de entrenamiento, Itsasne fue superando todos esas barreras e inconvenientes y puede ahora sentirse orgullosa de haber ido logrando en solo siete años, uno a uno y prueba a prueba, los doce cinturones hasta llegar al negro. "Es algo simbólico pero en artes marciales es lo máximo y cuando lo consigues es un momento muy emotivo y especial", narra.

Y no es para menos. Su preparación en este último año ha sido intensa para poder estar en las mejores condiciones posibles de cara al exigente examen del pasado 25 de enero. "Después de la parte técnica tuve que enfrentarme a ocho asaltos de dos minutos, otros dos de suelo de tres minutos, cinco de saco de tres minutos y cinco de pads o guantes", explica. Hay que superar todos para alcanzar el objetivo "olvidarte del cansancio y llegar hasta el final", precisa. Así lo hizo y según Álvaro Orellana "su examen fue, simplemente, espectacular".

Itsasne Jauregi luce ya el cinturón negro de senshido yawara. Sin duda, se lo ha ganado a pulso. Ahora sus compañeros de gimnasio y de disciplina la saludan con el nombre de sempai (alumno avanzado) algo a lo que aún se está acostumbrando al tiempo que piensa ya en sus nuevos retos y metas. "Ahora me voy a centrar en el jiujitsu o combate en el suelo y en defensa personal". Seguro que demuestra también su tesón.