Bilbao. Bizkaia quiere proteger sus árboles singulares, esos excepcionales ejemplares que destacan por haber sobrevivido al paso de los siglos, su porte o sus dimensiones colosales. Al listado de cinco árboles que ya tienen esa calificación en el territorio, la Diputación ha pedido al Gobierno vasco añadir ahora otros siete más, situados en Mallabia, Turtzioz, Karrantza, Zaratamo y Galdames. Entre ellos se encuentran encinas, robles, olmos y castaños, con una vinculación especial con la historia de Bizkaia.
El departamento foral de Medio Ambiente inició este procedimiento hace un año. En enero del año pasado, envió una carta a todos los ayuntamientos del territorio para que propusieran qué ejemplares estimaban oportuno incluir en el catálogo de árboles singulares de Bizkaia. Se trata de un listado de protección de los elementos naturales que destacan por su rareza o singularidad, y sus características extraordinarias de tamaño, edad, historia, belleza o situación.
El departamento recibió 18 propuestas de declaración, que incluían 40 árboles individuales -25 de especies autóctonas y 15 exóticas- y 14 grupos de árboles o bosquetes.
A lo largo de todo el verano, técnicos del departamento visitaron los árboles propuestos, para clasificarlos en función de sus características. En líneas generales, se tuvieron en cuenta aspectos como la localización de los mismos, su visitabilidad, su emplazamiento respecto a otros elementos relevantes de la biodiversidad, las características físicas, rareza, estado y edad. También se ha valorado de forma importante su historia, ya que se pretende también destacar con esta protección el espacio que la historia del pueblo vasco en general, y de Bizkaia en particular, ha concedido siempre a sus especies arbóreas autóctonas.
Tras ese trabajo de campo, durante octubre y noviembre y tras analizar las características singulares de cada ejemplar, la Diputación ha enviado al Gobierno vasco la propuesta para que declare estos nuevos siete árboles, con lo que el listado quedaría establecido en una docena de ejemplares.
Especies autóctonas
En concreto, y tras haber realizado ese estudio de valoración, se ha propuesto incluir en el catálogo el olmo de Goitia, en Mallabia; los robles trasmochos de Turtzioz y Burbustu, en Zaratamo; las encinas trasmochas de San Esteban, en Galdames, y la plaza de Ahedo, en Karrantza; la encina brava de Fuente Trevilla, también en esta última localidad encartada, y el castaño trasmocho del castañar de Presa, asimismo en Karrantza.
Por ejemplo, en el caso del roble de Burbustu, aunque nadie sabe con certeza su edad real, numerosos estudios y mediciones apuntan a que el ejemplar puede haber cumplido ya los 400 años. A pesar de esta avanzada edad, el ejemplar se mantiene tieso, frondoso y de un verdor especial. Por ello, sus vecinos iniciaron una campaña para que se incluya en este listado de árboles protegidos.
Todos ellos corresponden a especies autóctonas y se encuentran ubicados en ámbitos rurales. Los técnicos del departamento que encabeza Iosu Madariaga han considerado que necesitan una protección especial, debido a sus características excepcionales de situación, belleza, edad, historia o tamaño.
Hasta el momento, en Bizkaia existen un total de árboles que están protegidos como singulares, por sus colosales medidas o su longevidad: las encinas de Garai y Muxika, un roble híbrido en Ar-tzentales y dos tejos en Arimekorta (Zeanuri).
Estos cinco ejemplares de gran valor por su porte, tamaño y belleza, son sometidos a un riguroso seguimiento por parte del departamento de Medio Ambiente, que lleva a cabo podas y limpiezas para sanear el follaje y mejorar su estado. En algunos casos se ha precisado la instalación de caballetes para sujetar algunas ramas de gran tamaño puesto que son ejemplares centenarios cuyas copas han alcanzado dimensiones que a duras penas pueden soportar sus troncos. También se realizan labores para proteger heridas y surcos abiertos en la madera para su optima conservación.