Basauri
Jesús Antonio Ruiz Gandía, más conocido como Toño, vive rodeado de buenos olores desde que era un chaval. No en vano regenta una droguería en la calle Doctores Landa que se ha convertido ya en la tienda más antigua de Basauri. Abierta en 1963, el comercio con más solera del municipio sigue prácticamente como antaño. Mostrador de madera, entrada a la vista al almacén y un sinfín de productos rodeando a su vendedor. Entre todos ellos, destacan los perfumes. Y es que además de los actuales, Toño aún vende remesas de olores que dejaron de producirse hace décadas y que no se encuentran casi en ninguna otra parte. Tales son las rarezas que guarda este local, conocido como la droguería del Ayuntamiento, que Toño recibe llamadas de Getxo, Bakio y otros puntos de Bizkaia solicitando adquirir sus productos.
Giovanna, Diávolo, Moana, Herbíssimo, 1916, You & You, Irium, Añeja, Tess, Exclamación!, Estivalia, Varón Dandi, Dahír o la colonia que utilizaba la chica nueva de la oficina más popular de la televisión de los años ochenta. Sí, esa. La divina Farala también reposa en las estanterías de Droguería Asun esperando comprador. Junto a los perfumes, Toño guarda miles de tesoros que enseña con orgullo. Algunos de ellos, de los que se vendían a peseta como una ración de flores de manzanilla o una cajetilla de dentífrico Jarpe de los laboratorios Brum. También guarda botellas de Perborante, los polvos que usaba la estrella rojiblanca Piru Gainza, fiel cliente suyo, para lavarse los dientes.
A pesar de llevar cuatro décadas despachando en la droguería, Toño no comenzó su vida laboral en esta tienda que abrieron sus padres para que regentara su hermana, de la que cogió el nombre. Los inicios del basauritarra le sitúan a escasos metros de distancia, en una frutería que desapareció cuando el ayuntamiento compró el edificio en la que estaba para tirarlo y que la institución creciera. Explica que "la frutería iba viento en popa. Trabajábamos cuatro personas, así que mis padres abrieron la tienda para cuando mi hermana saliera del colegio la Divina Providencia. Yo de mientras trabajaba con la fruta que traíamos de los mercados de Llodio, Amurrio y Orduña porque antes no existía una infraestructura como Mercabilbao". Rememora como "cuando cumplí 18 años, empezamos a ir a Ronda y Somera a las compras con una furgoneta que conducía yo porque me saqué el carnet con 18. Me costó 1.300 pesetas y lo conseguí en tres días. Aún recuerdo que me hicieron el examen teórico y de discos en Balendin Berriotxoa y el práctico en la calle Cataluña".
En esas andaba cuando el Ayuntamiento compró la casa que tenía al lado y en la que vivió Cesario Urgoiti, párroco de Basauri y después capellán del Athletic. Con la frutería cerrada, se fue a la mili. Cuando regresó, su hermana se casó y decidió dejar un puesto en la tienda que ocupó Toño. Fue en 1967 cuando el comerciante empezó a vender los productos de un gremio totalmente diferente al que él había conocido.
No le importó mucho porque las cosas no le iban mal. Según cuenta su libro de registros, que aún conserva bajo el mostrador, cada día hacía una caja de entre 250 y 300 pesetas de media. Además de hacerse con el trabajo, el droguero se lo ha pasado bien en la tienda. De hecho, a día de hoy sigue siendo el perejil de la calle. No hay nada que pase de lo que no se entere y acto en Basauri al que no vaya. Con los clientes también hizo buenas migas desde el principio. Como vive sobre la tienda, muchas veces ha bajado cuando el negocio estaba cerrado para sacarles de un apuro. Una vez incluso, se vistió y salió a ayudar a un vecino a la una y media de la madrugada. "Creo que tenía una cita porque quería urgentemente un estuche de regalo para mujer con su colonia y sus cosas. Espero que le sirviera", recuerda con cariño el tendero.
Pero lo más curioso que le ha pasado ocurrió cuando una señora, "que estaba perfectamente de la cabeza", entró a la droguería a pedir tres cuartos de hígado. "No se me olvidará nunca, fue divertido", asegura. No obstante, el recuerdo más nítido que guarda tiene relación con un spot de televisión que grabó para productos Helena también hace décadas. "Vino una empresa a visitar varios comercios de Bizkaia buscando uno que diera el perfil que querían. Y al parecer, les gusté yo. Me decían que era muy natural. Así que aquí se presentaron, formando un revuelo terrible en el barrio. Los vecinos pensaban que me había tocado la lotería. Tardamos cinco horas en grabar el anuncio. En él, un entrevistador me preguntaba por los productos que me parecía más interesantes y yo tenía que responder que eran los de Helena, una marca que tenía el detergente que dejaba la ropa más limpia y más blanca", cuenta.
Por aquel entonces, tal y como asegura Toño, los basauritarras olían a Varón Dandi, ellos y a Joya, Maja, Embrujo de Sevilla, Tabú y Maderas de Oriente, ellas. Algunas de estas piezas de coleccionista continúa en los stands de Droguería Asun. Pero lo harán, por poco tiempo, ya que nuestro protagonista quiere jubilarse. Por ello, desde hace meses la tienda está presidida por el cartel que anuncia su "liquidación por cese". "Quiero vender la mercancía pero no me salen compradores que paguen un precio justo. Una señora me quería comprar todo por 500 euros. Pero si eso cuesta una caja de colonias", critica. En este afán también ha tenido la visita de un comerciante de mercadillo que quería adquirir las colonias a dos euros. "No pido mucho pero tampoco voy a malvender todo", dice quien, cuando se jubile, hará que la salsa de la calle Doctores Landa pierda buena parte de su esencia.