Sestao
HAY quien cuenta con gracia en Sestao que los humos de los Altos Hornos de Vizcaya que dominaban la parte baja de la localidad comenzaban en realidad en la populosa calle de la Iberia, más concretamente en la puerta del estanco que primero atendió en la década de los años 60 del pasado siglo y que luego regentó desde 1970, César García Medrano. Cierto es que en la misma calle, cerca del túnel del ferrocarril de cercanías de Renfe, hubo otro estanco, hoy desaparecido, y otro en Rivas que surtía de tabaco también a los obreros, sobre todo de La Naval, pero el estanco de César -junto a la zapatería Ana Mari, reconocida este año con un premio Hemendik- es uno de los comercios más veteranos del municipio con la particularidad de ser un comercio familiar y estar ubicado en el mismo lugar donde abrió la persiana por primera vez.
"No se cuánto harán de caja ahora mis hijos en el estanco pero yo he llegado a facturar más de 250.000 pesetas cada 10 días y eso que solo había farias, celtas y ducados", recuerda este jovial anciano, jubilado desde hace 20 años, que ahora, a sus 86 primaveras, se desvive por su querida Olga Uriarte Vidaurrazaga, sobrina del reconocido pintor Gallo Bidegain, a la que un 'ictus' sufrido hace cinco años no ha logrado mermar las ganas de pintar valiéndose de la mano que quedó afectada por la enfermedad.
"Fíjate y me dices si está guapa o no después de lo que ha tenido que pasar", apunta César García señalando a la mujer con la que tuvo seis descendientes de los que le sobreviven dos hijos, César y Pablo, quienes les han hecho dos veces abuelos, primero con David, 19 años, y luego con Leire de 14.
Llegado a Bizkaia en 1951 con 24 años, tras cumplir el servicio militar, este riojano nacido en la localidad de Briones pero sestaoarra por los cuatro costados es conocido también en esta ribera del río Galindo por su activo compromiso con la parroquia de Santa María de la que la que ha sido sacristán durante 22 años. "Llegué a Sestao en septiembre de 1952 y estuve trabajando casi un año con un albañil de Portugalete que se apellidaba Escudero y al año siguiente entré en la parroquia de Santa María de Sestao y en cuanto me cazaron los curas ya no me dejaron escapar", apunta César, quien lamenta que su querido Sestao ya no es tan "practicante" como lo era entonces. "Esto ha perdido el 50%", resume este hombre sencillo al que casó el mismísimo obispo de Bilbao, el navarro de Otxagabia, Pablo Gurpide.
200 monaguillos
De esta dilatada trayectoria de atención de la escuela cural por la que pasaron más de 200 monaguillos a los que enseñaba latín, César García presume de haber tenido como ayudantes misarios a vecinos conocidos del municipio como el propio pintor Gallo Bidegain, a Pedro Arias Elgueta o a jugadores del Athletic club como Santi Urkiaga, Uriarte o Manolo Sarabia. "Hablando en plata, durante más de veinte años yo llevaba la parroquia tanto en los momentos buenos como las bodas o los bautizos como en los malos con los funerales", reseña el estanquero a quien por su dedicación llegaron a proponer para el cargo de presidente del consejo nacional de Sacristanes.
"Tuve que ir a Ávila y allí el cardenal primado me explicó cuáles serían mis cometidos y al decirme que iba tener que ir de un lado a otro lejos de Sestao le dije que no. Una decisión que me agradeció el párroco quien me dijo: Has hecho lo que debías". Anduvo listo el párroco, máxime teniendo en cuenta que César no solo atendía la escuela cural, junto con otros maestros, sino que se las arreglaba para sacar dinero debajo de las piedras para ayudar a la parroquia.
"Al alcalde de Sestao, uno que le llamaban 'planillos', le pedí que para no tener que ir pidiendo a la gente me dejara un camión y un par de obreros con los que recoger los cartones por todo el municipio. Luego se vendían en Barakaldo y de ahí sacábamos dinero para financiar la parroquia y gratificar a los obreros", recuerda César García Medrano al que su afición por la filatelia le llevó a incorporarse a la Asociación Filatélica de Sestao de la que llegó a ser presidente en la década de 1970 y que desarrolló en esos años una intensa labor difusora con numerosas exposiciones. Del mismo modo, César fue uno de los promotores de la creación del centro cultural y recreativo riojano de Sestao, famoso por sus festivales de jotas, y alma mater de los concursos de chuletas al sarmiento.
Un conjunto de aportaciones sociales, culturales y educativas que no ha pasado desapercibida y que llevó a César García a ser el protagonista del homenaje que anualmente tributan los comerciantes de La Iberia, San Diego y Txabarri a un personaje popular de la zona durante la celebración de las fiestas de San Miguel. Mudo se quedó el estanquero ante el agasajo que le habían preparado los comerciantes y que se redondeó con la actuación del orfeón de Sestao, que preside su hijo homónimo. "Mira, cantar es lo único que nunca he hecho. De pequeño le hice muchas burlas a mi abuelo que era tartamudo y de tanto hacerlas, sin darme cuenta le copié y me costó mucho esfuerzo recuperarme" confiesa este hombre sensible a los padecimientos que esta época de crisis deja entre sus vecinos y que a su juicio tiene en Cáritas un gran apoyo. "Siempre ha estado con el más débil", proclama este vecino de Sestao que se pegaba grandes madrugones para levantar la persiana de su estanco a las cinco de la madrugada, la hora en la que empezaban a pasar los obreros camino de las fábricas. "Yo siempre les decía que el tabaco no era nada bueno", sentencia el estanquero.