Javier Tirado: "Mis amigos dicen que soy un hombre del Renacimiento; hago de todo"
Teatrero y manitas. Así se podría definir a Javier Tirado, un artista completo, nacido en el mismo Santur-tzi, que lleva más de 20 años dando forma a los actores de gomaespuma de la compañía de teatro Gorakada. Su localidad natal le acaba de rendir un homenaje por su carrera
Santurtzi. Pasa horas encerrado en su taller. Dando forma a sus personajes pierde la noción del tiempo. Pero a pesar de eso, Javier Tirado, uno de los responsables de la compañía de teatro Gorakada, confiesa que vive bien. El santurtziarra, nacido en la misma localidad marinera "y no en Cruces" -bromea- lleva cerca de 30 años en su mundo de gomaespuma y látex; el mismo del que sale durante las giras con la compañía para ver a sus creaciones cobrar vida. El miércoles Santur- tzi rindió un homenaje a este artista que se atreve con todo. Su última creación, una exposición con sus marionetas en la Casa Torre.
¿Siempre ha sido muy teatrero?
Soy teatrero. He hecho de todo. Mi faceta principal es construir las marionetas, las conduzco, actúo, dirijo, hago música, me subo al escenario, he hecho publicidad, alguna cosilla en películas....
¿Cine también? No para.
Sí -ríe-, he hecho papeles en algún corto de los que se han presentado al festival de cortos de Santurtzi, Santurzine. Hago de todo. Mis amigos me dicen que soy un hombre del renacimiento precisamente por eso.
Lleva más de 30 años en esto del teatro y las marionetas. Se dice pronto pero...
Sí, es mucho. Llegué a montar hasta una compañía con un compañero mientras estudiábamos, pero luego a él le surgió el amor por una mujer y se acabó. Y fue entonces cuando me llegó la oportunidad de Gorakada. De eso hace ya 21 años y aquí seguimos. Cuando empezamos a hacer teatro hacíamos todo nosotros, como en la vieja escuela. Pero ahora estamos abriendo un poco más el abanico y ya trabajamos con equipos de entre 10 y 12 personas que nos ayudan con el transporte, el montaje...
¿Qué llegó antes, el actor o el creador de títeres?
Empecé construyendo. Mi primer contacto con los títeres fue ver un espectáculo de la compañía Bihar, en Santurtzi, coincidió con el movimiento de objetor de conciencia y hacíamos chapitas con papel maché. Entonces descubrí este material con un amigo y con lo que me sobró hice un títere y ahí arrancó el viaje, porque me gustó tanto... Un amigo de Santurtzi tenía compañía de títeres, se lo llevé y les gustó.
¿Ha sido autodidacta?
Si, sí. He ido aprendiendo técnicas. Lo primero fue el papel maché. Después me pasé a la fibra de vidrio y luego descubrí el látex, en una compañía de Bilbao, donde me explicaron cómo se trabajaba. Al día siguiente, compré látex y me puse a trabajarlo. Ahora me centro mucho en la gomaespuma y el látex.
¿Cuántas habrá hecho en estos años?
¡Uff! No llevo la cuenta. Es muy difícil. Incluso algunos trabajos los tengo ya olvidados. Algún amigo me recordaba que les había hecho hasta loros en gomaespuma para algún disfraz, ¡imagínate! He hecho mucho. La mayoría para Gorakada, pero también para la compañía que monté con un chico de Basauri. Aguantar en este mundo es complicado, ¿no?
Kukubiltxo creo que ha bajado la persiana. Y cuando ves esas cosas, cuando es una compañía puntera en Euskadi, pues solo se te ocurre dar gracias por seguir donde estás y seguir curando. Peleando para hacer espectáculos de calidad.
¿Qué tiene Santurtzi para ser la cuna de tantos artistas?
No lo sé. En la época de mi quinta, entre Zaraza, Escorbuto, Anabel Alonso, Oscar Santos... Yo creo que esa generación coincidió con que había muchas ganas de hacer cosas, en la época de la transición... Pero tengo la sensación de que eso va a renacer. Con el Santurzine he descubierto a personas con mucha proyección.
Hay mucho ambiente cultural en Santurtzi.
Es un municipio con mucha proyección cultural. A nivel personal hay mucha cantera, aunque luego a nivel institucional y subvenciones las cosas están como están. Pero eso es otra cosa.
La localidad acaba de comenzar una nueva edición de su Festival de Teatro, esta vez recuperando el teatro de calle. ¿Qué le parece esta cita?
Recuerdo los primeros años del Serantes, en la época del teatro independiente. El valor que tuvo Santurtzi, de haber cerrado el cine para reformarlo y volver a abrirlo con el festival. Es lo que hace falta, que haya cantera pero que la localidad donde trabajas te lo propicie. Además, el teatro de calle es un reclamo; es volver a los orígenes del teatro. De alguna manera, propicia que los más pequeños conozcan el teatro. Eso es muy bueno. Necesitamos público, pero también relevo.