Treinta años después de afincarse en Deusto, allá en la desembocadura de la calle Heliodoro de la Torre en Botica Vieja, Sagutxu Taberna vivió ayer una nueva resurrección. Lo hizo de manera singular, tal y como corresponde a las aventuras hoteleras que se reviven una y otra vez. Agarrado a la cintura de una rubia checa como Budejovicky (es una cerveza checa de importación de gran predicamento entre los aficionados a la luminosa bebida...), Italo Bertolone, un chileno de ascendencia italiana, coge ahora el timón desde la convicción de que se trata de remar al unísono con la calle. Así, ofrecerá desayunos espantacrisis, es decir, un euro por café y bollo o 1,20 si se sustituye el dulce por una tostada; o pintxos devoradisgustos, a un euro la unidad.
Lo dicho, como si fuese uno de esos chistes de nacionalidades, esta crónica pudiera haber comenzado algo así como "Va una rubia checa del brazo de un italochileno y..." por aquello de la risa floja que entró a los ayer presentes al conocer los precios de la casa. No crean que les hablo de un matahambres cualquiera. Por la barra desfilan suculencias tales como hongos con huevos de cordoniz y foie, pimientos del piquillo relleno de bacalao con salsa de gambas o croquetas de ibéricos con salsa de frambuesa.
Con estos y otros asuntos se refrescaron y alimentaron los ayer presentes en la reapartura. Italo se ha forjado en la cocina del Berton, donde Fernando Eguileor mantiene el listón en todo lo alto, en pleno Kilimanjaro: sabe lo que se hace. Darán fe de lo que les cuento Alex Candina, Luis Fernández, encargado de las presentaciones con la checa, Montse Morao, Onintza García, Erik Butcher, Fernando Andrés Etxenagusia, Andoni Unanue, Miguel Iriondo, Izaskun Dezcold, Iñaki Fernández, Joseba Aurtenetxe, Mikel Bilbao, txistulari de oficio en mil y un avatares de la villa, Inmaculada Gorriti, Eva Larrinaga, José María Izquierdo, Joseba Madariaga, Izaskun Beltrán, María Jesús Salazar, Idoia Sánchez, Carlos Ortega y un buen número de invitados que disfrutaron de la revisión del clásico, bañado en modernidad y el buen gusto de los precios bajos.