Para conservar la salud y cobrarla si se pierde, conviene alargar en todo y en todas maneras el uso del beber vino, por ser, con moderación, el mejor vehículo del alimento y la más eficaz medicina..." De no ser una afamada sentencia de Francisco Quevedo, hombre de letras y afamado bebedor, hubiese firmado bajo ella Manu Martín, un hombre apegado a la cultura del vino. No por nada, ayer, en el día de su 55 cumpleaños, celebraba el primero de vida de la tercera Vinoteca de Manu Martín que se conoce, tras aquella primogénita de la calle Tívoli y la de Juan de Ajuriaguerra. La actual, en Lersundi, sigue la estela.
No tuvo una Marilyn que le cantase a la hora de las velas como el presidente Kennedy, pero la voz de Ana Bejarano, al frente de Cóctel Riders (María Isusi, Fabián Acarregui y Eduardo Lazurtegi a los aparatos. De tocar, se entiende...) estremeció a los presentes. La escucharon de cerca Aitor Elizegi, quien se marchó pronto para volver tras haber asistido a la presentación del vino desalcoholizado de Azti-Tecnalia, un nieto de la vid de 0,8 º) con unas características sensoriales mejoradas respecto a productos similares en el mercado y con probadas propiedades de salud; los bodegueros Abel Mendoza; Luis Valentín y Carmen Enciso que firman Valenciso; Roberto López y Unai Sulibarria; Iñaki Inza, Félix Olave, Maite Lozano, Vicente Reyes, Carlos de la Fuente, Irene Urkijo, Igor Mombielo, Josu Lezama, Silvia Escribano, Itziar Castro, Carlos Ballugera, Eva Schlingmann, Itziar García, Maite Fernández, Arkaitz Zarraga, Óscar Martínez, Roberto López, Pepa Berdugo, Mercedes Prado, Inmaculada Artetxe, Madalen Martín, Marian Tubet, Jaime Fernández, Marta Palacio, Sonia Arévalo, Luis Peñalba, Rocío Hidalgo, Carmela Regúlez, Luisa Santos-Askarza, Jesús Valdivia, Ignacio Escudero y un buen número de amigos de un hombre que no ha cesado en mover el vino de acá para allá, siempre atento a las necesidades y los gustos de la calle y las tabernas.
En la vinonteca ya amarillean las fotos del primer local, treinta años después de comenzar esta aventura del vino con un lema por bandera, el mismo que nació de la imaginación de Gilbert Keith Chesterton, aquel hombre que nos dijo "Bebed porque sois felices, pero nunca porque seáis desgraciados".