Bilbao
LA explanada del Museo Marítimo cuenta con tres nuevos elementos que reflejan el carácter marítimo e industrial que ha desprendido esta zona de la villa a lo largo de su historia. Los responsables de que las antiguas instalaciones de los astilleros Euskalduna rememoren sus orígenes son tres esculturas: Tuercebarras y Remeros, de Jesús Lizaso, y Ulises, de Pedro Chillida. Estas obras permanecerán en este entorno, en principio, durante un año, aunque no se descarta que alguna de las piezas pueda quedarse más tiempo como elemento del paisaje de Abandoibarra.
Las tres obras llegaron ayer pasadas las 11.00 horas. En ese momento, dos camiones llegaban a la explanada del Museo Marítimo con las esculturas en un remolque. Su figura ya empezaba a verse, mientras Jesús Lizaso se acercaba también hasta el lugar para inspeccionar y realizar los trabajos de colocación de sus dos esculturas que, al igual que la de Chillida, han llegado hasta el museo gracias al convenio firmado por la galería bilbaina con Alfarte. "Estas obras no vienen al museo para atraer gente a la galería, porque muchos no saben que la explanada también pertenece a la galería y que, por ejemplo, la grúa Karola, los diques y la sala de bombas son piezas permanente de nuestra exposición", explica Jon Ruigómez, director del Museo Marítimo. De las tres esculturas, la de figura más imponente es Ulises de Pedro Chillida. Sus casi cuatro metros de altura darán un aire muy marino a esta zona y llenarán de arte un lugar que, cada vez acumula más piezas artísticas. "Queremos que se cree un clima marítimo en la zona, que quien nos visite, sienta ya en la zona exterior lo que va a poder encontrar en la segunda parte de nuestra colección, en el interior", desvela Jon Ruigómez. Esta galería está en plena celebración de su décimo aniversario y, por ese motivo, han llegado estas obras hasta sus instalaciones.
A pie de explanada estaba Jesús Lizaso, quien se mostró muy ilusionado de que Tuercebarras y Remeros pasen a formar parte del paisaje de este punto de Bilbao. "Esto es una oportunidad única de que mis obras estén en un espacio tan singular y representativo de Bilbao", señaló el autor baracaldés. Respecto a sus obras, Lizaso aseguró que son trabajos "muy fieles a mis orígenes artísticos y que transmiten mucha fuerza".
Esa fortaleza la traslada al ser humano en Tuercebarras, en esta composición de bronce en la que "el ser humano es capaz de doblar una barra muy grande de hierro". Esta obra hace así un guiño al pasado industrial de esta zona. Por su parte, Remeros es una obra en la que la madera y el bronce dan forma a unos bogadores que están en pleno esfuerzo. "No es una escultura muy evidente, es una obra muy minimalista, se va descubriendo a medida que la vas viendo y creo que va a encajar muy bien aquí", indicó Lizaso.
Asimismo, el artista aseguró que sus dos obras "se van a complementar muy bien con Ulises de Pedro Chillida. Estas tres obras se van a relacionar muy bien y van a dar una gran imagen a la zona". En relación al Tuercebarras y Remeros, no es la primera vez que están ubicadas en lugares al exterior. De hecho, la segunda ha estado hasta ahora en Leioa.
Contenedores Con arte Asimismo, como complemento a estas esculturas, dentro de un mes se pondrán unos contenedores portuarios que estarán personalizados. Los autores de las customizaciones de los containers serán estudiantes de la facultad de Bellas Artes de la UPV/EHU. "Esta iniciativa supone una nueva oportunidad para nosotros, así como para los estudiantes de Bellas Artes. Ellos podrán crear sus obras y que el gran público las vea", señaló el director del Museo Marítimo.
De este modo, hasta octubre, las creaciones de artistas noveles, compartirán escenario con Ulises, Remeros y Tuercebarras, las tres obras que desde ayer hacen compañía y complementan a la roja y alargada figura de Karola, símbolo del Bilbao más marítimo e industrial.