¿Qué tal le va después de todo el lío de las hamburguesas?
Pues la verdad es que muy bien. Mejor que antes.
¿Vende más carne de potro desde entonces?
Sí. Estoy vendiendo un poquito más. Se nota, se nota.
¿A qué cree que se debe ese aumento de ventas?
A que la gente ahora está más informada. Con todo este follón, que lo montaron las grandes superficies, la gente con internet y todos los medios de comunicación que hay, se ha informado y ha visto que la carne de caballo tiene unas grandes propiedades.
¿Usted solo vende carne de caballo?
Sí y algo de pollo. Pero hay que dejar claro que yo vendo carne de potro, no de caballo.
¿Qué diferencia hay?
La carne de potro es a la de ternera como la de caballo a la de vaca. Los potros que cría Ángel Barona en Zalla y que yo vendó aquí, en el puesto, pesan una media de unos 150 kilos y tienen alrededor de ocho meses de vida, dependiendo cómo avance el animal.
¿Es tan buena la carne como dice el decálogo que tiene colgado en la pared?
Sí, para mí, es estupenda. Y no porque lo diga yo, sino los médicos.
¿Los médicos?
Sí. Los médicos nos están ayudando mucho a vender porque cuando la gente se hace análisis siempre le sale algo, colesterol o anemia, y cuando les preguntan lo que comen y responden cerdo o ternera, el médico les anima a comer carne de caballo porque tiene menos grasa, menos proteína y más hierro.
A usted como consumidor, ¿qué le parece la carne de potro?
A mí me parece un poco más insípida, pero en ternura le gana a la ternera, y a la vaca en todo.
¿Cuál es la parte que más le gusta?
Para mi gusto todo es bueno. Quizá me gusta más un filete normal o una falda bien guisada. Pero todo está estupendo.
Los clientes habituales, ¿qué es lo que más le piden?
De todo. Hay que tener en cuenta que yo intento vender todas las partes del animal, de arriba a abajo, porque si no, no hago negocio. También hago hamburguesas y albóndigas, que les encantan a los niños.
Al ser más tierna, ¿tiene mejor aceptación entre los niños?
Sí, pero algunos clientes me comentan que no les dicen que es de caballo porque muchos niños entienden que el caballo es un animal de compañía y les da pena comerlos. Pero es una cuestión de cultura. Aquí nadie se come un perro y en Tailandia se los comen todos los días.
Desde que saltó la polémica, ¿tiene más clientes?
Sí, claro. Aquí ahora viene gente de todos los lugares de Bizkaia, de Amorebieta, de Algorta, de Neguri... y por ahí hay mucho médico bueno que sabe lo que es la carne de caballo.
¿Quien prueba carne de potro, repite?
Esto está clarísimo. El que prueba, repite. Y vuelve porque aprecia la calidad.
¿A qué se debe esa calidad que usted resalta de la carne de caballo?
A que el caballo, cuando pasta, no come cualquier cosa. Selecciona todo lo que toma, hasta el agua. Se suele decir que donde bebe un caballo puede beber una persona. Eso es porque el caballo es muy limpio y sibarita. Y eso luego se nota en la calidad de la carne.
¿Los potros que usted vende dónde se crían?
En Zalla. Allí los tiene Ángel Barona. Y eso es lo que me gusta, que veo lo que comen y cómo se crían. Yo llevo trabajando 16 años en este oficio y ahora estoy contento de trabajar con Barona, porque aquí se vende lo que se cría. No vamos al matadero a comprar en canal. Sé que lo que vendo es de calidad.
¿Cuál es el perfil del cliente que se acerca hasta el puesto?
Viene mucha gente deportista. Yo calculo que el 40% de la gente que viene a comprar es deportista. A los deportistas les gusta estar sanos y comer sano, sin grasa, por eso comen carne de potro.
Hablemos de dinero. ¿Es más cara o más barata que la carne de vacuno?
Es algo más barata. Igual puede bajar dos o tres euros por kilo en comparación con los filetes de ternera normal.
"Vendo más desde el follón porque la gente sabe más sobre la carne de caballo"
"El 40% de la gente que viene a comprar es deportista; a ellos les gusta estar sanos"