Son los nuevos héroes, aquellos por los que se merece brindar. Me refiero a los nuevos licenciados y doctores que ayer celebraron su investidura en la Universidad de Deusto, donde Jaime Oraá sostiene la vara de mando. En el día de santo Tomás de Aquino, patrón de los profesores. No por nada también es conocido como Doctor Angélico, Doctor Común o Doctor Universal. En el tiempo previo al broche clásico del Gaudeamus Igitur aparecieron en escena aquellos que no se han tomado el estudio como una obligación, sino como una oportunidad. Más de 1.150 nuevos licenciados y 46 doctores celebraron el día de las investiduras, un feliz punto y seguido en sus vidas.
Durante esta ceremonia que estuvo dedicada a los licenciados de Teología y a los nuevos doctores, también se realizó la entrega de los Premios UD Fin de Carrera a los mejores alumnos del año y otras distinciones. En el primer caso, los distinguidos por la Facultad de Derecho fueron Marilu Aberasturi y Maider Álvarez; por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas, Carlos Perales, Ayanta García, Amaia Navarro, Alexander Azpitarte y Nerea Pozo; por la Facultad de Psicología y Educación, Esther Belarra, Lucía Oñate y Belén Sánchez; por la Facultad de Teología, María Cristina Pena; por la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Manuel Delclaux, Beatriz Ibarrondo, Maitane Pagola e Iñigo Arrieta; por la Facultad de Ingeniería, José María González, Gorane Esteban, Alain Flecha e Imanol Juaristi,y por el Instituto Superior de Ciencias Religiosas, Rubén Huidobro. Asimismo, la profesora de la Facultad de Derecho María Soledad Gil recibió el Premio Ignacio Ellacuría a la mejor tesis doctoral defendida durante 2011 en Deusto, titulada Entes colectivos y administradores: aproximación a un sistema de responsabilidad penal concurrente, dirigida por José Manuel Gómez.
Bien hubieran hecho todos ellos en acercarse al hotel Domine para celebrarlo a base de buen vino. No por nada en sus salones se celebró la XIV edición del Salón Enolia, donde se descorcharon alrededor de 150 referencias de vino, amén de los aceites Castillo de Canena y Señorío de Relleu que llevó Juan Imaz (sumó a la cesta patés de aceitunas verdes y negras y mermeladas de similares procedencias...) o el queso de oveja Ossau-Yrati que llevó la firma Agour, una delicia que fue considerado el mejor queso del mundo de 2011. Juanan Bilbao fue el hombre encargado de invocar a tanta maravilla en un día de largo recorrido por el que desfilaron Florentino Martínez, cóndor que sobrevuela por Elciego para elaborar su simpar Luberri y otras maravillas; Luis Mari García, Julián Arruabarrena, encargado de sacar a la luz el txakoli de Getaria K5 Argiñano; Sorkunde y Gotzone Longarai; Patxi Rentería, Alfredo Bernáldez, Óscar Priego, Mari Mar Gurrea, Juanma Díez, condotiere del Mugi; Manu Calera, Ander de Aranbalza, el zarambolas de este año, Gontzal Azkoitia, Jesús Fernández Urbina, Roberto Ruiz, Óscar Royuela. María Loizaga, Susana Gil, Ignacio Andreiñua y Corina Bratú, entre otros.
No fueron los únicos que besaron los tintos labios de la uva. Entre los presentes también se encontraban Luis Alonso, Miguel Ángel Caballero, Javier Aranguren, Jorge Canivel, José Pereda, o, lo que es lo mismo, el Rey del Huevo Frito, Ignacio Otalora, Begoña Salvador, Josune Madariaga, Izaskun Mendizabal, Javier Etxebarria y un buen número de gente entregada a la adoración del dios Baco, esa divinidad que inspira a los hombres y mujeres capaces de fabricar hermosos collares para la garganta con esas suculentas perlas que son las uvas.