Bilbao. ¿Esta es una crisis más intensa que la de los ochenta?

Aquella fue tremenda. Mejor no recordar.

Cuando el embajador de Shanghai visitó Bilbao, usted dijo que deberíamos recuperar el ritmo de trabajo de Singapur. Ahora, Mariano Rajoy amplía la jornada laboral de los funcionarios.

Ni soy Rajoy ni soy chino. Hablé de Singapur, no de los chinos, y dije que es una ciudad-estado maravillosa, donde hay una cultura de trabajo importante. Y aquí no podemos perder la cultura de trabajo que han tenido nuestros padres y nuestras abuelas. Y lo que no podemos hacer ahora es lanzarnos al dolce far niente. No. No quiero que trabajemos como los chinos, porque les queda mucho camino por recorrer, mucha prestación social; tienen muchas carencias, y sí, cada vez que he estado en Shanghai, me maravilla lo que trabajan, pero yo no quiero que seamos como los chinos. Lo que quiero es que tengamos una cultura de trabajo importante. Y que sepamos que sin trabajo no se progresa, no hay inversión; sin inversión no hay empleo, y sin empleo estamos jorobados. Pero no quiero ahora que nos rasguemos los ojos, nos pintemos de color amarillo y salgamos a la calle. Los chinos tienen una cultura de trabajo impresionante, pero les falta por recorrer un camino importante en el aspecto social. No quiero que se pierdan los aspectos sociales logrados después de la Segunda Guerra Mundial. No podemos perder ninguno. Pero sí tener cultura de trabajar. Si se tiene que trabajar hasta las seis de la tarde, que se trabaje y no se escaquee.

No trabajar más, sino mejor.

Y algunos tendrán que trabajar más. Depende. Si a las cuatro de la mañana tengo que ir a trabajar, voy. Y hay sábados y domingos que tengo que trabajar. Hay que tener cultura de trabajo.

¿Qué opina usted de las medidas que está tomando Rajoy?

Durísimas. Pero debo reconocer que la situación es durísima. Lo que pasa es que tampoco conozco la alternativa de los sindicatos. La alternativa de Rajoy es amarrar, amarrar y amarrar. Recortar, recortar y recortar. Pero los sindicatos no han presentado alternativa. Llegará un momento en que habrá que invertir, si no esto no sale para adelante. Pero debiendo tanto dinero la pública y privada, no se puede invertir. Porque aquí los privados también deben al exterior, a eso que se llaman los mercados y que no son más que los acreedores del dinero que nos han prestado. Si creen que no les vamos a devolver su dinero nos dejan de dar y nos hundimos.

Plantea una situación verdaderamente trágica.

La situación es trágica y la política de recortes de Rajoy horrorosa. Eso también quiere decir que aquí se ha vivido con unas alegrías impresionantes. Unos más que otros.

En estos momentos, hay muchos recortes para los ciudadanos. ¿Sería un buen ejemplo que los políticos también tuvieran recortes o le parece anecdótico?

Ya nos han bajado el sueldo. En el Gobierno vasco tuve tres congelaciones y en el Ayuntamiento llevo tres o cuatro años con el sueldo congelado, más el 8% que nos bajaron. Podemos hacer, llegados al absurdo, que los políticos no cobren; pero puedo asegurar que entonces el nivel de corrupción subiría de manera exponencial. Porque el político naturalmente es humano, tiene una familia, y si no tiene un sueldo es muy posible que se corrompiera. Fíjese que habiendo sueldos hay corrupción. En la vida hay gente honesta y deshonesta, y el deshonesto va a buscar la riqueza hasta en la lotería.

¿El Ayuntamiento ha pensado en otras medidas de ajuste dado que la situación no parece que mejora a corto plazo?

En el Ayuntamiento ya empezamos a ajustarnos en 2008 y empezamos a tener menos alegrías y a ajustar el gasto de una forma impresionante. También nos ha ayudado el no tener que pagar intereses. Las cosas que hemos inaugurado, las hemos puesto en marcha. Bomberos, Miribilla... Pero también hemos quitado cosas.

Bilbao. Usted ha sido siempre un hombre muy directo y sincero. Pero hay veces que peca de demasiada brusquedad, ¿no le parece?

Sí, soy brusco. Con mi enfermedad y antes. Es una de mis características negativas. Lo entiendo y, a veces, me arrepiento, lo que pasa es que a los 69 años tendría que volver a nacer y ser más maleable para poder cambiar. Tiene sus ventajas y sus grandes inconvenientes. Yo entiendo que soy una persona con muchos defectos.

La Asociación contra el Cáncer le ha dado un premio por ser un enfermo ejemplar. ¿Se considera buen enfermo?

Dice el doctor Sabas que soy muy buen paciente.

¿Le gusta que le mientan?

La mentira piadosa puede tener parte de terapéutica. A mí, en general, quiero que me digan la verdad. Al enfermo hay que tratarle con cariño y delicadeza, diciéndole la verdad, pero sin exagerar en uno u otro sentido. Aunque yo prefiero la verdad, por dura que sea.

Una amiga mía con cáncer no está de acuerdo con que los políticos vayan a trabajar estando enfermos, porque luego al resto de los ciudadanos se les pide lo mismo pero no tienen las mismas condiciones laborales. ¿Qué piensa usted?

Primero, absoluto respeto a la opinión de esta mujer. Pero también es cierto que hay cánceres y cánceres. Unos son gravísimos y otros se intentan cronificar y, a mí, se me ha intentado cronificar. Me ha parecido que, cuando lo he podido conllevar con el trabajo, era bueno para mí trabajar. Y me ha parecido importante hacerlo público porque si no hubiese dado lugar a miles de habladurías dentro y fuera del Ayuntamiento. Y, cada vez que en la evolución de mi enfermedad me vieran más pálido o menos pálido, el comentario sería que el alcalde se está muriendo. Yo a mis electores les voy a decir siempre la verdad. Pero entiendo que otros enfermos no puedan. Y créame que hay momentos que lo he pasado muy mal. En el día a día ha habido momentos que lo he pasado fatal, de verdadero dolor, y es desagradable estar trabajando con dolor e incomodidad. Por eso entiendo a quien no puede trabajar.

¿Cómo lleva el cambio generacional que se ha producido en el Ayuntamiento de Bilbao tras las últimas elecciones? ¿Se siente cómodo con los nuevos concejales?

Los hay de todas las generaciones. Tengo gente de mi quinta y gente muy joven, y creo que es bueno aunar juventud con experiencia. No admito a esos que piensan que todo el mundo tiene que ser joven o viejo. Dependerá de la valía personal. Si no vales, no valdrás ni de joven ni de viejo. Adenauer tenía muchísimos años cuando fue canciller de Alemania y tenemos ejemplos de gente joven buena. Creo que la mezcla es buena y, además, la gente joven tiene que ir preparándose al lado de la gente mayor para ocupar esos puestos en el futuro.

¿Le atrae el mundo de internet?

Sí, está bien. Me molesta el anonimato y las barbaridades que hay que escuchar a veces. Internet es maravilloso, exceptuando los canallas que aprovechan internet para herir, avasallar, vejar, mentir... Hay mucha gente que se ampara en el anonimato para escupir.

¿Lo dice por el último mensaje en Facebook, en el que una mujer ha colgado en los foros su alegría por la muerte de Iñigo Cabacas?

Lo que dice esa mujer no se puede decir, pero tampoco lo de estos días. Se han hecho auténticos elogios de lo que es la barbarie. Aquí, el problema fundamental es que hay una familia destrozada; cada momento del día en que pienso en esa familia, me estremezco. Esclarecer los hechos hay que hacerlo, pero queda todo tapado con la angustia de esa familia.