El duque de Levis, al que no se le conoce vocación empresarial alguna, aseguraba que es más fácil juzgar el ingenio del hombre por sus preguntas que por sus repuestas. Fue un ejercicio de agudeza, puesto que las más grandes ideas, en efecto, han nacido como respuesta a las más importantes preguntas. Así que ayer, cuando Arkaitz Larralde, Javier Pérez, María Gil, Ruth López y Juan José Reza fueron coronados como los creadores del proyecto ganador de la XV Edición del Máster Gecem se hacía necesario mirar bajo la alfombra: ¿qué pregunta sugirió su proyecto? Viendo las líneas maestras del trabajo vencedor, la pregunta debiera formularse más o menos así: ¿cómo puedo simplificar la vida y reducir los riesgos de las personas mayores que viven solas?
Porque la idea vencedora se sustenta en una fórmula de teleasistencia domótica para la tercera edad. El proyecto basa su grandeza en la sencillez, esa cualidad tan rara de ver como un ornitorrinco de paseo por el Gorbea. Se trata de aprovechar los recursos tecnológicos ya existentes hoy en día para evitar que la persona dependiente deba activar alarma alguna en caso de necesidad. Sisdotel-Sistemas Domóticos Teleasistenciales funciona mediante sensores que detectan mil y un parámetros. La idea, larga de explicar en su desarrollo, me recuerda a una sencilla que oí en cierta ocasión a dos ancianos en el parque, dorándose al sol. "Me han puesto mil y un dispositivos en casa para saber que estoy bien y me obligan a llamar cada dos días. Con lo sencillo que hubiese sido controlar todos los grifos de casa. Si no enciendo cualquiera de ellos en tres días es que he muerto. De sed. Estos hijos míos no son muy espabilados...". Su sermón sonó entonces a mis oídos como impecable. Que me corrijan los doctores si no es cierto, pero aquellos hombres estaban bañados de sentido común.
Más allá del ranking y las plusmarcas, la escena de ver a gente con iniciativa y ganas de comerse el mundo gratifica, ahora que dicen que el mundo es tan indigesto. El propio Nazario Oleaga, decano del Colegio de Abogados de Bizkaia en cuyos salones se entregaron los diplomas, alabó la entrega de los participantes en el máster. Han sido quince meses, 500 horas lectivas y otras 100 horas de realización de un proyecto empresarial, tiempo robado a las relaciones personales. "Es de un mérito espectacular", dijo. Ratificaron sus palabras los responsables del máster, promovido por la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Bilbao de la UPV/EHU, que cuenta con el patrocinio de Iberdrola, Diputación Foral de Bizkaia, y que está organizado por los colegios de Economistas y Abogados, Cebek y APD Zona Norte. Entre ellos se encontraban Pablo Díaz de Basurto, director del máster; Carmen Isaba, Juan Luis Agirrezabal, Roberto Puente, Iluminada Aparicio, Leyre Goitia o Gustavo Bosquet entre otros. Junto a ellos, también hicieron acto de presencia otros participantes en este máster como Jon Belaustegigoitia, Sonia Cobo, Jon Menique, Karmele Boadadel Blanco, Lorena Martín, Ander Valdivielso, Maite Chueca, Miguel López, Jokin Monasterio, Ziortza Idirin, Aitor Toyos, David Corral, Begoña Díaz, Gustavo García, Carolina Rogina, Xabier Piñero y Oinatz Gallastegi, todos ellos firmantes de trabajos espectaculares de fin de máster, todos ellos entregados a la causa de prepararse en profundidad para salir a flote en un mundo, les dicen, que hace aguas. Ellos serán, cuando menos, supervivientes del naufragio.
Entre los presentes se movía Itziar Villamandos dispuesta a que la correa de transmisión funcionase con la de un coche recién comprado. Testigos de todo fueron Rafael Martínez Santamaría, Miguel Calcedo, Néstor Eriz, Ai-tzol Asla, Asier Goikoetxea, Josune Codrón, Javier Piñero, Yolanda López, Amaia Piñero, Olvido del Blanco, Esther Ceruelo, Pilar y Olga Ezquerra, Jon Aspiazu, Javier López, Bernar de la Osa, Jaime Pérez y un puñado de familia y amigos.