Se encienden las luces y comienza el espectáculo. Llega el Cirque Amar en su máxima expresión con su obra Surprise, que la compañía gala presentará desde hoy y hasta el próximo día 15 en la explanada de Botica Vieja. Detrás de ese gesto que simboliza el comienzo de un espectáculo en el que la fantasía y las habilidades de camellos, elefantes o tigres hacen las delicias del público, hay muchísimo trabajo previo. DEIA fue ayer testigo de ello. "Inspeccionamos el lugar donde vamos a poner nuestras instalaciones entre seis meses y un año antes de ir al lugar en cuestión", asegura Roberto Prin, responsable del Cirque Amar. Pero la verdadera prueba de fuego llega el día en que la compañía traslada sus bártulos hasta el lugar en el que darán su espectáculo. "Es el día más duro, hay mucho trabajo por delante y son muchas horas", comenta Roberto, quien pone imagen a la octava generación de la familia Prin dedicada al circo. Así las cosas, el montaje de la gran caravana de este circo, considerado el mejor de Francia, comenzó ayer a las 08.00 horas.

Lo primero es organizar la colocación de todas y cada una de las caravanas y de los 40 camiones que llevan el material del Cirque Amar, entre la que se encuentra una escuela para los 20 niños que viven en la compañía. "Este circo es como una pequeña ciudad, tenemos hasta una escuela de Primaria". Y todo ello se traduce en metros y metros de cable que hay que colocar. Una vez organizado todo, llega el turno de los animales. "Ellos son nuestra prioridad. Sus instalaciones son lo primero que hay que montar para que descansen lo máximo posible", explica Roberto. Por ello, un equipo de 50 personas trabajando en grupos se aplica sin contemplaciones al montaje de los establos para caballos, llamas, dromedarios... Y también en el montaje de la entrada del circo. "Somos como los ejércitos, cada uno trabajamos en una cosa concreta", comenta entre risas Prin.

Trabajo que discurre sin prisa, pero sin pausa al ritmo del tracatreo constante de los martillos neumáticos que horadan el suelo y los martillos que ensamblan piezas. Mientras caballos y demás animales esperan a la construcción de sus casas, los tigres ya vienen con ella incorporada y permanecen relajados ajenos a todo el movimiento que hay a su alrededor.

la carpa, lo más difícil "Lo más difícil de todo el montaje es la carpa central, es mucho trabajo poner las gradas etc.", señala Roberto. Por esa misma razón, se deja para el final, van adecuando y mejorando el entorno al epicentro del espectáculo para que la creación de la gran carpa sea más sencilla y ordenada. Un orden en el que se cuela furtiva la lluvia que no abandona en ningún momento al medio centenar de operarios: "Con este tiempo es muy difícil trabajar", reconoce Roberto.

De hecho, a causa de las inclemencias meteorológicas, el proceso de montaje se va a dilatar más de lo previsto. "Pensábamos acabar a las 20.00 horas, pero acabaremos a las 01.00 horas", reconoce Roberto. La compañía de la lluvia ha hecho difícil la instalación de la caravana circense en un lugar "muy bueno y céntrico".

El trabajo de los operarios va dando sus frutos y el aroma circense va invadiendo Botica Vieja. Los cuatro pilares básicos de lo que será la carpa principal adquieren protagonismo entre todo el ajetreo de la puesta a punto del circo. Mientras tanto, los establos para los animales ya acogen a sus inquilinos, ellos cubiertos por carpas rojiblancas -cómo no- no se mojan con la lluvia, mientras los operarios se afanan en dar forma al escenario donde desde hoy a las 19.30 horas, tendrá lugar el espectáculo. El montaje finaliza alrededor de las 1.00 horas, quince horas más tarde de cuando empezó. "En el circo no contamos las horas que trabajamos, porque el circo es una manera de vivir", sentencia Roberto.

Horas de trabajo invisible, que el gran público no percibe pero que son totalmente necesarias para que su magia llegue a todos los rincones.