Ellos son los inocentes que han de cambiar el mundo. Al menos ese es el deseo -¡venga esa moneda al pozo o ese cerrar lo ojos al paso de una estrella fugaz!- al que aspirar tras lo vivido ayer en el Salón Árabe del Ayuntamiento de Bilbao. Allí se congregaron alrededor de 150 niños en la cuerda floja, en riesgo de exclusión. La vida no les quiere y ellos no quieren esta vida.
Para cambiársela en lo que pueda se creo CaixaProinfancia, el programa de atención y promoción de la infancia en situación de pobreza y vulnerabilidad social de la Obra Social La Caixa. La mano tendida que se lanza para su rescate ya ha llegado a 2820 niños solo en Bilbao, una cifra que duele como un puñetazo en el estómago. Aquí entre nosotros, que nos creíamos a salvo al otro lado de la empalizada, también habita el lobo de la desesperación.
El viejo Daniel Defoe, autor del inmortal Robinson Crusoe, nos dejó, antes de morir, una frase que explica lo que hoy ocurre aún, cuatro siglos después de pronunciarla. "Todo nuestro descontento por aquello de lo que carecemos procede de nuestra falta de gratitud por lo que tenemos", dijo el escritor inglés. Sus palabras retumban en la conciencia, viéndoles a ellos, a los desamparados más pequeños que han participado en el primer concurso Construyendo Valores, organizado por la mencionada Obra Social La Caixa. El certamen había invitado a los más pequeños a plasmar sus propuestas "de forma libre y creativa para que, partiendo de su propia experiencia, tengan la oportunidad de expresarse y de actuar de un modo responsable y consecuente con los valores que contribuyen a construir una sociedad más equitativa". He ahí todo un reto, que debía plasmarse en las modalidades de cuento, dibujo, fotografía y proyectos de intervención. Lo que contaron no tiene desperdicio...
Así lo entendió el jurado que ayer hizo entrega de los premios de la mano de Eduardo Maiz, concejal de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao; José Manuel Bilbao, delegado de La Caixa en el País Vasco; Mikel Ruiz, presidente de Cáritas Diocesana de Bilbao y Arantza Gutiérrez, miembro de Gazteleku y coordinadora del programa CaixaProinfancia en Bilbao. Más allá de las distinciones, fue todo un espectáculo ver a los niños, arriba y abajo, por todo el Ayuntamiento antes de que llegasen al Salón Árabe. Allí recogieron los galardones Lanuta Dumitru, Juncal García, Jing Jing Xu, Eder Gil Dos Santos, Maikel Markony, Zahia Gutiérrez, Isabel Gómez y Argentina Castro Valiente, recogieron las distinciones que les acreditan como pequeños de acusada sensibilidad. Testigo de todo ello fueron Ana Bustamante, encargada de llevar las riendas del certamen, Ana Paula Valle; las concejalas Beatriz Marcos e Inés Pascual o voluntarias como María Hoz, Beatriz Mata y Aintzane Iglesias; Fernando Aldamiz-Echevarría, Juan Carlos Aranguren, Nekane Purroy, Izaskun Zelaieta, Cristina Marañón, Elisa Ortega, María Isabel Aranguren y una legión de asistentes que vivieron una tarde mágica, donde se cubrió un primer deseo: regalos y merienda, algo insólito para muchos de ellos.