El dramaturgo William Shakespeare, en boca de Julio César, daba con la palabra exacta para definir el gen que hace brotar la flor de los intrépidos empresarios. Aquel emperador que merodeada en la imaginación del literato recordaba cómo "hay una marea en los asuntos de los hombres que, aprovechada en la pleamar, conduce a la fortuna; y, desaprovechada, les arrastrará por bajíos y miserias durante toda la travesía de su vida..."

En esas aguas turbulentas han navegado, a lo largo de su vida, los protagonistas de esta historia, los hombres que ayer se coronaron en la XX edición de la Noche de la Empresa Vasca, organizada por la Fundación Empresa Vasca y Sociedad/Gizarte eta Euskal Enpresa Fundazioa, con Javier Miranda al frente. Antes de la ceremonia de entrega, guiada por la voz cantante de Ana Urrutia, el director general del Sabadell Guipuzcoano, entidad que patrocina la distinción, Pedro Sánchez, lanzó al aire palabras de recuerdo para José María Aguirre, quien fuera presidente del Banco Guipuzcoano, recientemente fallecido. Un guiño.

Hubo luego elogios para Jorge Sendagorta -el galardón lo recogió su hijo Andrés...- como mejor empresario del año: para la innovación empresarial de la CAF (Andrés Aizkorreta recogió los parabienes...), para Gestamp Automoción, empresa acreedora del Made in Euskadi, con Francisco López al frente y para Guardian Glass España, cuya makila de honor recogió Jean Luc Morabito mientras Joan Llonch, Bernabé Unda, Carlos Agirre, Javier Ormazabal, Joseba Jayo, Asis Canales, Alvaro Videgain; el presidente de Confebask, Miguel Ángel Lujua, Ramón Urizar, Diana Sánchez, Joseba Jaureguizar, Orkatz Orrantia, Susana Urkijo, Gorka Elosegi, Jesús Galindo, Ángel Gamboa, Jorge y Manu Sendagorta, Itziar López Armentia, Nair Oleagordia, Aitor Cobanera o Alfonso Menoyo, entre otros, aplaudían con justicia.