Cuatro son los pilares en los que se sustenta la actividad de la Residencia Calzada de Gernika-Lumo: la Junta de Patronato, la Comunidad de las Hijas de la Caridad, el personal laboral y el personal voluntario. Sin embargo, cada uno de ellos posee un importante valor que podría ser, en sí mismo, el pilar más importante y que hace que cada una de las actuaciones en la residencia de ancianos más querida por los gernikarras posea un plus que le hace mejor que otros servicios de este tipo: el voluntariado.
El asilo Calzada fue fundado en el año 1892 por Don Adolfo de Urioste y Viteri siguiendo las disposiciones testamentarias de Don Juan Calzada. Pese a comenzar su andadura como asilo, después pasó a ser hospital y ahora la residencia mantiene el espíritu con el que se puso en marcha, el de atender, prioritariamente, a los más necesitados y sin recursos suficientes, por eso los gernikarras lo sienten como algo suyo.
La institución ha sido siempre atendida por las Hijas de la Caridad, que conforma uno de esos pilares. En la actualidad solo dos de la decena de monjas que residen en el recinto trabajan de manera remunerada, aunque ello no alcance a compensar todo lo que ofrecen en su dedicación plena a esta función social. Tanto ellas como el resto de Hermanas se dedican a la atención, las labores de la casa o la alimentación de residentes, siempre con el cariño que ellas saben dar.
"Gernika-Lumo jamás va a lograr pagar el trabajo que han realizado aquí las Hijas de la Caridad durante más de un siglo", señala un miembro de la Fundación de la Residencia. De hecho, lo que más les diferencia del resto es la atención "personalizada, y manteniendo el respeto a la persona, que las religiosas han logrado inculcar al resto de trabajadores", aseguran.
"Calidad y calidez". De esta manera definen los responsables de la residencia la atención que ofrecen los empleados del centro. Ellos componen otro de los pilares, también remunerado, aunque tampoco lo suficiente para recompensar su atención, tanto por su cariño como por las horas que ofrecen de manera extraordinaria para incrementar su ayuda a una institución que para ellos es mucho más que un puesto de trabajo.
Al frente de esta empresa se encuentra la Junta del Patronato, siempre presidida por el alcalde de Gernika-Lumo en cada momento, y compuesta por varias personas voluntarias que ejercen de presidentes ejecutivos, delegados generales y vocales, además de responsables de las comisiones económica, jurídica, calidad y prevención, obras y equipamiento o cultura y comunicación. "Esta composición se debe a que es una fundación, cuya dirección queda en manos de la gente del pueblo", explican sus responsables.
Junto a todos ellos, el pilar que más claramente refleja la labor altruista es el del voluntariado exterior. Son medio centenar las personas que habitualmente acuden al centro a realizar labores de ayuda y acompañamiento a los residentes en las más diversas actividades, tanto de necesidades como de entretenimiento. Son gente del pueblo que realiza labores de dentista, pintura o callista, acompaña en paseos, juegos de cartas o conversaciones, o entretiene con actuaciones de coros, grupos de baile o de teatro.
Cuatro pilares definidos, por lo tanto, para un proyecto centenario cuya argamasa la componen el cariño y la atención voluntaria.