Hablar de Aitor Aurrekoetxea es hablar, inevitablemente, de talos. Este joven ganadero y agricultor de Mungia lleva años recorriendo Bizkaia de punta a punta, de feria en feria, con su txosna, preparando y sirviendo las tradicionales tortas de harina de maíz. Hoy día, Aitor ha logrado consolidar su negocio basado en productos procedentes del cerdo y en la venta de talo. Además, concentra en Mungia y Arrieta sus instalaciones agrícolas y ganaderas. Y todo esto ha sido fruto del trabajo y de su pasión por todo lo que tiene que ver con el mundo del baserri. "He convertido mi hobby en mi vida profesional", asegura Aitor, que también es de sobra conocido por su paso por los realitys televisivos Basetxea y Granjero busca esposa.
Este mungiarra apuntala su labor en productos tradicionales, que forman parte de la cultura popular gastronómica del País Vasco desde antaño. Pero su cabeza inquieta, siempre está maquinando para aportar a su negocio un punto diferenciador. Así, por ejemplo, Aitor ofrece ahora en su txosna talo apto para celiacos, un talo que garantiza que carece absolutamente de contaminación por trazas de gluten. Esta idea nació a raíz de que Aitor comenzara a hacerse pruebas al surgirle una intolerancia a la lactosa. "Empecé a preocuparme y a concienciarme por el tema de las intolerancias alimentarias, y vi que había un vacío para los celiacos", explica. "Ellos cuando salen por ahí no pueden comer ni un kebab, ni una hamburguesa... El trigo está en todas partes", añade. "Antes llevábamos nuestro maíz a moler a otros sitios; pero hace tres años montamos tres molinos propios en Mungia", destaca. De este modo, este mungiarra se propuso adaptar estas instalaciones para que la harina de maíz que se moliera fuera apta para celiacos. Así, Aitor certifica y garantiza con analíticas que en su molino se muele exclusivamente maíz, a diferencia de otros en los que también se trabaja con otros cereales como el trigo. Pero ahora va a dar un paso más, ya que quiere hacer en estas instalaciones unos retoques con el fin de obtener un registro sanitario que le permita recibir la certificación de la FACE, la Federación de Asociaciones de Celiacos de España, con la que está en contacto.
Esta iniciativa es un proyecto más dentro de la larga trayectoria de Aitor en esta profesión. "Siempre me ha gustado la agricultura. Cuando era chaval, me gustaba salir de clase e ir corriendo al caserío", narra. Así que, después de terminar en el instituto, inició sus estudios en la Escuela Agraria de Derio, a pesar de que sus padres se opusieron. "Los padres quieren que sus hijos estudien para ser abogados o economistas. Cuando una persona ha tenido en casa vacas, no quiere que sus hijos las tengan, por puro instinto de protección", afirma. "Para mí, dar ese paso fue muy duro: el tener que discutir con los que son mis ídolos, mis padres", reconoce. Hoy, años y esfuerzo después, el aita de Aitor está contento y orgulloso de su hijo.
en huelga de hambre Aitor comenzó su andadura criando cerdos en un caserío de Zamudio hasta que fue avanzando en su objetivo por abarcar prácticamente todo el proceso de elaboración de sus productos. "Siempre he defendido mi producto", afirma. Una defensa y un tesón que le llevaron en 2007 incluso a declararse en huelga de hambre frente al Ayuntamiento de Arrieta para obtener unas licencias y poder establecer su granja de cerdos. Estuvo ocho días en huelga hasta que tuvieron que ingresarlo. Pero eso sí: consiguió la licencia.
Hoy día reparte sus explotaciones entre Mungia y Arrieta, y ya está sembrando el germen para un nuevo proyecto. "Nos gustaría criar cerdos en semilibertad, lo cual supondría una reducción de costes en el mantenimiento", explica. Así que Aitor está ahora gestionando los permisos para esta iniciativa. "El tema de la gestión de permisos es de los trabajos más duros de los agricultores", se duele.
La cuestión es que este mungiarra lleva de feria en feria el fruto de su trabajo, y la gente disfruta paladeando sus sabrosos y humeantes talos. Aitor lamenta que algunos productores y elaboradores hayan disparado los precios de estas tortas de maíz. "El talo se ha convertido en producto de elite, está a unos precios abismales. Estamos matando la gallina de los huevos de oro", afirma. "Yo no subo los precios desde 2001. Nuestra apuesta es vender más para mantener los precios", añade.
y llegó la tele Es imposible hablar de la trayectoria de Aitor Aurrekoetxea sin hacer mención a su faceta televisiva. Se inició en el mundo de los realitys concursando en el programa Basetxea, en ETB. Y después tomó parte en la primera edición de Granjero busca esposa, en Cuatro. Los responsables del programa buscaban concursantes e hicieron un mailing que llegó hasta la Escuela Agraria de Derio. Allí les proporcionaron el contacto de Aitor y este se animó y pasó los casting. "Cuando me presenté no iba a por esposa. Pensé que si aparece, aparece...", afirma. Y apareció. Aitor conoció a Ana, una de las concursantes que se disputaban el amor del granjero. Esta joven gallega se trasladó a vivir a Mungia. "Lo dejó todo y se vino. Estuvo aquí dos años, pero las distancias son difíciles y era complicado dejar su familia, sus amigos...", destaca. La relación terminó, pero Aitor habla con cariño de aquella época en la que Ana le acompañaba a las ferias. "La gente nos reconocía y se alegraba de vernos juntos", narra.
Aitor sigue firme y decidido en su labor como agricultor y ganadero, una profesión que exige mucho. "Es un tema que es complicado si no es vocacional. Yo trabajo diez o doce horas al día y siete días a la semana", concluye.