La vaca y el león
Una apuesta deportiva entre un hincha del Athletic y otro de la Real Sociedad traslada de Laudio al centro de Donostia la escultura de un bovino rojiblanco
LAUDIO-DONOSTIA. pocas veces una apuesta ha dado más de sí. Un simple choteo en forma de pique desencadenó en uno de los desembarcos más surrealistas de las fuerzas vivas rojiblancas en el corazón del reino guipuzcoano. La contundente respuesta del seguidor rojiblanco a una afrenta txuri urdin fue llevar a Donostia una vaca bañada en los colores del Athletic. Las miradas de sorpresa ayer de los viandantes donostiarras se sucedían ante tamaña visión en plena vía pública de la capital.
El desafío arrancó hace cinco meses, cuando un directivo de una empresa guipuzcoana ultrajó la figura de la vaca rojiblanca, santo y seña del restaurante Palacio Anuncibai, de Laudio. Una bufanda txuriurdin en el lomo del animal, acompañada de la profecía eternamente incumplida del descenso del Athletic, precipitó los acontecimientos. "Acostumbraos a jugar a las doce, que es el horario de Segunda División", retaba Iñaki Izurrategi.
La afrenta fue insufrible para Javier de Miguel, dueño del local y embajador eterno del Athletic con su irrenunciable pin en la americana. Como respuesta, prometió entonces vengarse con una "sonada sorpresa". Iñaki contraatacaba con la amenaza de una comida por todo lo alto que debía pagar en caso de incumplimiento de contrato.
El reto se gestó en secreto con el encargo de una réplica de la vaca rojiblanca que reposa en el jardín del restaurante. La figura mostraba con arte el espíritu de vanguardia del nuevo Bilbao con colores rumbosos en forma de lunares para complementar las tradicionales rayas que adornaban las partes traseras. El reto fue secundado por los responsables de la empresa de bienes de equipo Gomategui, clientes de la compañía guipuzcoana.
Entre ellos figuraba Iñaki Gento, pariente lejano del mito madridista, que exhibía una inequívoca pasión rojiblanca. "Soy del Athletic hasta la médula", expresaba. De hecho, hizo todo lo posible por llegar a tiempo a la cita tras un viaje comercial a Suiza. "Esta apuesta es mejor que la victoria en un derbi, porque la ganamos nosotros", destacaba ayer antes del gran reto.
La comitiva inició el desafío en la muga con Araba, base de operaciones del restaurante. El desembarco se fraguaba en uno de los centros neurálgicos de Bizkaia, en la misma orilla del Nervión. El grupo cargó la colorista escultura en volandas para introducirla al milímetro en el interior de una furgoneta.
La dificultad de la maniobra elevó la tensión del momento con el suspense de una posible caída flotando en el ambiente. El forcejeo entre los improvisados transportistas suponía la principal amenaza del reto. "Tira por aquí que se va a hacer", recomendaba uno de los participantes. La expectación se dejaba sentir desde ese momento con los curiosos apostados en las ventanas del edificio.
Mal tiempo aciago El mal tiempo suavizó el impacto del desafío porque se renunció al destino programado, la playa de La Concha, para preservar la escultura de la lluvia. "Hasta que no vea la vaca, no me lo creo", terciaba Iñaki. Al de un rato se repetían las maniobras de descarga ante una lluvia de curiosos que inmortalizaba el momento con instantáneas de móvil. De hecho, la vaca aspira a convertirse en una celebridad con su incursión por YouTube.
"La verdad es que no creía que lo hicieran, aunque algunos compañeros del trabajo me preguntaron si sabía dónde me metía", señalaba Iñaki. Lo cierto es que la parte guipuzcoana mantuvo la dignidad en el pago de la apuesta. "El dinero no es problema, es un acto de hermanamiento muy bonito", señalaba. De hecho, las espadas se mantuvieron en alto durante el transcurso de la cita porque el recibimiento tuvo lugar en un santuario txuri urdin, el txoko del restaurante Erribera, con imágenes de Arkonada y De Pedro como testigos mudos de la afrenta. La revancha queda para el próximo derbi.