Bilbao. Leire Ibáñez es risueña, tiene don de gentes y organiza bodas. Antes se dedicaba al mundo de la publicidad y la comunicación. Ahora, se comunica de otra manera con las nerviosas parejas de novios que sueñan con una boda perfecta. Lleva un año al frente de la empresa 20 Eventos, dedicada precisamente a eso, organizar eventos de todo tipo: bodas, bautizos civiles, cumpleaños... "Aún nos queda mucho que aprender de los organizadores de bodas americanos, nos llevan ventaja", reconoce. Asegura que "con dinero" es capaz de conseguir cualquier cosa. En su primera visita a Expobodas, que se celebra este fin de semana en el Bilbao Exhibition Centre (BEC) de Barakaldo, pretende "aprender de otros expositores y crear convenios de colaboración" con otras empresas.

¿Recurre mucha gente a las organizadoras de bodas?

Por ahora, cada vez hay más gente que se anima, sobre todo personas que residen fuera y que se quieren casar en Euskadi. Necesitan que alguien les gestione su boda y necesitan a alguien que tome decisiones. Ellos también forman parte de esa organización, pero tú les allanas el camino.

¿Qué es lo que más éxito tiene?

La función de oficiante de bodas. Cada vez es más común que los novios busquen lugares alternativos para celebrar la boda: un jardín, la playa, el caserío de sus aitites... Esta opción te permite hacer bodas mucho más personalizadas, más dedicadas a la pareja y eso tienen mucho éxito.

Estas ceremonias no tienen validez, claro.

No. Primero tienen que casarse en un ayuntamiento o juzgado. Pero esta opción te permite que no tengas que mover a un concejal fuera del consistorio. Además, las bodas quedan mucho más personalizadas. Al final nosotros nos reunimos con la pareja para conocerles, decir detalles de ellos.

Una boda a la carta.

Eso es.

Pero aún parece que contar con un organizador de estos eventos es algo excéntrico.

Algo snob. Sí, hay muchas personas que piensan así pero nada más lejos de la realidad. Hasta nosotros se acercan novios de todo tipo, de todos los perfiles.

Es algo muy americano.

Totalmente americano. Allí es muy común la figura del organizador de bodas. Hay todo un mercado especializado en eso. Es otro mundo. Nos llevan ventaja.

¿Tanto se diferencia de lo que se hace aquí, de nuestras bodas?

En América la gente busca montar algo que impacte visualmente. Alquilan jardines, parques, castillos... Aquí nos preocupamos más por la comida. La obsesión en Euskadi es pensar ¿habrán comido bien? Siempre queremos que nuestra boda se convierta en la que mejor han comido.

¿Los organizadores de bodas lo pueden conseguir todo?

Con dinero sí. Hace poco hemos organizado el cumpleaños de una persona muy importante y ¡no te haces una idea de las cosas que hemos hecho! Nos movemos muchos para hacer que todos los deseos de nuestras parejas se hagan realidad.

¿Cuál es el 'número' estrella'?

Últimamente está de moda el ritual de la vela. Gusta mucho.

¿El ritual de la vela? Cuente, cuente.

Consiste en que el marido y la mujer llevan una vela cada uno con las que les pedimos que enciendan otra juntos. Simboliza su unión, su matrimonio. Mientras tanto se lee un texto que habla sobre el camino que empiezan juntos, lo que van a compartir... Todo el mundo se queda muy sorprendido con ceremonias de este tipo.

El pasado año las bodas civiles superaron a las religiosas, ¿esto ha hecho que se dispare la demanda de los organizadores de bodas?

En cierta medida sí. Ahora todo el mundo busca una boda diferente. Y lidiar con los restaurantes, sobre todo, es más complicado. Están adecuándose a la nueva realidad pero les cuesta más. Para solucionar ese tipo de problemas y el día de la boda no tener que preocuparse de nada y tener la tranquilidad de que todo va a salir bien recurren a nosotros.

¿Encarece mucho el presupuesto recurrir a este tipo de servicios?

Depende.

¿De qué?

De las horas que se metan, del volumen de trabajo que nos vaya a suponer, de si tenemos que estar presentes el día de la boda... Pero es un gasto asumible.

Es la primera vez que está en Expobodas...

Sí, la verdad es que espero poder dar a conocer mi empresa y aumentar el volumen de trabajo. Además, tengo la sensación de que en Bilbao la gente gasta más dinero en estos eventos. Ya se sabe, de Bilbao... (Risas).

Es una oportunidad, además, para crear convenios de colaboración entre empresas del sector.

Si, de esos ya hay algunos. Al haber tantos especialistas en bodas es fácil aprender unos de otros y hacer contactos para posibles trabajos conjuntos.