URDILIZ. Juan Olea, toda una institución en Urduliz, se despidió como alcalde el pasado mes de mayo, tras toda una vida en el Ayuntamiento. A punto de cumplir 71 años, el exalcalde vive una etapa dulce junto a su familia porque ahora, por fin, puede dormir "a pierna suelta" y solo pide "un poco de salud para disfrutar de la vida" desde su atalaya, el caserío Artetas, donde nació, y desde donde asiste a la evolución de su municipio. Al conocer la noticia del galardón que le hará entrega DEIA, y con la humildad que le caracteriza, reconoció que "me hace mucha ilusión porque el hecho de que se acuerden de uno ya quiere decir mucho".
¿Recuerda cómo empezó todo, su actividad como alcalde?
En realidad, a mí no me interesaba mucho ser alcalde porque estaba a gusto trabajando en Mecánica La Peña; viajaba mucho y tenía un trabajo activo, pero me convencieron y me convencí a mí mismo de que solo serían dos legislaturas, pero al final, han sido unas cuantas más.
¿Los viajes le aportarían contrastes?
Vi sobre todo mucha miseria, pero hay que ver de todo.
Supongo que ejercer entonces como alcalde no tendría nada que ver con lo que se hace ahora…
La filosofía es la misma, solo que las primeras legislaturas fueron muy duras porque había muy poco dinero, sobre todo la primera, en la que tampoco había de dónde sacar el dinero. Después, poco a poco, ya empezamos a recibir ayuda de la Diputación y todo se fue normalizando o pareciéndose a lo que ocurre hoy.
Pero las últimas legislaturas no habrán sido tampoco nada fáciles.
Pues todo lo contrario, ya que mi último ejercicio fue el mejor.
Parece chocante, es el de la crisis.
Sí, tuvimos un poco de suerte porque supimos aprovechar el Plan Territorial Parcial, PTP, que aprobó la Diputación y le sacamos rendimiento para la población con nuevos servicios.
¿Cuántos habitantes tenía Urduliz cuando usted llegó al Ayuntamiento?
Dos mil y pico. Tampoco ha aumentado mucho la población. Ahora está creciendo más y se incrementará más con la construcción del nuevo hospital para 2013.
Sigue atento a todo lo que pasa en su localidad, casi en primera línea.
Sí, desde mi caserío, tengo una vista privilegiada, pero ahora ya no estoy involucrado de la misma forma. He recuperado mi vida familiar y muchas horas de sueño. Ahora, por fin, puedo dormir a pierna suelta, cosa que nunca pude hacer mientras fui alcalde.
Bueno, es hasta comprensible. Hizo muchas cosas mientras estuvo como alcalde: la kultur etxea, la haurreskola, ¿de qué servicio está más orgulloso?
Del Ayuntamiento y de la Casa de Cultura, que ahora permite que los estudiantes se queden a estudiar en el municipio.
La clase política da mucha importancia a las casas consistoriales, pero, ¿de verdad cree que los valoran los vecinos? Lo pueden considerar un gasto superfluo.
Hombre, comparado con lo que había antes. Ahora, sin embargo, las instalaciones municipales son mucho más cómodas. Da gusto hacer ahora cualquier gestión y no nos costó mucho dinero.
¿Alguna historia que le haya costado un disgusto?
Muchas, sobre todo cuando me venía gente del pueblo y no les podía dar lo que pedían. Me dolía especialmente porque había gente que pensaba que les satisfacía por capricho personal. Hubo veces, que después, al día siguiente, salía a la calle y ni me miraban mal. Eso me fastidiaba mucho porque no podía hacer nada.
En un pueblo tan pequeño, me imagino que la privacidad es escasa.
Sí, apenas existe porque si no te pillan en el Ayuntamiento, lo hacen en el bar. En una ocasión, estando recién operado, un vecino vino incluso a buscarme a casa, así que cuando no me venían con buenos modales, los menos, no me quedaba otro remedio que dar algún corte.
También habrá tenido momentos agradables.
Sí, muchos porque como hemos sacado tantos proyectos adelante, la gente me felicitaba. Eso era muy confortante.
¿Cuál cree que ha sido la clave de su larga permanencia al frente del Ayuntamiento?
Fundamentalmente el trato dispensado en general. Nos hemos llevado muy bien con la oposición, no hemos tenido secretos, hemos tenido bien informados a todos, me ha tocado moverme mucho para sacar dinero, la gente lo ha visto y lo ha valorado.