Bilbao. Recién terminada la temporada, ¿cómo ha ido el verano?

Afortunadamente, ha ido bien. Aunque ha habido bastante actividad, pese al mal tiempo...

¿Mucho trabajo?

Sí, ha habido bastantes asistencias y rescates. Un año muy similar a cualquier otro con buen tiempo. Lo que ha ocurrido es que los días que ha hecho bueno, la gente ha acudido en masa a la playa. Un verano con buen tiempo estable, la gente se dosifica sus días de playa. Algunos días hemos estado desbordados.

¿Difícil para los socorristas?

Ha sido un verano normal; ni especialmente difícil ni fácil. Sencillo no ha sido, precisamente.

Pero ha habido menos asistencias, pese a que ha habido más gente en la playa. ¿Estamos más concienciados?

No, todavía hace falta que la gente respete más las indicaciones. Siempre lo hacemos por su seguridad.

¿Cuáles son las actuaciones más comunes?

Heridas y traumatismos. Luego van las picaduras y los rescates.

Se han disparado las picaduras de medusa. ¿Les han traído de cabeza?

Sobre todo, las comunes. Han llegado en tandas: a principios de verano llegaron carabelas y ahora, al final, las comunes. Y han sido estas las que han hecho estragos; aunque las lesiones son más pequeñas y menos dolorosas, han picado a muchísima gente. Aunque no ha sido algo escandaloso (solo hemos tenido que activar el plan de emergencia unas horas en la playa de Bakio) ha sido el año con más afectados por medusa de los seis últimos.

¿Varía mucho el trabajo de un socorrista de una playa a otra?

Sí, no tiene nada que ver. Aunque su formación y su equipamiento es similar, ninguna playa es comparable a otra.

¿Por ejemplo?

Las más peligrosas son La Arena, Barinatxe, Arrietara, Bakio, Laga, Laida y Karraspio. Son las que más actividad registran.

¿Por las corrientes?

Sí, porque están más abiertas al mar. Son playas en las que influye mucho la meteorología y el estado del mar. Y, por supuesto, porque son de las más concurridas.

¿Ha cambiado el trabajo de los socorristas?

Ahora tienen una formación mayor, más técnica, que hace unos años. Y más medios: más quads, motos de agua...

¿Cuál es su principal cometido actualmente?

Nuestro mayor trabajo es la prevención: evitar que haya riesgos. El 70% de nuestro trabajo es prevenir; solo el resto son actuaciones.

Y la gente, ¿responde?

No siempre... Es lo que más nos cuesta.

Un trabajo que va más allá de una simple cura o un rescate.

Es también una labor de concienciación, para evitar que se vea envuelto en situaciones de riesgo.