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Las seis opciones urbanísticas de Bilbao

El Ayuntamiento trabaja en el desarrollo de seis áreas que inicien la segunda transformación de la villa La falta de superficie en la capital obliga a reinventar espacios obsoletos o ganados a la ciudad

Las seis opciones urbanísticas de Bilbao

BILBAO. Van a ser las seis patas sobre las que se apoye la segunda transformación urbana de Bilbao. Algunas ya se han iniciado, como Zorrotzaurre o San Mamés, otras se están pergeñando en estos momentos, como Punta Zorrotza, y la mayoría tienen todavía trabajo por delante, como Elorrieta, los terrenos de la nueva estación de Abando o Bolueta. Tras casi cerrar la primera evolución, de ciudad industrial a urbe de servicios, la capital ya dibuja las líneas de su desarrollo para el siglo XXI marcadas por dos handicaps. La ausencia de terrenos por donde expandirse, (las laderas de los montes son intocables) y la necesidad de integrar los barrios con un equilibrio adecuado entre competitividad económica, cohesión social y calidad medioambiental.

Elorrieta a largo plazo

La perla por descubrir

Solo los ojos de los urbanistas podían detectar una zona de futuro donde no parece que la haya. Es el caso de Elorrieta, el último barrio de Bilbao por la margen derecha de la ría que delimita con el municipio de Erandio, y que ocupa un total de 130.000 m2 de superficie. Una primera rehabilitación de esta zona se ejecutó con el derribo de la conocida como casa larga y la construcción de nuevos edificios de viviendas pegados a la vía del metro que surge desde la entrañas de San Ignacio.

Pero esta pastilla esconde muchas más oportunidades urbanísticas. Es la última parte del frente fluvial bilbaino y su superficie está ocupada mayoritariamente por dos instalaciones municipales, las cocheras de Bilbobus y el parque de estacionamiento de los camiones del servicio de limpieza de la ciudad. A pesar de su carácter periférico, no parece que el emplazamiento de estas dos instalaciones sea el más adecuado, sobre todo teniendo en cuenta su ubicación frente al cauce fluvial. En esta zona también se levantan varios pabellones industriales susceptibles de buscarles nuevas ubicaciones. Por ello, desde el Ayuntamiento se piensa en la transformación de Elorrieta como una continuación natural de la trama urbana de San Ignacio y de la intervención de Zorrotzaurre por la margen derecha del todavía Canal de Deusto. Una actuación que aún tendrá recorrido en el tiempo hasta que no se dé una solución a la salida de Elorrieta del estacionamiento y talleres de Bilbobus y las dependencias del servicio de limpieza. De todas formas, una vez hallada una nueva ubicación para estos servicios, el desarrollo de Elorrieta puede ser rápido debido a que las instalaciones se ubican en parcelas planas sin mucha construcción y donde será fácil actuar desde un punto de vista urbanístico.

Zorrotzaurre el futuro es hoy

Un concepto nuevo de ciudad

Es la apuesta inmediata, de hecho, esta operación urbanística, que actúa sobre casi 840.000 m2 de superficie, ya ha iniciado sus primeras actuaciones con el derribo de pabellones obsoletos, la práctica conclusión de Plan Especial Urbanístico del área y la intervención en las viejas viviendas de Zorrotzaurre, que se mantendrán en la futura isla. Después de Abandoibarra, la aún península es la última gran zona de oportunidad por varias razones. Su degradación industrial y declive urbano implicaba una intervención inmediata. Además, su cercanía al área central del Ensanche y Deusto, junto al hecho de estar en medio del eje estratégico de la ría, ponen en valor su reconversión.

Y lo pensado para Zorrotzaurre la convierte en la bisagra entre la primera y la segunda transformación. El hecho de poder hacer casi tabla rasa va a facilitar crear un espacio que compartirá varios usos como son las viviendas, el ocio y actividades generadoras de empleo. Esta mezcla de ciudad es precisamente lo que le confiere ese carácter de ser el final del primer empujón de cambio urbano y el principio del siguiente. Y todo ello sin olvidar la historia de esta pastilla alargada. Se mantendrán todos los pequeños bloques de vivienda y algunos de los pabellones industriales que serán reformados para nuevos usos de empresas relacionadas con la moda, el arte o las nuevas tecnologías. La implantación de una extensión del Parque Tecnológico de Zamudio es otro de los elementos innovadores en el desarrollo futuro de una lengua de tierra que se convertirá en isla. Una apertura del canal no solo necesaria para ganar más lámina de agua, sino también para conseguir mejorar la hidraulicidad de la ría y disminuir los riesgos de inundaciones. Zorro-tzaurre se convertirá en la isla de Bilbao, un mini Manhattan con carácter singular.

Punta Zorrotza Mix sereno

La continuidad necesaria

Son 316.000 m2 de terrenos industriales y portuarios cuyo punto final de obsolescencia lo constituyó el pasado año el cierre del matadero de Bilbao. A partir de ahí, el Ayuntamiento se ha puesto a reflexionar para buscar soluciones urbanísticas de otra área que se asoma a la ría y de cuyos muelles saldrá en breve la actividad de la Autoridad Portuaria. La cercanía de Zorrotzaurre y sus características históricas similares van a obligar a diseñar un dibujo de nueva ciudad que continúe con lo previsto para la futura isla. Por ello, los solares que se van a generar son oportunos para la instalación sobre todo de nuevas empresas, combinándolas con algunos bloques de viviendas y manteniendo algunas huellas industriales que constituyen un patrimonio que no se puede perder. Ejemplos son los molinos vascos, los talleres de Zorrotza o el puente de hierro, obra del afamado ingeniero Pablo Alzola. El Ayuntamiento trabaja con los vecinos en tres alternativas de dibujo con una horquilla de viviendas que van desde las 2.094 a 3.042, manteniendo siempre 65.000 metros cuadrados de zona verde y parcelas para empresas que oscilan entre los 147.000 y 192.000 m2 de superficie total. ¡Ah! y por supuesto con el soterramiento de la vía del tren de Cercanías de Renfe, la barrera que separa el barrio de la ría.

Estación de Abando sin vías

En el corazón de la villa

Por su centralidad en la capital, por lo que va a suponer de eliminación de barrera urbanística y social y, finalmente, porque va a permitir la llegada del Tren de Alta Velocidad, la operación de cirugía urbanística que se va a efectuar sobre la parcela ferroviaria de Abando marcará la actividad de la ciudad durante la próxima década y media. El soterramiento de la playa de vías que se observa desde el puente de Cantalojas y la cubrición de la trinchera ferroviaria que sube paralela a la calle Zabala ganarán para la ciudad un terreno de 85.000 m2 de superficie que para sí quisieran muchas ciudades del tamaño de Bilbao.

La gran barrera que constituyen las instalaciones ferroviarias entre el Ensanche y la zona de San Francisco y Bilbao La Vieja es la asignatura pendiente de la villa. Las previsiones de Madrid es enterrar todo el entramado de vías y andenes para ganar un espacio urbano en superficie que fusionará las dos zonas bilbainas separadas históricamente. Romper este obstáculo permitirá engarzar los barrios marginales en el centro de la villa facilitando también así a la vez su regeneración social y humana.

Y en este gran nexo se habilitarán espacios abiertos para la ciudad, con presencia de viviendas y algunos edificios para oficinas, algo imposible de imaginar ahora en el Ensanche de la villa, y a pocos metros del principal nudo de transportes del norte de la península. Una intermodal con todos los modos ferroviarios presentes en Bizkaia pero también con una central de autobuses subterránea que albergará conexiones locales, territoriales y estatales.

La operación se completa con la sutura de la trinchera ferroviaria que permitirá abrir caminos para la transformación y rehabilitación de las zonas degradadas de San Francisco. Una fórmula será dar opción a nuevas actividades relacionadas con el arte, restauración, artesanía o iniciativas creativas, algunas de las cuales ya están presentes en forma de germen de futuro. De momento, lo único que se conoce de este gran proyecto es un dibujo básico a la espera de que el ministerio de Fomento, responsable de los trabajos, muestre el diseño definitivo de la mano del Ayuntamiento.

Basurto-San Mamés-Olabeaga

Área inteligente y deportiva

Los expertos consideran que la intervención ya arrancada en torno al área de San Mamés, Basurto y Olabeaga posibilitará a la ciudad contar con otro centro vital. Algunas de las piezas de este puzzle que tiene a la Universidad y al deporte como ejes centrales ya se está construyendo, como la nueva sede de la Escuela de Ingenieros Industriales y de Minas o el estadio de fútbol, San Mamés Barria. Otras comenzarán en breve como el derribo de los viejos cuarteles de Garellano para albergar un nueva manzana de rascacielos o la demolición del scalextric de Sabino Arana, una vez entren en servicio los nuevos accesos viarios desde la autopista. La universidad tiene previsto más centros, como la nueva facultad de Medicina al lado del centro sanitario, que se convertirá en hospital clínico, y el Ayuntamiento quiere buscar una solución que remate el final de la Gran Vía y acabe con el pegote urbanístico que significa el edificio de Tráfico. Olabeaga también se beneficiará con el aplazado soterramiento del trazado ferroviario y la conservación de su tipismo ribereño. En total, 420.000 m2 de superficie entre el Sagrado Corazón, el final de Olabeaga y la pastilla de Garellano, sin incluir el hospital y el edificio de la sede de Hacienda.

Bolueta zona residencial

En torno a la parada de metro

En el extremo este de la ciudad, la zona aledaña al río Nervión, se ubica otra área que históricamente estuvo ligada a las industrias y fundiciones y que quiere despuntar como la conexión de los barrios altos de Santutxu y Txurdinaga con el cauce fluvial. Es la pieza más pequeña del puzzle urbanístico del Bilbao futuro, apenas 100.000 m2 por lo que las opciones son escasas, aunque tiene un as en la manga. La presencia de una estación del metro y otra de EuskoTren en el mismo punto. Por ello se ha apostado desde un principio por generar un barrio residencial. El propósito municipal ya está plasmado en el papel desde hace años con una urbanización de rascacielos que se refleja sobre el río en forma de siete calles, emulando a las antiguas del Casco Viejo. Problemas continuados han impedido arrancar una operación que será financiada desde el Gobierno vasco. Pero no todo serán viviendas. Se van a aprovechar algunos de los contenedores industriales existentes de forma que se integren al resto del tejido urbano para extender la trilogía que está marcando las actuaciones de regeneración urbanística del Consistorio. Tres ideas que se basan en la competitividad de las actividades económicas y comerciales que se asienten o mantengan, en la cohesión social de toda la parcela y en la calidad ambiental del conjunto. En este sentido, su cercanía al río obligará a los diseñadores a levantar literalmente la zona residencial para evitar los efectos de las avenidas y se tendrá en cuenta que durante los próximos años se va a construir una nueva autovía por la zona que servirá para cerrar el recorrido de la Variante Este.