Borja, Endika, Aiskander, Urtzi, Markel R., Aimar, Iker S., Uxue, Sheila, Unai, Asier, Markel S., Rubén, Iker M, Koldo y Lander. Son los nombres de los quince laudioarras, de entre 13 y 16 años, que el pasado fin de semana vivieron, disfrutaron y sufrieron la aventura de recorrer una travesía montañera de más de 50 kilómetros que les llevó a alcanzar las cimas del Anboto, Gorbeia y el pico Untzueta.
Fue el reto final de su participación en el programa Oxigeno Euskarari promovido por el Área de Euskera de la Administración local y por la asociación de guías Mendiak eta Herriak. Las actividades han estado dirigidas desde el inicio por el ochomilista de la localidad, Julen Reketa, y los monitores Ibon Guinea y Leire Urretxo, equipo de expertos reforzado en las salidas de varios días con la presencia de los guías Jon Dieguez, Keni Soto y Aitor Curiel.
"A través de esta iniciativa se pretende, por un lado, normalizar la utilización del euskara fuera del horario escolar y en un medio en el que los jóvenes normalmente se comunican en castellano. Todo ello en contacto directo con nuestra geografía para que así puedan conocer la diversidad paisajística de nuestras montañas, además de las riquezas lingüísticas y culturales que poseen los diferentes lugares que hemos visitado", explica Reketa.
Aventura y aprendizaje Durante los dos últimos cursos escolares, el grupo de jóvenes mendizales que se animó a participar en la experiencia piloto ha realizado casi una veintena de salidas por diferentes cumbres y entornos naturales de Euskal Herria como Txindoki, Toloño, Gorbea, Joar, Garobel, Aralar o Aizkorri y ha recibido también formación específica en temas como alimentación e hidratación, escalada, botánica, orientación o cocina.
Toda una aventura vital que culminó el lunes con un merecido recibimiento, primero en la kultur etxea del barrio de Areta y después en la Herriko Plaza de Laudio. "La idea surgió del Departamento de Euskera y nos pareció muy oportuno que se sintieran arropados por sus familiares y amigos. Estos chavales han dado un gran ejemplo de esfuerzo e implicación que es de justicia valorar y reconocer", resaltaron Julen y Leire a su llegada a la kultur etxea.
Y no es para menos teniendo en cuenta las duras condiciones a las que se han tenido que enfrentar y sobreponer durante la travesía del pasado fin de semana. "Han sido tres jornadas muy complicadas por la ola de calor, pero todo ha salido fenomenal. Hemos estado muy pendientes de la hidratación y no ha habido ningún problema. Han sufrido mucho pero tenían mucha ilusión por subir al Anboto y al Gorbea, y lo han conseguido".
Fue el broche de oro a dos años intensos en los que los jóvenes protagonistas han aprendido, según relataron, cuestiones como "medir las fuerzas y seguir el ritmo del más lento porque lo importante es el grupo" a trabajar y realizar labores "en equipo sobre todo cuando hemos participado en acampadas" o a conocer y respetar más "el monte y el entorno natural".
Parecen cosas lógicas y normales pero hoy en día no lo son tanto. "Esta sociedad y, sobre todo las nuevas generaciones, son cada vez más urbanitas y programas como éste son necesarios como disculpa para salir y acercarse a la naturaleza", asegura Reketa. "Además, para algunos ha sido su primera experiencia de varios días de autonomía e independencia de sus padres y han aprendido a convivir", apuntó Leire.