EXISTEN numerosas supersticiones en torno a las cigüeñas. Se dice de ellas que traen salud y buena suerte. Además de atribuírseles la importante tarea de traer a los bebés al mundo. Pero hay más. También se interpreta su vuelo de tal manera que, si van a la derecha habrá buena suerte, y si hacen al contrario, es un mal presagio. Y muchos creen que en una casa donde anidan cigüeñas habrá felicidad y estará preservada de incendios. En Amorebieta, al parecer, no están de acuerdo con esta afirmación. Por eso, guardas forestales trasladaron ayer a una familia de cigüeñas que nuevamente había asentado su nido en lo alto de una antena de telefonía, ubicada en el centro del municipio.
Los expertos querían que las aves anidaran en una zona más adecuada, como las plataformas instaladas en el parque Ixerango. Así que prepararon la mudanza. "Por problemas con los radio-enlaces, para prevenir riesgos y respetar temas sanitarios, las cigüeñas debían ser trasladadas a otro lugar", explicó Ángel Ortiz, gestor de mantenimiento de Telefónica Móviles
El traslado se realizó siguiendo las pautas establecidas para estos casos. Así, agentes forestales de la Diputación Foral de Bizkaia ascendieron a lo alto de la antena de telefonía móvil, con la ayuda de arneses, cuerdas, cintas y todas las medidas de seguridad pertinentes. Pocos minutos antes de hacer cumbre, la madre de las crías abandonó el nido, dejando a las indefensas criaturas, incapaces de volar, solas. En ese momento, los guardas forestales aprovecharon la situación para rescatar a las tres crías guardándolas en un cesto.
El siguiente objetivo era que la cigüeña madre no perdiera de vista a sus crías, para poder reencontrarse con ellas. Afortunadamente, la distancia existente desde la antena de telefonía y el parque Ixerango era reducida y las aves pronto empezaron a volar cerca de los expertos. Objetivo conseguido. "Vamos a esperar un poco más para que nos vean perfectamente y sepan dónde estará su nueva casa", explicó Ignacio García, técnico forestal de la Diputación.
Ya en el parque Ixerango, y con la seguridad de que ningún ave se había despistado durante el traslado, quedaba la última fase: asentar a los pequeños en su nuevo nido. Con la ayuda de una grúa, los agentes forestales terminaron con éxito su misión. El resto, ya no dependía de ellos, era la madre la que tenía que acudir en busca de sus crías al nuevo hogar. "El año pasado los adultos tardaron hasta la noche en venir, este año esperemos que lo hagan para la tarde", matizó García.
A la espera de la madre Para llevar a cabo estos cambios de asentamiento, las crías deben de tener 30 o 40 días y alcanzar el tamaño suficiente para poder termorregularse por sí mismas, para que en caso de que se diera algún problema, pudieran aguantar bien un día o dos sin comer. "Nosotros, por si acaso, siempre les dejamos comida en el nido para que aguanten hasta que su madre les localice", explicaron. En los casos que el cambio de asentamiento no se realiza satisfactoriamente y la madre no regresara, los expertos vuelven a recoger a las crías para trasladarlas al Centro de Fauna Silvestre de Gorliz.
En 2009, el Ayuntamiento de Amorebieta-Etxano instaló varios soportes para el posible anidamiento de las cigüeñas en el parque de Ixerango y en Jauregibarria, con el objetivo de que las aves tuvieran un lugar más adecuado para vivir y posibilitar el asentamiento de otros ejemplares en el municipio. "Es un atractivo para el pueblo, además si crían aquí no generan ningún problema", zanjó García.